Gracias, Carlos, por este recuerdo. Somos muy curiosos los seres humanos. Podemos llegar a años-luz por encima de los animales, pero también a años-luz por debajo de ellos. Si fuéramos perros o serpientes, nunca habríamos llegado al 11- S, es verdad, pero tampoco habría Música, ni Magia, ni Ciencia, ni Humor. ¿Es acaso todo este sufrimiento el precio inevitable que tenemos que pagar por ser tan inteligentes y brillantes en otras cosas? El mundo necesita cambiar a menor agresividad, a mayor respeto, a mayor libertad, a mayor cordialidad, a mayor comprensión del punto de vista del otro, a suprimir fronteras, a crear más lazos fraternos. Y éso no lo van a hacer los gobiernos; si no lo hacemos nosotros, nadie nos lo hará.
Había una vez una aldea a las faldas de una gran montaña. La sombra de la montaña cubría todo el pueblo, de tal forma que los niños nacían raquíticos y se criaban tristes y taciturnos. Mudarse a un sitio con sol era imposible por el relieve del terreno.
Una mañana, un anciano tomó una cucharita y se dirigió al monte. _"¿Adónde vas, viejo?"_le preguntaron unos jóvenes_"Voy a la montaña. Quiero quitarla de ahí excavando con esta cuchara"_"jaja, estás loco, viejo. ¿No ves que tardarás siglos? Antes te morirás."_"Lo sé. Lo sé muy bien...Pero alguien tiene que comenzar."