También caigo yo en esto.
Sin tocar el tema del consumismo compulsivo, que sería una enfermedad, podemos hablar del consumismo como trastorno, como una alteración de la conducta que nos haría comprar cosas sin necesitarlas. El consumista no se puede decir que se gaste el dinero que necesita para comer, en comprar cosas, ni que compre grandes cantidades de las mismas, pero sí que su estrategia de compra es absurda y obedece a un vacío psicológico y a una falta de planteamientos de base.
El fundamento de este trastorno de comprar cosas que no necesitas, es calmar un vacío interior. Cuando compras obtienes un placer, lo que no es tuyo pero que se te aparece como deseable, pasa a ser tuyo, y entonces esa sensación desagradable de
_¡Ay qué bonito! Me gustaría tener ese juego o ese libro, pero no lo tengo… ¡Qué rabia!
no sólo consigues que desaparezca sino que la conviertes en una sensación muy agradable:
_ ¡Ya es mío! Aquí lo tengo. Míralo, lo puedo tocar… Es para mí para siempre. ¡Qué feliz soy!"
Y si alguien nos pregunta:
_A ver, pero ¿esto lo vas a usar, lo vas a ensayar, lo vas a presentar en público?
Respondemos:
_¡Hombre, claro! No lo compro por comprar, si lo compro es porque lo ensayaré y lo presentaré…
_¿Estás seguro? A ver, dime cuándo aproximadamente, para asistir al evento y aplaudirte.
_Pues tío… no sé, ya veré, un día de éstos. Este juego me lo llevo a mi casa y lo tengo ahí para estudiarlo, no para almacenarlo. No te puedo decir cuándo pero esa es mi intención. Es más, esta semana seguramente me lo voy a mirar en cuanto tenga un poco de tiempo, o si no, dentro de este mes. Si no, no me compro las cosas; yo, si me compro algo es para utilizarlo.
(Un mes después)
_Hola, ¿has ensayado ya aquel juego?
_Ah, ese, no, todavía no, pero lo tengo ahí junto con otros. A ver si estas vacaciones que vienen los despacho todos… Es que tengo un porrón de juegos y libros por estudiar.
(Dos meses después)
_Hola, veo que te has comprado el último libro de Mago Pepillo. ¿Has ensayado y presentado ya aquel juego?
_jeje, no todavía no, pero es que no podía dejar desaprovechar este pedazo de libro tan bueno. A ver si luego se va a agotar, porque sólo han sacado 75 ejemplares y dicen que no habrá reedición. Además, me han dicho que van a subir de precio. Es que te vienen 50 juegos buenísimos, uno de ellos la rutina con la que ganó el 2º premio en el concurso California Magic Stars.
_Ya, 50 juegos que te vas a estudiar en las vacaciones que vienen, junto al que tienes pendiente y a las decenas de juegos y libros que tienes sin destapar o vistos por encima y guardados.
_jaja, es verdad, no tengo que comprar tanto, eso nos pasa a todos ¿no? pero tienes razón. Por cierto ¿Vas a la conferencia de Mago Pepote? Lo digo por comprar las notas entre tú y yo, creo que va a explicar una versión de la carta en la cartera cojonuda, sin empalmes ni nada y el mago ni siquiera la toca, es el espectador el que se la saca del bolsillo. Está causando sensación, a ver cuánto vale el gimmick, creo que no es nada caro, me han dicho…
Tío…
Ah, por cierto, tú sabes cómo va ese juego que nos hizo Mago Pepín, ¿no? Si lo tienes escrito envíamelo, por favor, y yo te envío el pdf del libro "200 juegos con el falso meñique del pie izquierdo", que dicen que está muy bien, no lo he estudiado pero dicen que hay cinco que cada uno vale el precio del libro. Ese es otro que tengo pendiente.
Adiós...
Esta pulsión hacia la compra, que no tiene por qué ser tan exagerada como en el ejemplo para ser inadecuada y absurda, viene del anhelo infantil de conseguir lo que nos entra por el ojo. _Mamá, mamá, cómprame eso. _Pero si te compré la semana pasada el otro juguete y lo tienes en casa y ya no juegas con él _No, pero este sí que voy a jugar con él, este sí que me gusta, el otro lo quería porque no sabía que estaba éste.
Compramos para obtener ese placer, y por tanto es un buen remedio (pero caro) para calmar la ansiedad y los vacíos. Pero también compramos sin que tengamos una ansiedad especial, sino que caemos en las trampas que hábilmente nos tienden los vendedores: "Si el juego es buenísimo y no me lo compro, me lo pierdo". "A este precio no lo volveré a poder comprar, ahora es la oportunidad". "Si además de este juego me llevo este y este, me los cobran como si sólo comprara dos. Si no aprovecho esta oferta es que soy tonto, es que tengo ganas de pagar más dinero por lo que puede valer sólo la mitad si aprovecho la oferta". "Jo, es que las barajas están a mitad de precio hasta fin de mes, venga pues voy a comprarme 30, ya las utilizaré". "Es que los profanos se ponen a gritar con este efectazo, ¿cómo no voy a tenerlo? Este hay que comprarlo sí o sí." "Me ha encantado este mago, las notas de su conferencia quiero tenerlas, y ese mátrix con monedas magnéticas tengo que hacerlo algún día, me lo compro y lo tengo ahí para ensayarlo, eso tengo que hacerlo yo algún día"…
Si tenemos esta tendencia a caer en las trampas comerciales, y la mayoría la tenemos, hemos de saber ver el problema desde fuera y aprender a tener los pies en el suelo.
Afortunadamente, uno de los pocos lados positivos de la crisis es que ayuda a superar estos defectos, porque uno no tiene dinero. Pero lo mejor es que cada uno tenga una "reunión" consigo mismo y se deje las cosas claras. La mentalización para remediar este trastorno, podría ser ésta:
1) NO VOY A CAER MÁS EN LA TRAMPA DE COMPRAR COSAS QUE NO VOY A EMPEZAR A ESTUDIAR MAÑANA MISMO, AUNQUE ME AHORRE DINERO, AUNQUE SE VAYAN A AGOTAR, AUNQUE ME GUSTEN MUCHO. EL MERCADO MÁGICO NO CIERRA, EL MES QUE VIENE Y EL AÑO QUE VIENE SEGUIRÁ ABIERTO. CUANDO NECESITE COMPRARÉ, PERO EN ESTA SEMANA NO VOY A NECESITARLO, ASÍ QUE NO LO COMPRO, YA LO COMPRARÉ LA SEMANA EN QUE REALMENTE VAYA A NECESITARLO. Y SI SE AGOTA, QUE SE AGOTE, OTRAS COSAS MEJORES SALDRÁN O LO VOLVERÁN A SACAR SI ES TAN BUENO. Y SI VALE LUEGO MÁS CARO, PUES PAGARÉ LA DIFERENCIA, PERO YA NO ME TOMARÁN MÁS EL PELO POR AHORRARME UN PAR DE EUROS.
2) HAGO PROPÓSITO DE NO SER UN NIÑO MIMADO Y MALCRIADO, DE NO PONER LOS OJOS EN UN JUGUETE DISTINTO CADA DÍA. A PARTIR DE MAÑANA VOY A ESTUDIAR, ENSAYAR Y PRESENTAR TODO LO QUE TENGO ALMACENADO EN LOS ARMARIOS -LOS JUEGOS DE LOS LIBROS, INCLUIDOS-. Y SÓLO CUANDO YA NO ME QUEDE NADA POR ESTUDIAR Y QUIERA MÁS -PORQUE SI NO, ME ABURRA-, ME COMPRARÉ COSAS NUEVAS. HASTA ENTONCES, QUE NO ME HABLEN DE COMPRAR. SI ALGO ME GUSTA MUCHO, ME LO APUNTO EN UNA LISTA PARA COMPRARLO CUANDO TERMINE TODO LO QUE TENGO PENDIENTE, PERO NO ME LO COMPRO NI LO GUARDO PARA ENTONCES SINO QUE LO APUNTO PARA COMPRARLO ENTONCES, QUE ES DIFERENTE. Y SI ME APETECE MUCHO ALGO, ME AGUANTO. ME COMPROMETO A ELLO POR MI PROPIA DIGNIDAD, HOY, A 30 DE NOVIEMBRE DEL 2014.