Hola, SHARK. Enhorabuena por abrir un hilo sobre esto, porque me parece de una importancia de primer orden.
Estoy muy de acuerdo con Ella: el que un juego guste más no quiere decir que el otro sea malo. También estoy de acuerdo en que muchas veces nos pasamos de precavidos, pero otras veces nos quedamos cortos, como muy bien ha dicho principante.
Hay quien una mano con algo empalmado le queda muy natural y puede estar ahí un buen rato ante las narices del público, y hay quien no puede, y a lo mejor aun aprendiendo más psicología no lo consigue, porque es una naturalidad que va con la persona. (Recuerdo una conferencia de FLIP en que su empalme con la mano en "pata de oso" le quedaba muy natural a él con sus movimientos armónicos y amplios, pero los que lo probábamos nos sentaba como un tiro. Y creo también que no es lo mismo un público americano que uno español, que somos más pícaros y puñeteros, como dice principiante.
Pero lo que me gusta más del interesante mensaje de SHARK, es esto de las dos lógicas, la del mago y la del espectador. Es algo que no paraba de machacarme mi maestro, el que me enseñó a poner los pies en el suelo (consejo que no he llegado todavía a asimilar). El decía que existía un hecho muy evidente, que muchas veces realizamos una sesión de Magia y al público le encanta un juego que es una tontería, y sin embargo otro que para nosotros es la gran cosa, que nos ha costado un año construirlo y estudiarlo ascanianamente, más otro año de llegar a dominar sus técnicas y su fluidez, ése pasa sin pena ni gloria. (No digo que siempre suceda así, pero a veces pasa).
Y nosotros nos cabreamos, y nos da ganas de decir: (en palabras coloquiales de este ilusionista que me enseñaba) "¡Pero idiotas! Esto que os ha gustado tanto, mirad por qué tontería sucede. Es esto nada más y lo podría hacer un niño. En cambio, esto otro que no os ha llamado la atención, mirad el trabajo que lleva y lo difícil que es y lo bien construído que está. Esto es lo que tiene mérito de verdad. ¡No tenéis ni idea ni de Magia ni de arte ni de nada!". Pero claro, eso no se puede decir.
¿Entonces qué es lo bueno, lo que nos gusta a nosotros o lo que le gusta al público? ¿O tenemos que seleccionar juegos que sean "hasta para magos" como decía Ascanio, o "hasta para el público", como dice Miguel Gómez?
Yo creo que la Magia es muy amplia y cabe todo. En el repertorio de una orquesta clásica siempre hay obras más finas y menos populares, pero también obras de éxito seguro. ¿Tenemos que renunciar a esos juegos que nos encantan porque al público no le guste tanto? ¡De ninguna manera! No somos esclavos del público; no servimos al público Al público hay que cuidarlo pero el artista es el que se expresa a sí mismo. Creo que tenemos que hacer lo que nos dé la gana a nosotros, siempre dentro de una ética, por supuesto; y si gustamos, bien, y si no, pues lo siento mucho, a ver si tenemos que gustar a todo el mundo, eso no lo consigue ni Shakira, ni Mozart, ni siquiera Dai Vernon o Juan Tamariz. Otro tema es que uno sea profesional, entonces se verá obligado a asegurar un porcentaje de su actuación con juegos de éxito seguro, pero sin renunciar a otra parte en donde uno se sienta realizado. Sin perjuicio de los juegos que nos gustan a nosotros y al público a la vez.
En tu caso concreto, SHARK, ¿qué juego hacer, tu versión del Incauto tramposo de Figueiredo o esa variación de la Wild Card de Simon Lowell que parece que gusta más?
Pues mi opinión es que hagas en cada actuación el que TE APETEZCA. Puede APETECERTE hacer tu incauto, sabiendo que hay otro juego parecido con el que sacarías más dividendos. ¿Y qué? Pues lo haces porque TE APETECE ese día. Hoy te has levantado incauto tramposo. Pues maravilloso. Y otro día te apetece conseguir esas bocas abiertas y ojos como platos de la versión del Wild Card, pues ahora haces ése aunque para ti el otro sea mejor. Hoy te has levantado con ganas de producir un gran efecto en la gente. Pues qué bien.
Es que "mejor y peor" es relativo. La Magia es muy amplia y cabe todo, como en la música. Pero siempre, servirnos a nosotros mismos en primer lugar. Servir al público creo que no es de artistas, es de comerciantes - profesión también muy honrada y laudable, ojo- o de magos que viven del aplauso y del elogio, lo cual puede ayudarnos psicológicamente si tenemos baja autoestima, pero tampoco es ser artista. (Creo).
