Me refiero con "compinches inanimados" al recurso de tomar un objeto que aparentemente no es tuyo, porque esté en el suelo o lo cojas de la mesa de un bar porque supuestamente "alguien lo haya dejado abandonado allí", o de la estantería de una casa ajena... pero que en realidad son objetos tuyos que has colado en esos sitios. De esta forma estos objetos pueden estar trucados.
El impacto que producen los juegos hechos de esta manera, es brutal, o por lo menos se multiplica por mucho la potencia del efecto.
Por ejemplo, un juego con una caja de cerillas trucada (con su hilo y demás, o con un motorcito interno, etc), y lo que hago es dejar esa caja de cerillas en el suelo de la calle, cerca de donde sé que voy a verme con unos amigos, y después de hacerles un juego de cartas, digo: a ver con qué podría hacer magia, con ese papel… no, mira tráeme esa caja de cerillas que está en el suelo, por favor…
O en un bar cambio sin que se den cuenta el periódico del día por uno trucado, también del día, que su página 10 tiene una preparación para poder hacer el "periódico roto y recompuesto", y después de hacer un juego de cartas, pido que me pasen el periódico y cojo la página 10...
O introduzco en la baraja de un bar o de una casa particular una carta especial, cuando nadie me ve, la cual la utilizo para el juego y resulta que se vuelve blanca o que cambia el dorso.
O meto entre los libros de la estantería de una casa ajena a la que me han invitado en una fiesta, un libro especial para mentalismo, en el que todas las terceras frases de todas las páginas son idénticas, por ejemplo…
Todo eso es brutal y la potencia del efecto está a años luz de lo que sería sin esta estratagema.
Ahora bien… ¿Este recurso… no es un poco... "Dynamo"? Es verdad que no se utilizan compinches, pero hay algo…. que no me acaba de convencer desde la "ética de la honestidad fundamental", según la cual un mago no debería permitir el uso de compinches. ¿Esto no es acaso un compinche inanimado? ¿Si los espectadores se enteraran del secreto, alabarían nuestro ingenio (como sucede en cualquier juego normal) o por el contrario les molestaría que hubiéramos empleado esta estratagema algo "tramposa"?
Los que no utilizaríais un compinche porque os parece fatal, ¿utilizaríais este recurso sin problemas? ¿Os parece bien? (Por supuesto, alguien que esté a favor de los compinches, mucho más estará a favor de estos "compinches inanimados")
Yo no lo tengo claro. Lo estoy todavía pensando. En cualquier caso, estaríamos bordeando la frontera porque es un tema que no es tan obvio como utilizar un compinche humano.
Un resumen de la ética aludida, que ya hemos tratado en otro hilo.
:
_"QUE TUS MÉTODOS SEAN TALES, QUE SI EL ESPECTADOR SE ENTERARA DE ELLOS, NO TE DESPRECIARA".
Por ejemplo: si un espectador se enterara de cómo se hace un juego de Arturo de Ascanio, no despreciaría al mago sino al contrario: lo admiraría más. Si un espectador se enterara de cómo se hace un juego realizado con un secreto fácil pero ingenioso, o simplemente con un aparatito trucado, una cascarilla de moneda, una carta de doble cara, etc… no despreciaría al mago, sino que como mucho se desilusionaría y diría: _"Ah, era por eso, claro, que tontería, así cualquiera… pero bueno, son los trucos de los magos, de alguna forma tienen que hacerse estos efectos tan bonitos… Me he desilusionado pero vamos, tampoco te odio porque lo hayas hecho con ese truco tan simple…, no me siento estafado."
Pero si se entera de que el juego ha salido bien gracias a un compinche o a un truco de cámara… lo normal es que se sienta defraudado y estafado, porque hay un código de honor tácito en que el mago puede engañar de mil formas al espectador y él las acepta sin conocerlas, pero no de cualquier forma. Hay maneras de engañar que no entran en ese contrato tácito. Si el mago actúa con compinches, es un estafador para cualquier espectador que se entere de ello. Así que por lealtad al público y honestidad, no vale usar cualquier método (y eso sin contar con que alguna vez se nos pueda descubrir el truco accidentalmente y quedemos muy mal y hasta pueda hundir nuestra carrera mágica).
En el código tácito de un espectador de cine, está que acepta trucajes por ordenador y de todo tipo. No pasa nada. Pero en el código tácito de un espectador de magia, está que el mago no pueda utilizar compinches o trucos de cámara u otros recursos… porque entonces el mago estaría "haciendo trampa", una trampa muy distinta a los trucos de sus efectos, una estafa. Un "hipnotizador" español de hace muchos años -y del que no recuerdo el nombre-, cada vez que iba a actuar en un pueblo procuraba buscarse compinches entre las personas de allí. Una vez, en uno de esos pueblos, alguien se fue de la lengua y los mozos, indignados, le esperaron a la salida; se pudo escapar. Sin embargo en otro pueblo no tuvo tanta suerte y le zurraron. La gente del lugar no vivió ese truco como un secreto sino como una estafa y una burla a las buenas gentes.