Me he quedado dos minutos con la boca abierta porque no sabía nada -parece que desde hacía un mes estaba ingresado, según he leído ahora por ahí-. Es curioso que este movimiento involuntario de abrir la boca por una noticia inesperada sea el mismo que cuando presenciamos un buen juego de magia, como los que Gabi hacía. La diferencia está en que en este caso, junto con el asombro, el alma siente tristeza, y en el otro alegría. Aquí hay fealdad y en el otro belleza. Aquí te vacías, y en el otro te llenas.
Gabi no solo ha marcado para siempre la Magia sino también a cada uno de nosotros. Arturo de Ascanio nos enseñó que la magia se podía pensar y el idioma para hacerlo, y luego vino Gabi y nos enseñó a pensar.
Mi oración por el alma de Gabi, para que esta pérdida que vemos por este lado, por el otro se convierta en ganancia infinita y para siempre. Es lo que le pasa a una carta cuando se la gira, que se deja de ver su pinta y se ve el dorso, pero quien piense que la pinta ha desaparecido es que no sabe nada, porque está por el otro lado, basta con caminar unos pasos y mirar la carta por detrás de quien la ha vuelto en su mano hacia sí.
Acógelo en tu seno, Señor, y que San Juan Bosco y María Auxiliadora le lleven de la mano a ese lugar donde estaremos toda la eternidad hablando de magia y actuando, y donde las únicas bocas que se abrirán serán para lanzar un OH, o para cantar alabando a Dios.
Mejor que decir que descanse en paz, digo que no descanse ni un segundo sino que disfrute en paz en el Cielo Gabi Pareras. Varita rota y recompuesta.