Esta tercera parte de la historia, entra en el siglo XIX, en el cual cambian las costumbres en las salas de espectáculos, que eran gratis, y ya se empieza a cobrar por ver espectáculos. Hasta entonces la magia no tuvo grandes avances, se abusaba de muchos aparatos trucados, raras vestimentas de colores muy vivos, y un desmedido uso de objetos de cobre y hojalata, de alfombras y de tapices.
Pero gracias a Robert Houdin (1805-1871) que revolucionó la magia y empezó a considerarse como un arte (menos mal), es considerado como el “Padre de la Magia Moderna”. Francés y de profesión relojero, lo cual le sirvió, aparte de su inventiva y habilidad, para fabricar autómatas. Gracias él se debe el uso de ropa elegante, una gran escenografía y presentación (eliminando los chistes y bromas de mal gusto), y el abandono de aparatos que no se pudieran dar a examinar al público. Creador de una gran cantidad de juegos, nos dejó una serie de libros, traducidos a varios idiomas.
Pero no sólo logró grandes éxitos en el Teatro Palais-Royal de Paris, desde 1845, sinó que gracias a su fama, desempeñó un papel importante para aplacar una revolución en Argel. En 1856 unos líderes religiosos argelinos, los Marabús, incitaron a las tribus del país africano a rebelarse contra los franceses, para expulsarlos. El gobierno francés solicitó a Robert Houdin que, con una exhibición de magia pudiera contrarrestar los efectos mágicos que los Marabús usaban para sorprender a los líderes tribales. Su magia asombró a la concurrencia y a la asamblea de los jefes de la tribu, llegando a la conclusión de que la magia francesa era mejor que la de los Marabús. Con ello la paz se restableció y Houdin volvió a París de forma triunfal.
Poco a poco las salas de espectáculos en Europa se ven cada vez más llenas de un público deseoso de ver magia. En Inglaterra sobresale David Devant y de la escuela austro-hungara el célebre Carl Compars Herrnan. Aparece Hofzinser, quien aplicó la espectacularidad y grandes sutilezas a la cartomagia.
En Estados Unidos, gracias a la influencia europea, sobretodo de Robert Houdin y de Carl Herrnan, destaca el ilusionista famoso por sus grandes números de escapismo, Harry Houdini (Eric Weiss, 1847-1926), inventor del famoso juego de la metamorfosis, consiguió escapar de todo tipo de esposas y cadenas. Delator de los “falsos espiritistas”, se comenta que una vez muerto, envió un mensaje del más allá, pero se pudo demostrar que también fue una falsa.
Pero gracias a Robert Houdin (1805-1871) que revolucionó la magia y empezó a considerarse como un arte (menos mal), es considerado como el “Padre de la Magia Moderna”. Francés y de profesión relojero, lo cual le sirvió, aparte de su inventiva y habilidad, para fabricar autómatas. Gracias él se debe el uso de ropa elegante, una gran escenografía y presentación (eliminando los chistes y bromas de mal gusto), y el abandono de aparatos que no se pudieran dar a examinar al público. Creador de una gran cantidad de juegos, nos dejó una serie de libros, traducidos a varios idiomas.
Pero no sólo logró grandes éxitos en el Teatro Palais-Royal de Paris, desde 1845, sinó que gracias a su fama, desempeñó un papel importante para aplacar una revolución en Argel. En 1856 unos líderes religiosos argelinos, los Marabús, incitaron a las tribus del país africano a rebelarse contra los franceses, para expulsarlos. El gobierno francés solicitó a Robert Houdin que, con una exhibición de magia pudiera contrarrestar los efectos mágicos que los Marabús usaban para sorprender a los líderes tribales. Su magia asombró a la concurrencia y a la asamblea de los jefes de la tribu, llegando a la conclusión de que la magia francesa era mejor que la de los Marabús. Con ello la paz se restableció y Houdin volvió a París de forma triunfal.
Poco a poco las salas de espectáculos en Europa se ven cada vez más llenas de un público deseoso de ver magia. En Inglaterra sobresale David Devant y de la escuela austro-hungara el célebre Carl Compars Herrnan. Aparece Hofzinser, quien aplicó la espectacularidad y grandes sutilezas a la cartomagia.
En Estados Unidos, gracias a la influencia europea, sobretodo de Robert Houdin y de Carl Herrnan, destaca el ilusionista famoso por sus grandes números de escapismo, Harry Houdini (Eric Weiss, 1847-1926), inventor del famoso juego de la metamorfosis, consiguió escapar de todo tipo de esposas y cadenas. Delator de los “falsos espiritistas”, se comenta que una vez muerto, envió un mensaje del más allá, pero se pudo demostrar que también fue una falsa.
Dani Monells
dani@damainquieta.com
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