Cosas que no tienen relación directa con nuestro arte, off-topic
#136833 por PUK
26 Jul 2010, 21:39
El inspector Margueriteu empezo a leer las notas..
"Historia de siete naranjas y qué fué de mi" de Andrew Mortimer.
Andrew afirmaba que todo había sido una ilusión. Ni bombas, ni explosiones ni muertos. Un cálculo perfecto del efecto-causa, minuciosamente elaborado por el mejor ilusionista de todos los tiempos. Mortimer engaño al mundo y ahora salía a la luz la verdad de esa noche. El mayor truco de todos los tiempos para poder fugarse con la mujer de Pierre, su ex prometida.
¿Fué una Hipnosis colectiva?.
¿Arceneau creo el pato hipnotizador?.
#136836 por Alkantara
26 Jul 2010, 23:04
He aquí el verdadero problema, se dijo Margarito -así lo llamaban ahora en Cadiz- ¿quién pagó el pato?
#136852 por Ignoto
27 Jul 2010, 12:55
Pero...¡No!
¡Fue una abducción masiva!
Todo ello organizado por la CIA con el único fin de molestar al noble, pacífico y comedido presidente vitalicio de Pomporronia. Su excelencia el camarada presidente Pugo Pávez.

(Si esto no es surrealismo puro, que venga D. Salvador Dalí y decida).
#136856 por rubiales
27 Jul 2010, 14:02
Pugo Pávez era un presidente cuyo cerebro tenía un increible parecido a... mejor vean esta ilustración sacada del archivo forense de Pomporronia.

Imagen
#136988 por Alkantara
01 Ago 2010, 09:43
Lectura veraniega recomendada producto de las mentes calenturientas de alguno foreros

“HISTORIA DE SIETE NARANJAS Y QUE FUE DE MI” por A.M.

Año 1820, Andrew Mortimer se dirigía a su pequeña sala de espectáculos Théâtre Diabolo de la rue Rivoli cerca de la Bastilla del viejo París. Andrew saludó a Marie la vendedora de frutas que siempre le seleccionaba las naranjas para su rutina, con un bonjour Marie, Marie con sus mofletes sonrosados y su nariz respingona le respondía ¡¡mágicos días mesie Mortimer!!, al tiempo que el mago le sacaba una flor de papel de su oreja flor que Marie con una dulce sonrisa dejaba en el canalillo de su escote...
Marie era una señora ya entrada en años, aunque todavía de buen ver y con cierto aire señorial. Desde que murió su marido Antoine, vivía sola regentando una de las fruterías más populares de la zona. Un moño recogido, piel blanca y unos suaves ojos azules destilaban el encanto que a todas las edades tienen las parisinas. Esta rozagante y simpática frutera había asistido a alguna representación de Monsieur Andrew, aunque la verdad es que siempre con un poco de reparo, pues le daban cierto miedo o respeto los autómatas.
Andrew continuó caminando. Silbaba una canción que había escuchado la semana pasada, en los festejos por el 14 de Julio. Estaba inusualmente contento, tanto que hasta se atrevió a piropear a dos damiselas que pasaban por su lado -él era hombre jovial pero guardaba las formalidades, punto que se permitió transgredir en esta ocasión-. ¿Pero qué asunto se traía entre manos que le floreaba el humor de aquella manera?
O, al menos, eso pensaban sus convecinos.
Pues Andrew, a pesar de su aparente bonhomía, odiaba secretamente a Pierre, el alcalde de barrio pues, años atrás, se casó con su cortejada de entonces.
Llevaba ya siete largos años esperando que Pierre acudiera al teatro a ver su función. Y ese día, tomaría cumplida venganza de su imaginaria afrenta.
Lo más curioso es que en estos siete años de espera siempre compraba el mismo número de naranjas... siete.
Siete son los pecados, siete las maravillas del mundo, siete los días de la semana.
Y la última vez que hablo con Monsieur Pierre siete años atrás le dijo:
- Recuerde Pierre que un gato solo tiene siete vidas.
Siete vidas, solo siete vidas. Esa noche Andrew sabía que Pierre vendría al estreno de su espectáculo "Noche de gatos", y lo sabía por Justine la vieja taquillera del Diábolo, había reservado ocho entradas para el, su mujer y su comitiva. Hoy seria la noche soñada durante tantos años. No amigos lectores, no, no haría la bala atrapada entre los dientes y por un accidente mataría al alcalde, no, no, no, sería muy obvio que esto sucediera, Andrew no era una persona violenta , era una persona sutil, y la idea que tenía haría palidecer a los grandes creadores de todas las artes, sería su grán venganza pero también su triunfo, que lo pasaportaría al cuspide de la magia...
Y no se limitaría a vengarse de un solo hombre, no. Su despedida sería grandiosa.
800 espectadores cabían en el teatro y todo hacía preveer que se colgaría el cartel de "No hay localidades".
800 muertos. Y haciendo arte. Un arte como jamás se vio hasta la fecha. Solamente su manía de anotarlo todo en un cuadernillo con tapas de piel podía traicionarlo.
Como cada día de actuación fue el primero en llegar al teatro. Saco las llaves, abrió la puerta de su camerino y en el suelo como siempre encontró un sobre a su nombre con entradas reservadas. Madeleine Peyrouxi su partenaire, se encargaba cada mañana de reservar la primera fila, colocar las entradas en un sobre e introducirlas por debajo la puerta. Esa fila nunca antes se había llenado hasta esa noche que la ocuparía el alcalde y su comitiva. Era obsesivo su interés en que nadie ocupará esas localidades y en tener las entradas durante la larga meditación que realizaba encerrado en su camerino.
Abrió su cuadernillo de tapas de piel y anoto: "Noche de Gatos" Última función
Andrew Mortimer - 20 de Julio de 1820
El periódico sobre la escribanía llamó su atención. La policía seguía deteniendo sospechosos por el asesinato del duque de Berry, sobrino del rey.
Poco le importaban esas noticias. Como buen inglés, aunque estuviera afincado en Francia, no le preocupaban las idas y venidas políticas de sus convecinos.
Pero el periódico le recordó a uno de sus dos compañeros de la "Charbonerie", Hervé.
Hervé que trabajaba de "negro" para ese folletinero tan famoso. ¿Cómo se llama? Da igual. Hervé, que no soporta a François, el escribiente del conde de Orléans. François, el otro "charbonier".
Hervé, siempre enamorado como un idiota de Nicole, esa casquivana a la que medio Paris ha visto los tobillos. La descocada que a veces sale a la calle sin cubrirse la cabeza y de quien se afirma que se la ha visto pasear por la calle sola. Una vergüenza pública, pero bien cierto que hermosa como pocas.
Hervé, el que ha hecho posible su venganza. Hervé, el creador de su arma. Hervé había estado enamorado platónicamente de Nicole por lo menos durante un par de años.
Desde que un día la vio paseando por Pigalle buscando un artista para un retrato, se enteró de quién era y solía de vez en cuando enviarle un ramo de rosas, atención que Nicole desdeñaba, porque era incapaz de fijarse en un hombre tan vulgar como para regalar rosas.
Pero inesperadamente, Nicole recibió la visita del empleado de la floristería Le petit gardénia. _Mademoiselle, perdón, pero el caballero que nos encargó el ramo de rosas que le trajimos hace cuatro meses se dejó esta agenda en el mostrador. No figura en ella ningún nombre o dirección, y hemos esperado en vano para ver si venía a reclamarla. Así que no nos queda más remedio que comunicárselo a usted, por si es su novio o su pretendiente, o en todo caso es natural que tenga más señas suyas que nosotros.
_Oui, oui, il est mon fiancé. Es mi novio, respondió una Nicole que no podía frenar su tremenda curiosidad. Yo se la entregaré. Merci.
Nicole se sentó en su sillón favorito frente a la ventana y comenzó la que esperaba iba a ser una agradable lectura vespertina. Anotaciones, direcciones, algún poema mal compuesto... y unos planos extraños, unos planos que llamaron poderosamente la atención de Nicole.
_Tengo que a ir a ver a Alain, él tiene qué saber qué es esto -Alain Arceneau era un mecánico artesano del metal, hábil cerrajero y autor de diversos ingenios para las más variadas funciones-.
Como el fabuloso "inodoro Arceneau para sordos" o el no menos epatante "bidet Arceneau para pies". Inventos increíbles de un adelantado a su época.
Con mayor mérito por padecer de hiperactividad, y paranoia. Siempre con una enorme lupa a cuestas y secretamente enamorado de Nicole. Aunque jamás se atrevería a confesarle su amor pues la chica no era del agrado de su desagradable hermana, Martinne.
Nicole analizaba cada milímetro de esas ilustraciones. Esa extraña maquinaria parecía un gran autómata con forma de pato (8 metros de largo X 5 de alto), cuya fuente de energia era alimentada por siete naranjas. Extraño dato pensó Nicole.
Solo una mente como la de Arceneau creador del archi conocido depilador "ceneau", podía alimentar ese engendro mecánico con naranjas.
Arceneau había bautizado el gran invento como "le canard".. "el pato".
Esa tarde encima de cada cartel que anunciaba el espectáculo "Noche de Gatos", decenas de chicos pegaban un nuevo cartel: "Hoy actuación especial: Noche de gatos y patos"
Mientras, sobre sus cabezas, un personaje misterioso lo observaba todo desde un tejado. Protegiéndose del relente con un redingot oscuro, el inspector Margueritte no se perdía detalle.
Alain se quedó muy sorprendido. ¿De dónde has sacado estos planos, Nicole? Esto es una máquina muy ingeniosa, pero... una máquina de matar.
¿Ves este dibujo de un pato? Así se supone que tiene que quedar el aspecto externo del autómata, un pato del tamaño de un hombre... o un maniquí con cabeza de pato si lo prefieres... Un gracioso y extraño autómata capaz de encontrar una carta perdida en la baraja de una forma espectacular, atravesándola con la espada que lleva acoplada al brazo. Por las anotaciones de Monsieur Hervé, entiendo que el espectador de la exhibición de prestidigitación debe colocarse a la izquierda del pato y lanzar la baraja al aire a la orden del ilusionista.
Estando las cartas en el aire, el pato accionará rápidamente el brazo en el que lleva incorporada la espada, supuestamente ensartando la carta elegida con un conocido procedimiento de prestidigitación mecánica. Sin embargo ¿ves este resorte de aquí? Cuando está desprendido hace que la estocada no salga hacia adelante, en dirección a las cartas que caen en el aire, sino a la izquierda, hacia el lugar en el que estará de pie el espectador que acaba de lanzar la baraja. El espectador morirá atravesado por una espada, por accidente. El ilusionista podrá alegar que por alguna causa azarosa de la mecánica se soltó dicho resorte, el cual mantenía fija la trayectoria de la espada. Un desgraciado accidente mecánico.
_Oh, Alain. ¡Esto es horrible! ¿Estás seguro de lo que dices?
_Completamente, mi querida Nicole. Alguien va a morir antes o después, quizá antes de lo que nos pensamos, porque los planos llevan un destinatario: el Théâtre Diabolo de Andrew Mortimer.
_¿El Diabolo? Lo conozco. Sabes que me gusta la prestidigitación y sé ejecutar algunas pruebas, aunque soy una dama; soy asidua entre el público de ese teatro... Tengo que enterarme de qué hay detrás de todo esto, y si va a haber un asesinato, evitarlo. Total, no tengo nada qué hacer este verano, jaja.
_¿Pero cómo vas a investigar, Nicole? No creo que te dejen husmear, y menos esos magos, con lo herméticos que son.
_Puedo presentarme como maga y que me dejen realizar algún número allí. No encontrarán otra artista con mis encantos.
_Jaja, esto está bien ¿Y cómo te llamarás? ¿La gran Nicole?
_No... Nicole no, es demasiado vulgar. A ver...Nicollette, Nicolletta... No, voilà!, seré Collette, la Dama de la física recreativa, la Musa de la prestidigitación.
_¡Collette! ¡Qué buena idea!
_Sí, y ahora mismo vas a hacerme las tarjetas de presentación en esa máquina de imprenta que estás terminando de reparar.
Arceneau se puso manos a la obra y pronto tenía unas tarjetas que ni el mejor diseñador podría haber hecho, en ella se veia la silueta de Collette sobre un fondo dorado, pero si la mirabas al trasluz por un ingenio de impresión, se veia un corazón. Pero eso, solo lo sabia Arceneau que estaba enamorado de la pequeña y guapa Nicole.
Cuando Andrew se despertó, ni Arcenau ni Nicole estaban allí. En un lado de la cama de la humilde "chambre de bonne" en el que vivía estaba abierto por la mitad el libro "200 expériences de Physiologie amusante" de A. Pérès. Se levantó y se contempló en el espejo. Sus facciones se habían deformado. Aquél no era Andrew sino un ser extraño, el "gigante más bajito del mundo", el tenebroso Ignoto.
Sonaron dos grandes golpes en la puerta. Cuando Andrew la abrió se quedo mudo y sos ojos se salían de las órbitas.
- ¡¡¡No es posible!!!
¡No es posible!, se dijo. En la puerta estaba la bellísima Nicole, una señorita que no era la primera vez que la había visto por la calle y entre su público, y de la que andaba secretamente enamorado -también-.
_Buenos días, Monsieur Mortimer. Perdone que le moleste. He visto alguna vez sus prodigios y experimentos y he quedado encantada. ¿Me podría hacer alguno?
_Mmmm, sabe usted, señorita, que soy un prestidigitador reputado y que mis actuaciones tienen un precio. Sin embargo, no puedo negar nada a una preciosa damisela como usted. Mire, aquí tengo una baraja. Utilizo baraja española porque es más chic y más bonita ¿sabe? Cada vez somos más los que la usamos, porque los españoles siempre han sido más diestros en el arte de la física recreativa con naipes. ¿Cómo se llama usted? _Collette, monsieur.
_Bonito nombre. Coja usted una carta cualquiera, con la baraja boca arriba porque no es para adivinarla. ¿El As de Copas?, muy bien, que en la nuestra sería el As de corazones ¿no?. Ahora démela para que la pierda en el mazo. Muchas gracias...
Fíjese Collette, sólo tengo que soplar sobre la baraja y ahora voy a pasar las cartas una a una, para que Vd. vea que el As de Copas ha desaparecido...
_ ¡Oh la la, es cierto, Monsieur Mortimer! ¡No está en la baraja! ¿Cómo lo ha hecho?
_Espere, espere, bella Collette. Porque más asombrada se va a quedar cuando sepa la razón de que ya no esté en la baraja. La razón es que el As de Copas está en mi bolsillo. ¡Aquí!
_¡Muy bueno!... Pero... ¿No es esa la sota de espadas, Monsieur Mortimer?
_ ¿Qué? ¡OH! ¡La sota de espadas! ¿Pero y el as de copas? No comprendo nada... Perdone, señorita, no sé lo que ha podido pasar...
_ Creo que yo se lo puedo decir, Monsieur Mortimer... El As de Copas ya no está en la baraja, pero tampoco está en su bolsillo, por la sencilla razón de que está en mi liguero... ¿Es ésta la carta que Vd. busca?
_ ¡Mademoiselle Collette! Pero... ¿CÓMO HA HECHO USTED ESO? !!!!!!!
_jaja, muy sencillo. Cuando me ofreció tomar una carta, tomé dos, con el As de Copas encima, que fue la que usted vio. Cuando me pidió que se la devolviera, lo hice boca abajo e introduciéndo parte de ella en la baraja para que ya no la pudiera girar y ver que ya no era, porque fue la otra, la sota de espadas la que le di, quedándome con el as. Con sus procedimientos mágicos, la llevó a su bolsillo, convencido de que era el as, cuando en realidad era la sota, mientras que yo tuve todo el tiempo del mundo para colocarme el as en el liguero. No hay mejor distracción que la de un mago preocupado porque no se le vea el truco.
_¡Por favor! ¡Si es usted maga! ¡Haberlo dicho antes! ¡Pero es usted buenísima!
_Sí, lo de buenísima lo tiene claro todo París.
_Mire, alguna vez traigo a algún mago para que actúe en mi teatro y así variar un poco. ¿Me haría el honor de aceptar un contrato?
_Mmmm, déjeme pensarlo, ahora tengo otras obligaciones...
_Por favor, Collette... Mire, de rodillas me pongo.
_ jajaja, qué gracioso, hombre,...si me lo pide así, acepto Monsieur Mortimer . Mañana nos vemos después de su actuación, quiero que me enseñe todo el teatro, sobre todo me interesa ver el escenario, los puntos de luz y las butacas con ángulos malos... También quiero ver de qué material dispone ¡todo! Y tan sólo una cosa más, las sedas las quiero sin ningún desperfecto o me voy, está usted tratando con una dama.
_Sí, sí, Mademoiselle Collette, todo se hará como usted desea, muchas gracias, muchas gracias, mademoiselle Collete, muchas gracias...
Mientras en las taquillas del teatro la gente acudía sin parar. Todos ansiaban ver el efecto de "le canard" y la señorita de las entradas repetía:
Señores, señores!! Los sentimos, pero todas las localidades estan vendidas.
sa noche el teatro esperaba a grandes personalidades:
- Monsieur Charles Hamptone.. dueño de la imprenta de las famosas tarjetas de Collette.
- Vituque le magicien y su bellísima partenaire Jessique, que regentaban el teatro "Chanceau".
La expectación era impresionante, la gente discutía por un espacio en la cola, los magos mas importantes deseaban ver el evento, las noticias habían sobrepasado los límites de París, el boca a boca corría como la pólvora y todos los fabricantes de aparatos de ilusionismo se frotaban las manos esperando descubrir el secreto de monsieur Mortimer, para después copiarlo y revenderlo por ultramar. Los periódicos de la época se hacían eco de la gente, y el ilusionismo que ya se estaba pasando de moda volvía a ponerse en lo mas alto y distinguido para una velada señorial.
Pero esto iba a cambiar...
Y cambió, vaya si cambió. Las tuberías del gas Lebon pasaban por debajo del teatro. Andrew contaba con ellas para su venganza pero, por desgracia, comprendía mal los principios en los que se basaba.
Una explosión gigantesca destruyó todo el teatro y acabó con los espectadores, Andrew y Nicole.El único testigo que sobrevivió fué el inspector Margueritte.
El inspector Margueritte encontró entre los escombros el cuaderno de notas de Andrew Mortimer. Mientras en el escenario, la policía trataba de recomponer el engendro mecánico, lleno de mecanismos complejos que solo la mente de un genio podía idear.
Arceneau, el inventor de lo que hoy conocemos como el Estetoscopio que inventó junto a René Théophile Hyacinthe ese mismo año, no se encontraba entre los espectadores, ni tampoco Charles Hamptone ni Vituque le magicien y señora.
Inspector Marguerritte.. Exclamo un policia.
- Ni rastro de Acerneau.. Hemos registrado su casa y hay algo que le puede interesar.
- De que se trata! dijo el inspector.
- Cientos de cartas de amor de Arceneau a.......a.......a....
LA MUJER DE PIERRE... EL ALCALDE!!!!!
CHAN CHAN
El inspector Marguerritte abrió una carta al azar y se quedo maravillado de lo que la mente de Acernau podía llegar a inventar. ¡Una carta con un mecanismo de relojería y un explosivo! Por suerte, la detonación de las cañerías de conducción de gas había estropeado el mecanismo.
Nadie vio como uno de los agentes zascandileaba por entre los escombros justo antes de perderse entre las sombras de una callejuela. Los "charboniers" también estaban preocupados por la muerte de uno de los suyos. Alguno empezaba a pensar que la explosión podía tener relación con la policía secreta o con alguna camarilla de monárquicos.
Pocas horas después estaban reunidos en casa del doctor Leboeuf intentando discernir este punto. Dificilmente podían pensar unos u otros que todas las respuestas a sus cuitas se encontraban en otro lugar, muy lejos de allí.En El Romeral, provincia de Toledo. Si, allí. En un lugar de La Mancha.
Efectivamente, se trataba de La Mancha, pero no de un lugar en la península ibérica, sino del mismismo Canal de la Manche que traducido al castellano quiere decir canal de la manga. Manga en la que habitualmente el fallecido Andrew acostumbraba a esconder la traca final de su número. Esta técnica, llamada valenciana, le salvó la vida porque al explotar saltó por los aires y quedó colgado de un triglifo de Notre Dame. Don Quijote y Sancho que habían acudido pensando que la comedia iba con ellos se alejaron pensando que aquellos hombres que practicaban encantamientos tenían extrañas formas de volar cuando bastaba con un simple Clavileño. "Oportuno comentario, bien decís mi amo" y salieron a caballo, portando una saca de Camembert. "¿Y, decís Sancho que este queso es mejor que nuestro manchego?"
Ignotou pisha mia, cada vez que me empiezo a meter en la trama me metes la pata ¡Cohones tate quieto! Le reprendió con un marcado acento andaluz, el inspector Margueritte a Ignotou; su ayudante. Y es que el inspector Margueritte, cada vez que se ponía nervioso le afloraban sus raíces andaluzas.
Pero el ayudante Ignotou, no contento con la situación comenzó a planear el asesinato de su jefe con otra explosión de gas, si pues él era el verdadero responsable de aquella tragedia, su aversión a la magia había hecho que sus problemas mentales durante años tapados salieran a flote, él y solo él era el responsable de tamaño crimen, pero este caso se resolvería algún día Margueriteu tomaría las riendas en el asunto.
Efectivamente, el Inspector era de origen andaluz y había venido a París muy joven y trabajado como extra en "La Belle de Cádiz", que interpretó el irunés Luis Mariano. Además tenía afición a la magia y andaba dándole vueltas a un juego con sotas de su antigua baraja española. Mientras nuestro inspector senequista continuaba su investigación de los restos del teatro, Andrew, colgado de un triglifo de Notre Dame y casi sin sentido, fue salvado in extremis por Quasimodo II y Esmeralda II. Temeroso de ser descubierto, Andrew trabajó como trilero para la tribu de gitanos de Esmeralda en los boulevardes. Hasta que un día, cuando trilaba cerca del Grand Rex, se le acercó un empresario teatral que le había estado observando. "Muchacho, tienes manos de artista, si tu quisieras..."
Epílogo
Nunca llegaremos a saber el final de esta historia. Paseando por la plaza de Jeux de Balle de Bruselas, donde se aloja el rastro de la capital belga, encontré las páginas anteriores. De lectura difícil y abundante en contradicciones se encontraban en el interior de una carpeta de cartón atada con cuerdas. Su precio, no más de 100 francos belgas; el euro era tan solo un proyecto. ¿Qué fue de Andrew Mortimer? Murió en el atentado del teatro de París o se salvo milagrosamente, como nos indica un último comentario bien intencionado. Nunca lo sabremos con exactitud.
Parece que Mórtimer emigró a Estados Unidos y con nombre supuesto subsistió en actuaciones de teatros de segunda fila. El inspector Margueriteu se jubiló y volvió a Cadiz, llegando a trabajar en el teatro de títeres de la tía Norica. En cuanto el famoso Ignotou, se colocó como sexador de pollos a ojeo en la cuenca mediterránea, llegando a ser una celebridad mundial.
Charles Hampton se embarcó para el Nuevo Mundo, Vitouque y acompañante no se sabe muy bien si se instalaron en Galicia o, como algunos testimonios afirman, fueron vistos bailando una isa allí por las islas Canarias. ¿Y Arceneau? Acabo de palanganero en un burdel del barrio chino de Barcelona. Decía a todo el mundo que él era el inventor del bidet a pedales 50 servicios, pero nadie parecía creer a aquel viejo desdentado.
Sin embargo, buscando entre los restos ajados de unos muebles viejos, en una casona desvencijada de El Romeral aparecieron unas amarillentas resmas de papel cubiertas de una apretada caligrafía.
En la primera, un título.
"Historia de siete naranjas y qué fué de mi" Por A.M.
El inspector Margueriteu empezo a leer las notas..
"Historia de siete naranjas y qué fué de mi" de Andrew Mortimer.
Andrew afirmaba que todo había sido una ilusión. Ni bombas, ni explosiones ni muertos. Un cálculo perfecto del efecto-causa, minuciosamente elaborado por el mejor ilusionista de todos los tiempos. Mortimer engaño al mundo y ahora salía a la luz la verdad de esa noche. El mayor truco de todos los tiempos para poder fugarse con la mujer de Pierre, su ex prometida.
¿Fué una Hipnosis colectiva?.
¿Arceneau creó el pato hipnotizador?.
He aquí el verdadero problema, se dijo Margarito -así lo llamaban ahora en Cádiz- ¿quién pagó el pato?
GUSTAVE LA TOUR
#137012 por Mago Marcos
01 Ago 2010, 21:28
FELICITCIONES estuve por meter la cuchara, pero me superaban los grandes escritores que tuvo la historia, muy bueno.

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