Vamos con Tony
*¿Has dejado de creer en "los reyes magos" o crees todavía?
-¿Cómo no voy a creer, si yo mismo fui Rey Melchor en la Cabalgata de Málaga? Lo conté hace tiempo en La Dama, así que sólo copio la última parte, que es la más bonita.
" Lo que recuerdo perfectamente es una anécdota que sucedió al terminar, en una recepción que dimos a no sé quién. Nos sentamos cada uno en un trono y los niños se iban colocando en fila, unos en la de Baltasar, otros en la de Gaspar, y otros en la de Melchor, es decir, en la mía. Pues resulta que ví a un padre que acompañaba a una niña de 6 años o así en mi fila, y resulta también que ese padre era amigo mío desde la infancia, así que me dije "ésta es la mía". Cuando llegó la pequeñaja, le empecé a hablar de su familia con tanta seguridad como si desde Oriente hubiera estado viendo todos sus entresijos domésticos con un catalejo mágico: "Dale un beso a la abuela Susana, y al tío Rafa, cuando vuelva de las misiones en África cuidale muy bien, y no te pelees con tu primita Ana, y al tío Ricardo, el cirujano, bla, bla, bla...". Pues eso, creo que esa niña seguirá creyendo en los Reyes Magos hasta que cumpla los 40 al menos". Creo que nunca voy a volver a conseguir un espectador tan convencido de que la magia existe.
*¿Has dejado de creer en "los reyes magos" o crees todavía?
-¿Cómo no voy a creer, si yo mismo fui Rey Melchor en la Cabalgata de Málaga? Lo conté hace tiempo en La Dama, así que sólo copio la última parte, que es la más bonita.
" Lo que recuerdo perfectamente es una anécdota que sucedió al terminar, en una recepción que dimos a no sé quién. Nos sentamos cada uno en un trono y los niños se iban colocando en fila, unos en la de Baltasar, otros en la de Gaspar, y otros en la de Melchor, es decir, en la mía. Pues resulta que ví a un padre que acompañaba a una niña de 6 años o así en mi fila, y resulta también que ese padre era amigo mío desde la infancia, así que me dije "ésta es la mía". Cuando llegó la pequeñaja, le empecé a hablar de su familia con tanta seguridad como si desde Oriente hubiera estado viendo todos sus entresijos domésticos con un catalejo mágico: "Dale un beso a la abuela Susana, y al tío Rafa, cuando vuelva de las misiones en África cuidale muy bien, y no te pelees con tu primita Ana, y al tío Ricardo, el cirujano, bla, bla, bla...". Pues eso, creo que esa niña seguirá creyendo en los Reyes Magos hasta que cumpla los 40 al menos". Creo que nunca voy a volver a conseguir un espectador tan convencido de que la magia existe.