Yo era un pipiolo de 17 años que nunca había visto a un mago en directo, sólo por televisión. Me habían comprado varios libros de Magia en librerías o en la Feria del Libro, porque a veces se colaba alguno de este género. Creo que fue en la feria del libro donde descubrí un libro de Raúl Melo Dait: MAGI TÓRTOLA ILUSIÓN, de Magia con tórtolas. Decía: "sólo para profesionales y buenos aficionados", lo que acrecentó más mi interés, eso eran ya palabras mayores: profesionales, un libro poco menos que secreto, iniciático.
No me sirvió de mucho lo que contenía, pero en las últimas páginas venía un mundo de color escrito en negro sobre blanco. Era nada menos que una lista de los libros de Magia en español, y lo mejor de todo: direcciones de tiendas de magia. Escribí a todas solicitando catálogos: MÁGICUS Ramblas, 30 BARCELONA-2, LA CASA DE LOS JUEGOS, Zaragoza, 4 - MADRID-2 y EL REY DE LA MAGIA. Princesa, 11 - BARCELONA - 3. Sólo la primera estaba en activo y me envió catálogo. También venían direcciones de sociedades mágicas de todas las naciones y un catálogo de revistas. La única dirección de editorial de revista que salía era la de
Misdirección Gen, editada por Ricardo Marré Burcet; le escribí y en los siguientes años recibí los números.
Era una gozada leer los títulos de aquellos libros, porque movían la imaginación a pensar en todos los tesoros que podían contener. Me llamaban mucho la atención los que eran sistemáticos, en plan de lecciones serias: como "Curso de Magia" de Robert Veno (12 tomos), "La Magia" de E. Macías (10 tomos), "La prestidigitación práctica en 10 lecciones" del genuino Daroca, o "Lecciones de Ilusionismo" de Alfredo Florensa Casasús (decía: la más completa obra sobre el ilusionismo que se ha escrito. En el momento de escribir este libro, ha salido la lección número 46. Editado por el autor: C/ Ortega y Gasset, etc.). Era lo que estaba necesitando, no un libro de magia con algunos juegos (ya tenía cerca de 30) sino una obra pensada para enseñar desde el principio y de manera sistemática.
Y no me lo creía, estaban editadas en español las obras de Robert Houdin: MAGIA DE SALÓN I y II, EL TEATRO FANTÁSTICO, EL ARTE DE GANAR EN TODOS LOS JUEGOS I Y II (¡Trampas en el juego! ¡Qué gozada!) y LOS SECRETOS DE LA PRESTIDIGITACIÓN Y DE LA MAGIA. Yo creía que cuanto más renombre tenía el mago, mejor era la obra, y empecé a comprar libros de la Editorial Sintes y a practicar todas aquellas técnicas del siglo XIX, obsesionándome especialmente con el salto clásico. ¡Qué torpe era que no era capaz de hacerlo invisible! Me ponía ante el espejo, y por mucho que lo cubriera con las manos y por rápido que lo ejecutara notaba que estaba haciendo algo. ¡Qué depresión! Lo primero que pedía a los magos que conocí después era que me hicieran el salto (a todos se les veía como a mí, y me decían que lo cubriera con movimiento, con misdirección...¡Aaaaah, amigo, si llego a saber que no es tan fácil la invisbilidad en aquellos años de tortura y frustración con el dichoso salto!).
Escribí a Florensa para pedirle su obra y me contestó muy amablemente (en una carta supermetódica, como él, una carta plantilla escrita a máquina en donde estaban todas las respuestas posibles que se podía dar a alguien que te escribiera, y en la que él sólo tenía que marcar con una X las casillas de las frases con que te quería responder). Me dijo que su obra estaba agotada, y me recomendó un par de nuevos libros que pronto saldrían a la venta: CARTOMAGIA FÁCIL en dos tomos, de "juegos fáciles con cartas PERO BUENOS", y me dio un par de direcciones de buenos aficionados: D. Ángel Villalba y el Dr. Germán Oliver (Primer premio de Invención hacía algunos años). También me indicó las direcciones de nuevas casas de magia que yo desconocía: MAGIA en Madrid, SELECCIONES MÁGICAS y NESTY en Barcelona, EL DRAC MÀGIC en San Feliu de Llobregat, y que LA CASA DE LOS JUEGOS seguía en Madrid pero que se dedicaba poco a la Magia.También me confirmó que la SEI madrileña seguía en la Calle Aragón, 282 y me dio la dirección del presidente Manuel Lorente. Compré cosas en todas las tiendas, especialmente a Aleix Badet de EL DRAC MÀGIC. ¡Qué ilusión cuando recibía el aviso para ir a recoger el pedido en la oficina de Correos! Me gustaba esa espera tanto como después abrir y ensayar el juego.
Escribí un par de cartas a estos dos buenos aficionados que vivían cerca de mí. D. Germán me contestó diciendo que ya estaba un poco retirado de la magia, pero Ángel, el que iba a ser años después mi maestro, se presentó en mi casa por sorpresa con la carta que le había escrito el día anterior en la mano. Yo esperaba una contestación por correo y me sorprendió verle ahí en persona. Era la primera vez que veía a otro ser humano que compartía mi afición. Sabía que existían magos, pero eran como mitos que veía por televisión. Es como si eres un cisne que naces entre patos, y te ves raro e incluso feo, como en el cuento, y de pronto ves otro cisne igual que tú, y dices: ¡pero si hay otros como yo! Es como encontrarte con un ser del mismo planeta del que tú procedes y del cual caíste un buen día en la Tierra en un accidente del platillo volante. No podía creerme que estuviera ante un mago.
Me preguntó qué mezclas falsas conocía y me enseñó a mezclar a la americana bien, porque no sabía separar los dos montones con elegancia antes de mezclarlos. Le enseñé cuatro cajones llenos de juegos de magia Borrás y de distintas cajas de magia de juguete, y mis cerca de 30 libros de Magia ("huy, pues de ahí puedes sacar bastantes cositas..."). Me dijo que como me entrara el gusanillo de la Magia, ya no se me iba a quitar, y me hizo un efecto con un dedal, un escamoteo de dedal muy bien ideado que le enseñaron en Barcelona cuando vivió allí (es diferente a lo que se describe en los libros, nunca después he visto descrita esa técnica, es buenísima, un escamoteo óptico y vuelta a aparecer).
Este juego era una prueba de aptitud a la que sometía Ángel a los principiantes. Les enseñaba esto y les decía cómo iba, y entonces requería que el principiante dominara bien este juego antes de comenzar a enseñarle otro. Como la técnica costaba un poquito, había muchos curiosos que no superaban la prueba, que no tenían la raza para estar rompiéndose los cuernos para aprender la técnica. Otros sí que vencían el escollo, y entonces Ángel ya les continuaba enseñando más cosas. Era su filtro: "Oye, quiero aprender magia. _Vale, pues intenta dominar este juego que requiere cierta técnica. Si no lo consigues, no es porque no seas hábil sino porque no eres perseverante y no tienes verdadera afición, y por tanto ya no te enseño un segundo juego."
Y me invitó a ir a las reuniones que tenían lugar los sábados por la tarde. Ángel Villalba NIKOLO, Rafael Tecles Llopis RATEL'LO (Mago de honor en el VII encuentro de Almusafes), Juan José Hernández Mira, José Antonio Baeza y un chico que dejó de asistir pronto. Les hice un par de juegos de Magia Borrás en mi primera reunión -aunque no me habían pedido ningún tipo de examen- y bien, consideraron que podía estar allí oyendo.
A partir de entonces, todos los sábados por la tarde iba a aquellas tertulias mágicas. En un tiempo en donde estaba bien visto fumar en presencia de no fumadores, tenía que tragarme todo el humo, y en torno a las tónicas Schweppes que todos pedíamos, cada cual se traía algo para compartir (yo intentaba presentar los juegos que aprendía de la revista Misdirección Gen, muy mal hechos, y los demás me daban toquecillos de cómo debía mejorar mi ejecución). Recuerdo que cuando coincidía con Ángel en el camino de ida, le veía con una bolsa de plástico en la que sabía se escondían maravillas mágicas que luego iba a ver. Fue una etapa muy bonita.