jeje, Iván, es cierto y sorprendente. De la misma forma que mientras duermes la siesta o ves la tele, tu aparato digestivo va haciendo la digestión muy "inteligentemente" aunque no sepamos nada de química, o igual que una madre embarazada ve cómo va creciendo su hijo, observando el volumen de su vientre y, sin saber biología hace un niño precioso que dice papá y mamá, nuestro cerebro va entrenando también en su gabinete secreto las técnicas de ilusionismo que le enseñamos, aun cuando no las practiquemos, hasta que un día descubrimos que ha entrenado tanto por nosotros, que ya nos salen.
Los movimientos que aprendemos entran un poco a contrapelo en nuestra memoria cinestésica, porque no estamos acostumbrados a ellos. Entonces, el cerebro trabaja lentamente y sin darnos cuenta, a fin de construir una vivienda habitable para ese huésped extraño de información y carreteras para que circule con comodidad. Una manipulación que parezca que jamás nos saldrá, confiemos en que hay alguien más practicándola junto a nosotros: nuestro cerebro, y él sí que practica en su interior un poco todos los días, no como nosotros. Démosle la información y sorprendámonos con sus progresos. Lo que antes era difícil, luego resulta fácil y creemos que aquel día lejano nos equivocamos al verlo tan difícil. No, no nos equivocamos, es que antes era difícil con aquel cerebro; pero con el nuevo cerebro que se ha moldeado para acomodar esa nueva información cinestésica (de habilidades de manejo), ya es fácil. Y ocurre también en el aprendizaje de cualquier disciplina humana.