Hoy quiero lanzar a la palestra el tema de las relaciones personales entre los magos. Y me voy a referir a ello de una forma generalizada. Sé que hay excepciones, pero también sé que prácticamente todos habréis podido apreciar en alguna ocasión lo que aquí os expongo.
Y como la verdad es que no sé muy bien como empezar, lo haré como una especie de tormenta de ideas.
¿Por qué todo es tan bonito en la magia… de puertas para afuera?. ¿Por qué es tan raro leer en una revista una crítica negativa sobre la actuación de un mago concreto y… conocido? (De los desconocidos, de los principiantes, sí que las leemos). ¿Por qué adoramos a ciertos “gurus” de la magia a pesar de que, en muchas ocasiones, no nos ha gustado su forma de actuar, su filosofía mágica, o su forma de proceder en ciertas cosas?. ¿Por qué nos callamos nuestra opinión públicamente cuando luego, en privado, todos somos maestros de maestros y nos manifestamos sin ningún reparo?. ¿Por qué no nos mojamos cuando hay que hacerlo?.
Y todo esto vale también al nivel de sociedades mágicas, donde muchas veces la buena relación entre sus miembros es totalmente ficticia, y deja mucho que desear. Y vemos cosas como la prepotencia de los más mayores, que creen que lo saben todo. O la prepotencia de los más jóvenes, que también creen que lo saben todo. O ése que critica negativamente todo lo que se hace, cuando él no participa en nada. O aquel que solamente aparece cuando hay una cena con algún “famoso”. Y cuando un compañero nos pregunta nuestra opinión sobre su actuación, y le alabamos… y le mentimos porque realmente pensamos que ha sido una porquería (y si le dices la verdad se mosquea y viene el mal rollo). Y los que quieren mandar, y dirigir todo y a todos… pero sin responsabilidades de ningún tipo. Y los que trabajan, y lo dan todo a cambio de nada… y los que solo miran. Y los que se apoltronan en sus cargos indefinidamente. Y los sabelotodo. Y los marginados. Y las envidias. Y el machismo. Y las camarillas. Y las escisiones.
La verdad es que es raro hablar con un mago y no escuchar críticas de algún tipo sobre otro o sobre su sociedad. Y esto es muy triste… ¿o no?.
Cuando hablaba de estas cosas con un buen amigo mío, mago galardonado en un congreso nacional, siempre se refería a ello irónicamente, como “el maravilloso mundo de la magia”. ¿Seremos capaces, entre todos, de conseguir que esta frase deje de ser una ironía para ser una auténtica realidad?
¿Qué opináis?
Y como la verdad es que no sé muy bien como empezar, lo haré como una especie de tormenta de ideas.
¿Por qué todo es tan bonito en la magia… de puertas para afuera?. ¿Por qué es tan raro leer en una revista una crítica negativa sobre la actuación de un mago concreto y… conocido? (De los desconocidos, de los principiantes, sí que las leemos). ¿Por qué adoramos a ciertos “gurus” de la magia a pesar de que, en muchas ocasiones, no nos ha gustado su forma de actuar, su filosofía mágica, o su forma de proceder en ciertas cosas?. ¿Por qué nos callamos nuestra opinión públicamente cuando luego, en privado, todos somos maestros de maestros y nos manifestamos sin ningún reparo?. ¿Por qué no nos mojamos cuando hay que hacerlo?.
Y todo esto vale también al nivel de sociedades mágicas, donde muchas veces la buena relación entre sus miembros es totalmente ficticia, y deja mucho que desear. Y vemos cosas como la prepotencia de los más mayores, que creen que lo saben todo. O la prepotencia de los más jóvenes, que también creen que lo saben todo. O ése que critica negativamente todo lo que se hace, cuando él no participa en nada. O aquel que solamente aparece cuando hay una cena con algún “famoso”. Y cuando un compañero nos pregunta nuestra opinión sobre su actuación, y le alabamos… y le mentimos porque realmente pensamos que ha sido una porquería (y si le dices la verdad se mosquea y viene el mal rollo). Y los que quieren mandar, y dirigir todo y a todos… pero sin responsabilidades de ningún tipo. Y los que trabajan, y lo dan todo a cambio de nada… y los que solo miran. Y los que se apoltronan en sus cargos indefinidamente. Y los sabelotodo. Y los marginados. Y las envidias. Y el machismo. Y las camarillas. Y las escisiones.
La verdad es que es raro hablar con un mago y no escuchar críticas de algún tipo sobre otro o sobre su sociedad. Y esto es muy triste… ¿o no?.
Cuando hablaba de estas cosas con un buen amigo mío, mago galardonado en un congreso nacional, siempre se refería a ello irónicamente, como “el maravilloso mundo de la magia”. ¿Seremos capaces, entre todos, de conseguir que esta frase deje de ser una ironía para ser una auténtica realidad?
¿Qué opináis?
Juan Riquelme
pilot124@hotmail.com
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