Están muy bien esas líneas de investigación.
En mi caso, si estuviera hablando confiadamente con un amigo mago, el cual sacara este tema del guión, le aconsejaría que no se metiese en libros de ese tipo, porque según mi experiencia correría el peligro de encorsetarse con unas pautas y dejarse llevar por estilos que quizá no sean el suyo o no lo sean específicamente de la magia. Le recomendaría que elaborase el guión metiendo las palabras necesarias para que el juego se comprenda y todo quede justificado, y luego alguna frasecilla de fantasía o de motivación, sin enrollarse ni cargar las tintas, porque alarga el juego. Y punto. Tener más o menos el armazón hecho para reparasarlo y luego soltarlo informalmente sin ajustarse necesariamente a la literalidad de ese guión, es decir, como salga, confiando en el criterio de uno mismo en el momento de actuar, puesto que no hay dos actuaciones iguales ni público igual.
Esa es la versión light, la versión fuerte sería no prepararse nada de guión, sólo el procedimiento, es decir, saber cómo se hace el juego después de haberlo estudiado, contrastado con otros magos y tras haberlo ensayado bastante a lo mudo. Y en el momento de presentarlo, confiar en ti, explicarlo sin guión e improvisando lo que tengas que decir (incluso la ficción mágica y los detalles artísticos), apoyándote en tu intuición y sentido común, poniendo los cinco sentidos en ello, siendo auténtico, no un actor que reproduce el libreto. Esto suena a rayos si se es algo perfeccionista, como es mi caso, por eso me viene bien, me siento en otra dimensión de la magia. Con un guión, ando, mientras que así, vuelo, y salen maravillas de interpretación que jamás hubiera podido planificarlas con un guión. Y siento que lo que hago es verdad. Es como ir a hablar con alguien pensando antes lo que le vas a decir, nunca sale como has planeado y encima sale mal; en cambio, si improvisas lo que sientes, sale fresco, natural y sobre todo sale la verdad del ser humano. Ese encanto de la autenticidad y de la frescura se nota y mucho, lo percibe el público, por eso hay directores de cine que dan rienda suelta a los actores para que digan lo que les dé la gana confiando en su criterio y sentido común y artístico. De todas formas, esta técnica "suelta" no es para todo el mundo, puede haber quien le salga un churro, titubeante y aburrido, haciéndolo así, y entonces no debería optar por esto. Pero la magia es muy diferente al teatro y al cine, y no se puede estudiar con los mismos ritmos: en la magia hay una honestidad en la interacción, no es algo preparado que se haga igual incluso en ausencia de público, y esa sensación de autenticidad no la ofrece prácticamente ninguna otra arte. Saludos.