Título del Tema

Cada pocas actuaciones hay una en la que te encuentras con un público encantador.
Ese día, siento como si entre el público y nosotros se estableciese una especie de retroalimentación.
Cuando mas disfrutan, mas damos. Cuanto mas damos, mas disfrutan.
Al final, tienes a niños por todas partes que quieren sacarse fotos contigo, papás que vienen arrastrando a su retoño porque el niño "quiere saber cómo aprender" (con el niño expresando a las claras que es su padre el que quiere saber cómo aprender), mamás contándote lo bien que se lo han pasado...
Esos días, que valen por mil actuaciones de "las otras", siempre dejan un buen recuerdo.

Por mucho que pienso en cómo provocar siempre ese efecto, es como si algo me fallara a veces.
Cada teoría que ensayo...fracasa.
Quizás sea porque hay tantos factores que inciden en tantas personas del público...
Al fin y al cabo, un público está formado por muchos seres individuales que no siempre van a reaccionar de la manera que hemos previsto y que pueden afectar con su comportamiento a los miembros del público de su alrededor y crear un efecto de "onda" que termine por afectar incluso al artista.


¡Qué malos que son los lunes!
¡No hago mas que pensar en nimiedades!