Los hermanos Lumière son los responsables de inventar el cinematógrafo, el primer aparato de cine, basado en el kinetoscopio de Tomas A. Edison. También fueron los encargados de dar una función de cine el 28 de diciembre de 1895. Pero el culpable de convertir el cine en arte no podía ser otro que un mago, Georges Mèliés, un francés nacido en 1861.
Hijo de un zapatero, destacó de joven por su habilidad en el dibujo y la pintura. Quiso estudiar Bellas Artes, pero se vio obligado a ayudar a su padre. Fue cuando en un viaje a Londres, para aprender inglés, queda prendado por la magia, cuando asiste al espectáculo de Maskelyne, y decide dedicarse a ello, renunciando al negocio de su padre. En 1988, con el dinero que sacó de vender la parte del negocio que heredó de su padre, adquiere el teatro Robert Houdin, en el cual monta grandes decorados, grandes aparatos mágicos, realiza manipulaciones, números de acrobacia, proyecciones de sus dibujos con la linterna mágica y también monta diversas representaciones teatrales.
Volviendo al tema del cine, Mèliés después de presenciar una proyección cinematográfica en casa de los Lumière, intenta comprar el aparato, pero el intento fue fallido, ya que el propietario argumentaba que "el aparato podría ser explotado durante algún tiempo como curiosidad científica, pero no tenía ningún porvenir comercial".
No tira la toalla y compra un proyector, se monta una cámara y crea su propia industria, Stars Films. Logró dar a sus películas un toque único, ya que no eran simples fotogramas de la realidad, eran narraciones de historias. Según sus propias palabras, fue "el primero en lanzar al cine por su camino teatral espectacular". Experimentó y perfeccionó el uso de los trucos con la cámara. Utilizó la fotografía compuesta, la doble exposición, mascarillas, adaptó maquetas y trucos teatrales combinando la escenografía teatral con la técnica de las telas pintadas para los estudios fotográficos. En 1897 manda construir el primer estudio cinematográfico que existió en Francia, se convierte en productor, realizador, actor, decorador y guionista; ese mismo año funda la Cámara Sindical de la Cinematografía Francesa.
Su idea de trucaje la descubrió de casualidad, cuando un día rodando una panorámica en plena calle, se le bloqueó la cámara, volviendo a funcionar un minuto después, entonces vio con asombro como un autobús se transformaba en un coche fúnebre. En 1899 había dirigido ya más de 32 cortometrajes, el filme más famoso que lo consagra es Viaje a la Luna (Le Voyage dans la Lune, 1902), una adaptación de la novela de Julio Verne y un presupuesto desorbitado.
En 1909 empieza a surgirle problemas económicos, se ve obligado a dejar las producciones de Stars Films, sus películas comienzan a ser poco rentables, ya que le salen muchos competidores que utilizan sus propias ideas, y le piratean muchas de sus películas. Para colmo en 1913 se le muere su esposa y se queda al cargo de dos niños.
No se desanima y monta un cine, que más adelante cambiaria por un teatro de variedades donde actuaba con sus hijos. A los sesenta años y en bancarrota, trabaja como gerente de un quiosco de juguetes. En 1928 unos periodistas lo reconocen y le montan un homenaje, es condecorado y pasa a vivir en un castillo propiedad de la Mutua del Cinema francés. En 1938 le llega la muerte a los setenta y siete años.
Hoy en día, algunos estudiosos, creen que su filmografía podría haber alcanzado las 500 producciones, la mayoría de ellas perdidas. Es considerado históricamente como el padre del espectáculo cinematográfico y de la ficción fílmica.
Hijo de un zapatero, destacó de joven por su habilidad en el dibujo y la pintura. Quiso estudiar Bellas Artes, pero se vio obligado a ayudar a su padre. Fue cuando en un viaje a Londres, para aprender inglés, queda prendado por la magia, cuando asiste al espectáculo de Maskelyne, y decide dedicarse a ello, renunciando al negocio de su padre. En 1988, con el dinero que sacó de vender la parte del negocio que heredó de su padre, adquiere el teatro Robert Houdin, en el cual monta grandes decorados, grandes aparatos mágicos, realiza manipulaciones, números de acrobacia, proyecciones de sus dibujos con la linterna mágica y también monta diversas representaciones teatrales.
Volviendo al tema del cine, Mèliés después de presenciar una proyección cinematográfica en casa de los Lumière, intenta comprar el aparato, pero el intento fue fallido, ya que el propietario argumentaba que "el aparato podría ser explotado durante algún tiempo como curiosidad científica, pero no tenía ningún porvenir comercial".
No tira la toalla y compra un proyector, se monta una cámara y crea su propia industria, Stars Films. Logró dar a sus películas un toque único, ya que no eran simples fotogramas de la realidad, eran narraciones de historias. Según sus propias palabras, fue "el primero en lanzar al cine por su camino teatral espectacular". Experimentó y perfeccionó el uso de los trucos con la cámara. Utilizó la fotografía compuesta, la doble exposición, mascarillas, adaptó maquetas y trucos teatrales combinando la escenografía teatral con la técnica de las telas pintadas para los estudios fotográficos. En 1897 manda construir el primer estudio cinematográfico que existió en Francia, se convierte en productor, realizador, actor, decorador y guionista; ese mismo año funda la Cámara Sindical de la Cinematografía Francesa.
Su idea de trucaje la descubrió de casualidad, cuando un día rodando una panorámica en plena calle, se le bloqueó la cámara, volviendo a funcionar un minuto después, entonces vio con asombro como un autobús se transformaba en un coche fúnebre. En 1899 había dirigido ya más de 32 cortometrajes, el filme más famoso que lo consagra es Viaje a la Luna (Le Voyage dans la Lune, 1902), una adaptación de la novela de Julio Verne y un presupuesto desorbitado.
En 1909 empieza a surgirle problemas económicos, se ve obligado a dejar las producciones de Stars Films, sus películas comienzan a ser poco rentables, ya que le salen muchos competidores que utilizan sus propias ideas, y le piratean muchas de sus películas. Para colmo en 1913 se le muere su esposa y se queda al cargo de dos niños.
No se desanima y monta un cine, que más adelante cambiaria por un teatro de variedades donde actuaba con sus hijos. A los sesenta años y en bancarrota, trabaja como gerente de un quiosco de juguetes. En 1928 unos periodistas lo reconocen y le montan un homenaje, es condecorado y pasa a vivir en un castillo propiedad de la Mutua del Cinema francés. En 1938 le llega la muerte a los setenta y siete años.
Hoy en día, algunos estudiosos, creen que su filmografía podría haber alcanzado las 500 producciones, la mayoría de ellas perdidas. Es considerado históricamente como el padre del espectáculo cinematográfico y de la ficción fílmica.
Dani Monells
dani@damainquieta.com
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