Noticias del mundo mágico
#162769 por martinylore
19 Dic 2012, 18:32
Woody Aragón es uno de nuestros magos más internacionales; a
pesar de haber actuado en medio mundo, quizá, le conozcamos por habernos
mostrado su magia durante casi cuatro años en La Tribuna Tv Toledo. Este
toledano es discípulo directo del gran Juan Tamariz y uno de los magos más
premiados de nuestro país: campeón nacional de cartomagia 2005, premio Ascanio
al mago del año 2006, primer premio internacional en el encuentro de magos de
Almufasse dos años consecutivos (2006 y 2007), primer premio international
magic close-up MacMillan convention (2009) y un largo etcétera. Además de haber
publicado tres libros para especialistas con bastante éxito y de ser el
inventor de más de un centenar de efectos, Woody, ante todo, actúa.
El pasado marzo, cuando esta entrevista tuvo lugar, Woody presentaba desde
hacía tres meses su espectáculo La ilusión la pintan calva en Toledo.
Hubiera recomendado encarecidamente asistir a uno de sus pases, sorprendentes y
divertidos a partes iguales, de no ser por el "pequeño retraso" que ha sufrido
la publicación de este artículo. En cualquier caso, os recomiendo visitar su
canal de Youtube (http://www.canalwoody.com/) y disfrutar de su
magia en directo en cuanto tengáis ocasión. Aunque, de esto segundo, ya os
convencerán sus vídeos.
Con una amabilidad digna de mejor causa y un excepcional sentido del humor, aceptó ser el conejillo de indias de una "reportera" nada experimentada y, durante casi dos horas, contestó todas mis preguntas, café mediante. Incluso tuve el privilegio de alucinar con su magia a centímetros de distancia. He aquí el resultado de aquella tarde:Bien, voy a empezar con una pregunta peliaguda: ¿Haces magia?
¡Hombre, claro! Yo hago magia de la buena, la magia-ilusión, blanca que la llaman. ¡Tú me quieres preguntar
que si tiene truco! Bueno, realmente la idea es que para el público no tiene que haber diferencia: la magia es magia. Hay un género de magia, el mentalismo o la nueva magia bizarra, que juegan casi al equívoco; aunque, si te fijas, no:
el mentalista más famoso de España, Anthony Blake, al final de cada espectáculo dice aquello de que "todo es producto de su imaginación".
Eso lo dice porque tiene que quedar claro que nosotros no tenemos poderes psíquicos paranormales. Pero, evidentemente, todo tiene su secreto, su truco. Los magos tiramos de todo; hay magos muy habilidosos que hacen manipulación: hacen aparecer bolas,
cigarros y tal. Hay otra magia, por ejemplo, la que hacemos de cerca que es más psicológica, nunca parapsicológica. Es como en la serie El mentalista: fijarse en las reacciones, saber lo que te van a decir o intentar hacer que te digan algo, etc. Todo esto mezclado con las técnicas manuales y muchas cosas que se hacen aparentemente sin tocar o incluso en las que realmente el mago no toca. Pero, obviamente, todo esto tiene su secreto y su truco que yo no puedo contarte porque tendría que matarte. Es el juramento hipomágico: si yo te explico algo, te tengo que matar.

Pero, aunque está el secreto ahí, durante la hora y media que nosotros estamos en un escenario tenemos que desterrarlo.
Yo no puedo darte la sensación de truco porque sería malo para el ambiente que quiero crear. Todo el público que viene sabe que es un espectáculo y sabe que jugamos a que, durante un rato, el mago hace "milagros" y el público los contempla. Sin embargo, también sabemos que es ficción, que es una obra de teatro: lo ves en un escenario y no en un laboratorio de la NASA. En
definitiva, imagínate que ves una película de Superman y cuando Superman está volando, de repente, dice: "¡No! Yo no soy Superman, yo no vuelo y todo esto son efectos especiales".

Supongo que es por esto por lo que usáis la palabra "juego" en lugar de truco, ¿no?

Hombre, sí. Generalmente utilizamos la palabra juego, efecto, fenómeno... Todo depende del ambiente que quieras crear. Pero no utilizamos truco porque el truco no es el juego de magia. Realmente el truco es el secreto, el cómo lo hago. Sin embargo, un juego de magia es una composición que dura unos minutos en la que hay varios efectos y en la que también importan cosas como la comunicación, el guión, el ambiente, etc. Es como una pequeña obra de teatro. Por eso, y por no romper la atmósfera, preferimos
juego.

De todas las ramas de la magia, ¿por qué elegiste cartomagia?
A mí siempre me gustó mucho. Mi abuelo tenía una baraja y era de los típicos que se van a jugar la partida todas las tardes; todos los nietos andábamos siempre por allí. Por eso la baraja siempre ha tenido para mí algo de lúdico; me vuelve
loco. Es como un librito desencuadernado que según se ordene crea miles de historias diferentes. Es algo muy potente. En realidad, todos los efectos de la magia se pueden hacer con una baraja: yo puedo romper y recomponer, adivinar,
hacer que viajen, que se muevan, que leviten... Es un espectáculo que se puede llevar en una cajita.
En cualquier caso yo, como aficionado, he hecho magia de muchos tipos: cuerdas, pañuelos, aros y demás. También me gusta mucho el mentalismo, sobre el que estudié e incluso gané un premio nacional en 2004.
Pero al final, delante del público, se nota mucho que lo que tú vives y disfrutas lo comunicas mejor; triunfas más con lo que más te gusta a ti.

En tu espectáculo comentas de pasada cómo empezó lo tuyo con la magia y, navegando por internet, se puede encontrar una autobiografía tuya en la que responsabilizas de tu entrada en la magia a un tío del mismísimo Harry
Potter... Ahora en serio, ¿cómo decide alguien ser mago?

Bueno, esa "biografía" tiene una historia divertida: Le pedí a un amigo mío informático que me hiciera una página web. Él se puso a hacer las secciones pero, como no tenía texto, se lo inventó y ha circulado muchísimo por internet. Incluso, cuando actué en Nueva York en las Monday enigmatic, en los programas publicaron una traducción censurada de esta biografía que mi amigo se inventó.Bueno, en realidad, más que una decisión es un proceso. De niño soñaba ser mago. Bastante tiempo después y como cuento en mi espectáculo, me encontré (literalmente) con un congreso de magia en Toledo. Entré con diecinueve años en
la sociedad española de ilusionismo, en Madrid. Durante años fui todos los lunes; constituye una especie de ritual: hay conferencias o charlas, luego cena y, después, Juan Tamariz se queda con los más cercanos hasta las siete de la mañana haciendo y enseñando magia.

Al principio copias las cosas que te enseñan; poco a poco vas intentando crear tú mismo. Yo empecé a inventarme
juegos que a los magos de mi alrededor les gustaban mucho; escribí mi primer libro de magia para magos y tuvo bastante éxito. Empezaron a contratarme para conferencias y actuaciones, etc. Poco a poco esta afición llena más tu tiempo y
empiezas a cobrar cada vez más hasta que te das cuenta de que podrías vivir de ella y decides dedicarle todo tu tiempo.

Y, ¿qué opinó tu familia de tu vocación?

Recuerdo perfectamente que mi madre me dijo: "no sentiría yo más que que al final fueras mago". Mis padres se
preocupaban por el ambiente nocturno que esta profesión puede conllevar. No les gustaba que viajara y anduviese de bar en bar; en eso les entiendo. Pero, al fin y al cabo, son mis padres y son los que más me han apoyado. Fueron ellos
los que me llevaron a Madrid, por ejemplo. Además, conforme ha ido pasando el tiempo y he ido actuando en lugares cada vez mejores, se han ido quedando más tranquilos. Ahora vienen a verme actuar en Toletum una vez cada quince días o
menos y dicen que no se cansan.


En relación a esto, ¿tú crees que la magia como profesión está suficientemente
reconocida?
No, rotundamente, no. De hecho, no creo ni que muchos de los propios magos le den el valor que tiene. La magia es una actividad
artística que, como tal, puede ser tan potente como la danza o la pintura. Pero hay una especie de estereotipo social hacia las artes: parece que unas son buenas y de la alta sociedad y otras cutres y de barraca de feria; a la magia
le pasa un poco esto. Como arte que es, no es muy importante, no vamos a encontrar la cura del cáncer; pero el mago es tan artista como un pintor, un actor de cine o un escritor. Además, la magia no está nada institucionalizada, no hay ayudas: un músico puede ser profesor de música si no puede llegar a ser concertista. Un mago hace un espectáculo: si gusta y la gente va a verle, bien; si no, no. Por eso, yo diría que es un arte incluso más puro que otros.A finales del siglo XIX, en Francia y Viena hubo magos que empezaron a hacer sesiones de magia muy curradas con charlas muy adultas, vestidos con frac, etc.
La alta sociedad empezó a ir a los teatros a ver magia, como en la peli El ilusionista. De hecho, muchos de los juegos que aparecen en esta película se hicieron realmente en esta época. Luego aparecieron las salas de fiestas y
las televisiones; el teatro perdió bastante público en general y este tipo de números, mucho más.
Aquí en España, en particular, la magia se hace mucho para niños y en la conciencia social está la idea de que la magia es sólo para
niños. A mí me ha pasado: haces una actuación en un bar a las doce de la noche y vienen padres con sus hijos. Yo creo que esto tiene dos motivos: el primero
es que deben de pensar que, si es magia, es para niños; el segundo, que hay veces en que al adulto le gusta la magia, pero le da vergüenza pagar por ver un espectáculo y utiliza de excusa a los hijos. Parece que la magia es una tontería y que cualquiera que supiera el "truco" podría hacerlo; pero un mago profesional hace mucho más que eso.

¿Ser toledano ha influido en el desarrollo de tu carrera de algún modo?

Yo recuerdo que, cuando empecé a ir a la escuela de Tamariz a Madrid, algunos magos me decían que Toledo estaba lo suficientemente cerca de Madrid como para ir a la escuela y aprender y empaparte de estar con los magos;
pero también lo suficientemente lejos del ambiente endogámico que había en Madrid. Los magos nos conocemos todos, en aquella época más. Estando allí Tamariz, que ahora mismo probablemente sea uno de los mejores magos del mundo,
toda la generación seguía los caminos "del que sabe". El problema es que en Toledo apenas hay cultura del espectáculo, es muy difícil llenar un auditorio; al toledano, en general, le cuesta ir a ver este tipo de cosas. Sin embargo, cuando se sientan en la butaca y ven magia, les encanta. Luego, son un público genial porque te siguen y cada vez que vuelves te ven, e incluso ven varias
veces el mismo espectáculo.


¿Y cómo está yendo tu espectáculo, La ilusión la pintan calva, en el auditorio de
Toletum?
Yo estoy muy contento porque, teniendo en cuenta cómo es Toledo, llevo tres meses haciendo tres pases por semana. Ha pasado ya mucha gente por el espectáculo, muchos han repetido, traen amigos, etc. Además, hay mucha gente que conozco, gente que me conoce de cuando salía en la televisión de La Tribuna, etc. El ambiente es bueno; a mí me gusta mucho cómo está
saliendo y creo que el público también sale contento.


Sin embargo, en una ciudad como Toledo hay bastantes magos e, incluso, recientemente ha sido fundado el C.T.I. (Círculo toledano de ilusionismo). ¿Tiene algo de especial Toledo con la magia?
Sí, pero esto no siempre ha sido así. Ahora mismo hay mucho mago nuevo en todas partes. Hace más
o menos ocho años coincidió el estreno de varias películas sobre magia (Scoop, El ilusionista, El truco final...) con el de
un par de programas de magia en España (Shalakabula y Nada por aquí) y con la aparición de muchos festivales nuevos de magia. Si la gente ve magia es mucho más probable que le empiece a interesar; si además puede
llegar a casa, meterse en internet y empezar a leer sobre el tema, no es de extrañar que haya mucha nueva magia.
Aquí en Toledo, que antes no había nadie, ahora han surgido alrededor de dieciocho chavales y se ha notado
muchísimo. Promovieron que quedáramos todos los magos de Toledo y empezar a hacer cosas juntos. Yo organicé una conferencia y, como todo salió muy bien, surgió la idea de intentar organizarnos mejor. Ahora están a punto de salir del
horno los estatutos de la asociación y demás. Me parece maravilloso que, por fin, vaya a haber una asociación donde la gente se reúna y comparta y que ya no haya que hacer como hacía yo e irse hasta Madrid.


Cambiando de tema: En un momento tan difícil como el actual, ¿crees que es necesario
añadirle magia a nuestras vidas?
¡Por supuesto! Todo lo que pueda ser dejar de pensar en las cosas malas, mejor. Los espectáculos de magia son
muy participativos y yo estoy casi seguro de que, el que entra por la puerta de un espectáculo de hora y media, durante ese rato, no piensa en la crisis. En la vida hay cosas mucho más importantes que el dinero: el poder disfrutar y
compartir la vida con los demás. No hay que olvidar que podemos tener problemas
económicos; pero la felicidad es otra cosa. Yo podré ganar más o menos; pero
yo, teniendo mi baraja, soy feliz.


¿Para quién crees que es más necesaria la magia, para padres o hijos?
A los niños la magia les atrae de por sí. Es muy diferente hacer magia para
mayores. Los niños aún se preguntan si es posible o no, se preguntan si es
magia de verdad. Los padres, sin embargo, han crecido y tienen a veces al niño
que eran un poco descuidado; yo creo que a ese niño también hay que darle a
veces de comer.


¿Qué es para ti la magia?
Para mí, la magia es mi vida. Hay muchas cosas
que pueden ser mágicas; y otra cosa es la magia en sí. Como arte, es una forma
de producir unas emociones y unas sensaciones que no se pueden producir con
otro arte, porque la magia es un salto de la ficción a la realidad. Quizá nos
haga cuestionarnos hasta qué punto las cosas son rígidas y cuadriculadas y "así
porque me lo han dicho".


¿Cuál es la mayor satisfacción que te ha dado ser mago?
Varias... Bueno,
yo creo que me hubiera ligado a mi novia igual, ¡pero la magia ayudó! Aparte,
la principal es la amistad de toda la gente que hay en este mundillo que, yo no
sé qué tiene, pero el 95% de las personas que están en él son maravillosas. La
oportunidad de reunirte con ellos, compartir... Hay gente muy joven, muy mayor,
de todas las clases sociales, etc. ¡Da igual! La magia une, hermana y compartes
muchas cosas con personas muy diferentes a ti, y eso es toda una experiencia
que yo no cambiaría por nada. Yo podría viajar a cualquier ciudad del mundo:
puedo llamar a un mago y sé que tengo un amigo y un lugar donde dormir; igual
que cualquiera puede venir aquí a Toledo. Como nos conocemos todos y hay
grandes amistades, no hay más que llamar y decir de parte de quién
llamas.


Probablemente seas uno de los magos españoles que más premios ha recibido y, si hablamos de
cartomagia, seguramente el que más. De todos, ¿cuál es el que más ilusión te
hizo?
El que más, sin dudas, el Ascanio al mago del año. Este
premio lleva el nombre del maestro de Juan Tamariz y de muchos otros, Arturo de
Ascanio, el padre de la cartomagia española. Yo tuve la suerte de conocerlo
porque cuando empecé a ir a la Escuela a Madrid él aún vivía. Le pusieron su
nombre a unos premios que ya existían y al principio los entregaba él mismo.
Ese premio se lo han dado a los más grandes, a los que para mí han sido
maestros, a magos a los que yo admiro muchísimo. En 2006, me lo dieron a mí mis
compañeros, esa gente a la que yo admiraba y de la que yo había soñado
aprender. Cuando ellos te reconocen tu trabajo, es mucho más especial que
cuando lo hace un jurado buenísimo, pero con el que no tienes ninguna relación
emocional.


Ahora una pregunta divertida, aunque no sé si para ti: ¿Cuál ha sido la mayor pifia
que has hecho en una actuación?
He hecho muchas; pero la peor no
fue porque me saliera mal un juego, eso casi siempre tiene solución para que no
se note. Fue en un bar de Madrid, con un ambiente horrible, en el que la
actuación ya no iba bien, estaba siendo muy raro. Saqué a una chica y la senté
a mi izquierda, de espaldas a sus amigos. Entonces, cada vez que yo necesitaba
que hiciera algo, ella se había dado la vuelta y estaba riéndose y hablando con
ellos. Aquello fue un desastre. Así que, fíjate hasta qué punto son importantes
los detalles en un espectáculo de este tipo.


Para terminar, ¿Por qué Wody?
Yo, como "freaky"que soy, me he dedicado a
mil cosas; entre ellas, a hacer aventuras gráficas. Cuando empezó el IRC, me
metí en un canal de aficionados a las aventuras gráficas en el que te pedían
que tu nick fuera el nombre de algún personaje de Monkey Island, nada menos.
Entonces, como soy muy aficionado a Woody Allen y en el videojuego había un
personaje que se llamaba así, escogí Woody. La gente que conocía por internet
empezó a llamarme así, se generalizó y hasta ahora. De todas formas, me hacía
falta porque yo me llamo Emilio Aragón y Emilio Aragón ya hay uno. Además, mi
nombre es mágico y se lo puedo demostrar a todos los lectores de "Atlántida"
enseñándoos un juego:
Woody me pide que corte "como unas veintiuna cartas" y
yo cojo unas pocas, sin tener idea alguna de cuántas son, preguntándole si así
está bien. Él se ríe y me dice que en absoluto, que he cogido dieciséis. Por
supuesto, el mazo está bocabajo y un recuento le da la razón a nuestro mago: yo
había cogido exactamente dieciséis.
Añado cinco cartas a las dieciséis que
ya tenía y me pide que las mezcle cuanto quiera. Mientras, me explica que se
trata de un juego clásico que probablemente muchos conoceréis pero, que si no
es así, podéis ir haciéndolo mientras leéis y "vais a flipar".
"Cogéis las
veintiuna cartas y las colocáis bocarriba en tres montones de siete cartas cada
uno. Es un juego matemático, pero muy curioso, porque utiliza las llamadas
matemáticas mentalistas; ahora lo verás. Vas a tener que escoger una carta.
Coge un montón que no te guste para tu carta, mézclalo y ponlo bocabajo. Ahora,
de los dos que quedan, escoge el montón del que quieres que sea tu carta y
mézclalo, extiéndelo y piensa, sólo piensa, cuál es tu carta. Pon este montón
sobre el que ya hemos desechado antes, también bocabajo. Coge el montón que
queda, mézclalo y ponlo sobre los otros dos. Bien, ahora hay que repartir una a
una las cartas otra vez en tres montones bocarriba, como si repartiéramos para
jugar. Quiero que te fijes en qué montón está la carta que has pensado y que
los recojas de forma que el que contiene tu carta esté entre medias de los
otros dos. Por si no queda claro, lo vamos a hacer una tercera y última vez; se
repite el proceso: reparte las cartas en tres montones, una a una, y coloca el
montón que contenga tu carta entre los otros dos.
Tras este proceso
misterioso, es imposible que yo sepa la carta que es porque es pensada,
¿cierto? Pero yo la sé, porque ¡yo soy Woody Aragón! Por eso, si estás leyendo
esto, tienes que coger las cartas y deletrear mi nombre. Por cada letra, quita
una carta de encima: W-O-O... Dale la vuelta a la carta que se corresponde con
la "n", ¿Es tu carta, verdad? ¡Son matemáticas mentalistas!"


Gracias
a Woody por concederme esta entrevista y a la maravillosa persona que nos puso
en contacto.
¡Que la magia os acompañe, humanistas!
(Entrevista extraida de Diario Atlantida)

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