Quisiera comentar dos conversaciones con dos magos profesionales que me están haciendo pensar.
A ver si poniéndolas por escrito sale algo mas.
Hace un par de semanas coincidí con Murphy en una feria. Yo me sentía bastante cohibido por hablar con un profesional de ese calibre pero comentó una cosa importante.
Dijo que habría que realizar un estudio de los públicos, incluso por comunidades autónomas. Al parecer no reaccionan igual en todas partes, se sobreentiende que en las mismas condiciones.
El jueves pasado estaba tomando algo con Sheshak. Comentando esto y aquello y compartiendo versiones de la invisible cuando surgió algo curioso.
Ambos compartiamos el mismo convencimiento de que el efecto que marca el carácter del espectáculo (el tono, lo describo yo) es el segundo y estábamos relatando anécdotas sobre el control de la atención del público.
Entonces ocurrió algo curioso. Ambos, cada uno de forma independiente, defendíamos el valor del silencio como método de control.
Y eso a pesar de que su público es adulto (y, en ocasiones, muy raro) y suele trabajar en cruceros y el mio es infantil y suelo trabajar en colegios, bibliotecas y salones (en febrero, todo el mes en un teatro).
Así que tengo dos conceptos sobre los que pensar.
- El público no es igual en todas partes aunque se mantengan las condiciones.
- El silencio es importante y merece estudio.
A ver si poniéndolas por escrito sale algo mas.
Hace un par de semanas coincidí con Murphy en una feria. Yo me sentía bastante cohibido por hablar con un profesional de ese calibre pero comentó una cosa importante.
Dijo que habría que realizar un estudio de los públicos, incluso por comunidades autónomas. Al parecer no reaccionan igual en todas partes, se sobreentiende que en las mismas condiciones.
El jueves pasado estaba tomando algo con Sheshak. Comentando esto y aquello y compartiendo versiones de la invisible cuando surgió algo curioso.
Ambos compartiamos el mismo convencimiento de que el efecto que marca el carácter del espectáculo (el tono, lo describo yo) es el segundo y estábamos relatando anécdotas sobre el control de la atención del público.
Entonces ocurrió algo curioso. Ambos, cada uno de forma independiente, defendíamos el valor del silencio como método de control.
Y eso a pesar de que su público es adulto (y, en ocasiones, muy raro) y suele trabajar en cruceros y el mio es infantil y suelo trabajar en colegios, bibliotecas y salones (en febrero, todo el mes en un teatro).
Así que tengo dos conceptos sobre los que pensar.
- El público no es igual en todas partes aunque se mantengan las condiciones.
- El silencio es importante y merece estudio.
"Tropas del espacio" de Robert A. Heinlein.
Porque otra forma de pensar es posible.
Porque otra forma de pensar es posible.