Anoche presenté estos tres juegos en una reunión de magos, y la experiencia me ha servido para hacer algunas mejoras importantes.
LA BUENA EDUCACIÓN
Este salió muy bien, como no podía ser de otra forma por su automatismo.
El espectador, en el reparto de los tríos de la primera línea hizo una cosa rara, se le escapó una carta o algo así y supuestamente la repuso a su lugar, lo cual me hizo dudar de si la habría puesto en el montón correcto. Al notar mi duda y puesto que era mago, contó las cartas de cada paquete para ver si eran las mismas y vimos que estaba todo correcto. Supongo que si este caso de duda se diera ante profanos, pues habría que hacer lo mismo, aunque ya se transparentara un poco que lo que me interesa es que todos los paquetes tengan el mismo número de cartas..., aunque como las instrucciones de repartir tríos son claras, lo único que se haría es corroborarlas. De todas formas, lo engañoso viene después, al hacer yo notar que la cantidad de cartas de los montones de una columna es completamente impredecible, que depende enteramente de la voluntad del espectador, como es lo normal.
El juego tiene una potencia especial por el hecho de que el mago pueda estar separado un paso de lo que sucede en la mesa y no toque para nada las cartas, desde el principio al final.
En la última línea, el espectador no comprendió del todo bien la instrucción de que "si sobrara alguna carta la dejara aparte" y no repartió hasta el final de la baraja, dejó aparte un montoncito, a lo cual le dije que no, que había que repartir toda la baraja -con la excusa de que jugaran el mayor número de cartas- y que sólo si sobraba alguna carta se apartaría.
Uno se queda con la impresión de que a pesar de todo, la potencia del juego no es muy alta, puesto que estamos acostumbrados a cosas más imposibles dentro de la magia, y esto es simplemente una localización por deletreo, eso sí, sin tocar para nada el mago. Sin embargo, la charla de la buena educación, el librito, el hecho de que el mago no toque las cartas... todo son factores positivos que pueden hacer que el juego sea especialmente agradable. No todo en la magia debe ser abrir bocas literalmente y que la gente se levante del asiento diciendo: "yo me voy, esto es demasiado...". No, hay juegos superfuertes, pero también debe haber el contrapunto de este tipo de juegos agradables y no tan "megaimposibles". En una composición musical ocurre lo mismo, no todos los fragmentos son brillantes y recordables, y unos se complementan con los otros y se necesitan.
LA CAJA DE RESONANCIA
En primer lugar, el movimiento que dije en el vídeo que no estaba muy convencido, el de que para mostrar la caja al principio la vuelco boca abajo sujetando el flap con la punta del dedo índice izquierdo... luego no me pareció tan mal y lo hice anoche. Pero efectivamente, un par de magos presentes me dijeron que se notaba que ponía el dedo, que no me hacía ninguna falta hacer eso, que simplemente con dejar la caja plantada en vertical ya se veía que no había nada, y que en todo caso el volteo del final del juego (en donde el flap ya no cae al estar pegado magnéticamente) destruiría cualquier suposición. Así que eso fuera, definitivamente.
Luego me apuntaron un tema muy interesante. Me dijeron que la segunda fase de la rutina sobraba. Es decir, que está bien adivinar la carta elegida y adiós, terminar. El incluir una predicción puede ser un anticlímax, aparte de que lo hace común con tantos juegos de predicción. También recordé un matiz en el que pensé en algún momento, que el que la carta estuviera predicha podría ser una señal para alimentar la sospecha de que la carta fuera forzada mediante un cambio, mientras que si no se predice sino sólo se adivina ya estaría más atajada esa solución particular. Así que entre unas cosas y otras le he cogido manía a la segunda fase de la predicción, y por tanto lo voy a presentar ya como pura adivinación, sin segundo efecto.
Otra cosa muy interesante es que durante la ejecución del efecto se me ocurrió un detalle buenísimo, y es que al final, cuando dejo caer la carta sobre la mesa, no hacerlo yo sino pedir al espectador que se ponga en mi lugar, que sea él quien abra la caja y la vuelque, con lo cual ya está más resguardado el tema de que pudiera haber un flap. Es mucho más limpio. Ese detalle es un gran hallazgo.
Y finalmente, estoy estudiando la manera de poder dar a examinar la caja al principio, y de meter luego el flap en el transcurso del juego sin que nadie se dé cuenta, mediante una sutileza muy interesante. El flap estaría debajo de la baraja (con la carta oculta debajo), y yo metería todo en la caja diciendo que ésta tiene las dimensiones adecuadas para albergar el mazo. Entonces sacaría la baraja (que se saca fácilmente al colocar la caja en vertical) y ya habría añadido el flap. Como el flap sobresale un poco de la baraja, tendría que emplear una misdirección, como puede ser una pequeña broma de meter una carta boca abajo y que alguien del público intente adivinarla; en cuanto dijeran una carta yo diría que ha acertado, la sacaría y se vería que es un comodín, que vale por todas. Ante esa pequeña distensión, aprovecharía para meter baraja +flap en la caja y comentar que la baraja cabe perfectamente, y ya habría cargado el flap.
CÓMO GANAR AL PÓQUER CON MAGIA.
Bueno, en primer lugar, el movimiento de añadidura de la preparación debajo del abanico,... quizá por los nervios no me salió demasiado fino. El abanico se descuadró un poco y alguno de los presentes (que ya había visto el vídeo) notó esa falta de finura. A otros les coló. Eso me enseña que aunque uno esté medianamente seguro de que tiene controlada cierta técnica manipulativa, tiene que ensayarla bastante ella sola, sobre todo unos momentos antes de la actuación, no puede confiar en que otras veces le haya salido bien. Hay que cogerle el tacto a esta técnica, y si por nervios o por lo que sea inclinas demasiado la baraja hacia abajo o no tomas contacto con el abanico de la manera correcta, éste puede desbaratarse un poco y quedar sucia la maniobra del añadido secreto. No es que se viera la trampa pero no quedó fina. Eso hay que cuidarlo.
Y luego, el tema más importante. Los breaks cantan al hacer la mezcla hindú sobre todo. Se ven... ya que el público de magos que tuve anoche no estaban todos frontales sino que era una mesa larga en cuyo extremo actuaba yo, y habían algunos espectadores en los laterales, no justamente a mi lado, pero sí que veían la baraja en un ángulo de 45º, 60º, etc, no 90º como sería el caso de estar frontales. Desde esos ángulos se distinguen las aberturas ocasionadas por los breaks.
Si fuera un break normal con el meñique, no habría demasiado problema porque lo intentaría ocultar inclinando un poco ese lado de la baraja hacia abajo o haciéndolo más discreto, más con la yema del dedo para que fuera bastante estrecho. Pero el problema es que hay mucho trasiego de break para aquí, break para allá y mezcla hindú aguantando una separación inferior. Todo eso pasa con público frontal, pero con público a 45º o 60º no. Así que tomé la determinación de suprimir la separación inicial. Es decir, no hacer break durante la mezcla hindú, sino sólo en el mismo momento de repartir cartas, tomarlo. Esto puede hacerse hojeando la baraja por su extremo interior con mi pulgar derecho, para ver dónde está la carta vuelta y tomar el break una carta o dos por encima, o incluso con una carta corta que facilite al máximo esa operación. Esa es la mejora más importante que va a cambiar bastante el modus operandi del juego.
También hay que decir que, aunque en el vídeo sugiero poner una carta al revés para formar el falso dorso que se ve después, he decidido poner DOS cartas al revés, no una, porque a veces en los ensayos he tenido dificultades al mostrar el repóquer de ases, carta por carta, ya que al coger el último as, como se te descuadre un poco la carta vuelta, ya se ve debajo una boca arriba, y eso me hace tomar los ases con bastante miedo y se puede notar demasiada precaución. Si pongo dos cartas al revés, ya voy más seguro -aunque ello suponga una carta más en el añadido secreto-, ya que si se desplazara el falso dorso habría un segundo falso dorso debajo.
También un par de magos me sugirieron que no hiciera mezcla hindú sino por arrastre, que es la más conocida por la gente, ya que la hindú suena rara a los profanos. Puede ser una buena medida, aunque entonces tendríamos que quitar todas las mezclas hindús... Yo creo que no es necesario prescindir de las hindús por el hecho de que no sea muy habitual verlas, pero puede ser conveniente, sí.