A mí me rechina también lo de que vayan pasando famosos por turno a hacer un buen juego. Sin embargo, creo que se si se hiciera bien, podría salir algo muy bueno. Pero no tiene que ser simplemente decirle al famoso cómo se hace el juego, vigilar que no se le vea, darle algunos consejillos y echarle a volar para que con su gracia o desgracia personal intente llenar el escenario. Tendría que ser una actuación muy currada y que el famoso sea entrenado las horas y los días necesarios para que salga el juego hecho un pimpollo. El mago que les tutelara no tendría que hacer las veces de profesor sino de maestro, y comprometer su prestigio en cada alumno, y que también intervenga un profesor de teatro para dar ese toque comunicacional para el que los magos no solemos estar tan preparados porque nos interesa más lo técnico, que sepa sacar partido de la personalidad particular de ese famoso, cuidar la posición de su cuerpo, sus miradas a cámara, su soltura, sus pausas, sus sonrisas..... Habrá famosos que necesiten un día de ensayo y otros una semana, pero la actuación final tendría que ser siempre excelente o no emitirse. Es decir, no concebirlo como una especie de concurso donde cada famoso participa más o menos afortunadamente, sino una verdadera escuela de magia en torno a un solo juego, y habría muchos famoso que no llegaran a presentar públicamente el juego porque el exigente maestro no daría el visto bueno.
Hay quien en estas cosas ve el inconveniente de que se da una impresión de la magia como algo demasiado accesible, que si Belén Esteban es capaz de hacer un juego de magia, se puede pensar que poco mérito tienen los magos. Pero es que es la verdad, la buena magia es accesible con un buen mago controlándote y un entrenamiento serio. Yo creo que Isabel Pantoja puede presentar un juego maravillosamente, con una calidad altísima, pero si se presta al ensayo que haga falta y con el listón de excelencia muy alto a base de horas y horas de trabajo. Se necesita un par de buenos profesores, un alumno que no sea tonto y sepa por lo menos repetir y ensayar disciplinadamente, y horas de trabajo duro para que salgan unos diez minutitos que dé gloria verlos. Con esas condiciones creo se que podría entrenar a David Bisbal, a Pablo Alborán o a Penélope Cruz para que a nosotros mismos se nos cayera la baba por lo bien que hacen un determinado juego.