Esta anécdota quizas no sea muy divertida, por lo menos para su protagonista: Pepe Carroll. No sé si será cierta o no, pero ahí va:
Resulta que había acabado Carroll su actuación y volvía al camerino. Había hecho el clásico efecto de las agujas que se tragan, se bebe agua, se traga hilo, se muestra la boca y después salen enhebradas las agujas en el hilo.
Pues bien, estaba en su camerino, decía, guardando sus cosas y se puso a contar las agujas y...
¡LE FALTABA UNA AGUJA! ¡IMAGINAOS! ¡QUÉ MAL RATO!
En fin, que yo sepa no volvió a saber nada de esa maldita aguja, lo cual quiere decir que no se la tragó ¡DIGO YO!
Resulta que había acabado Carroll su actuación y volvía al camerino. Había hecho el clásico efecto de las agujas que se tragan, se bebe agua, se traga hilo, se muestra la boca y después salen enhebradas las agujas en el hilo.
Pues bien, estaba en su camerino, decía, guardando sus cosas y se puso a contar las agujas y...
¡LE FALTABA UNA AGUJA! ¡IMAGINAOS! ¡QUÉ MAL RATO!
En fin, que yo sepa no volvió a saber nada de esa maldita aguja, lo cual quiere decir que no se la tragó ¡DIGO YO!