Os pongo un poco en antecedentes. Este pasado fin de semana he conocido a Rubén, un niño de 9 años que ya estuvo en la convivencia de Cabra (a la que no pude ir, pero lo leí por aquí) y que tiene una afición por la magia muy fuerte. A sus 9 años hace enfiles y algunos forzajes bastante bien ejecutados. Según su madre, ensaya varias horas al día, lo que (de momento) no afecta a su resultado escolar, obteniendo muy buenas notas.
Allí en Medina Sidonia donde lo conocí, el festival era un concurso, al que Rubén se presentaba al igual que los otros 15 que nos presentábamos. Dos semifinales y una final. El jurado no quiso que Rubén pasara a la final del concurso, a mi entender no tuvo en cuenta su edad y sí su magia (como debe ser, o eso creo yo) y no consideró su número digno de pasar a la final (como el de otros 7 compañeros más).
Cuando el jurado dió su fallo, pude ver a Rubén llorando como un niño (entiéndase la ironía del comentario) entre bambalinas. No me pude resistir y fui a hablar con él, a explicarle que los concursos son así, que pocos ganan y que la mayoría de veces se pierde, que eso no significaba que fuera malo sino que tenía que seguir trabajando. Me tomé la libertad de darle algunos consejos (aunque creo que sería mejor que se lo dieran en su casa): "Rubén, tienes 9 años, que te guste la magia es guay, sigue ensayando, practica y juega. Lo importante es que te lo pases bien con esto, no que vayas a concursos, lo importante es que aprendas y hoy has aprendido un montón. ¿Que no has pasado a la final? Da igual tio, lo mejor es que te lo has pasado bien, has estado haciendo tu magia en un escenario, la gente te ha visto y lo mejor es que has aprendido. Dedícate a estudiar, que la magia sea una afición para ti, una forma de pasártelo bien, sal, juega, ve la tele, practica magia... ya habrá tiempo para concursos"
Todo esto me lleva rondando en la cabeza desde entonces. Yo eso se lo dije allí, entre sus lágrimas sin que él mismo entendiera qué era lo que había pasado ¡Si ya tenía preparados los juegos que iba a hacer en la final!. Creo que todos fallamos en estos casos. Primero sus mayores, los que deben velar por la integridad emocional de este niño (también me tomé la libertad al día siguiente de decirle a sus padres lo que yo pensaba), fallamos el resto de magos, que lo tomamos como un mago más olvidando en ocasiones su edad, fallo de la organización que permite que un niño de 9 año compita como igual con los adultos. Quizás, el que menos falla es Rubén, que está haciendo algo que le gusta, al menos de momento, porque uno deja de amar aquello con lo que se siente fracasado, y creo que él se sintió así el sábado.
Bueno, quería compartir esto con vosotros y si os parece bien comentar y analizar el caso, no como el caso de Rubén, sino que nos sirva él de ejemplo para hablar de este tema.
Saludos a todos
Luigi
Allí en Medina Sidonia donde lo conocí, el festival era un concurso, al que Rubén se presentaba al igual que los otros 15 que nos presentábamos. Dos semifinales y una final. El jurado no quiso que Rubén pasara a la final del concurso, a mi entender no tuvo en cuenta su edad y sí su magia (como debe ser, o eso creo yo) y no consideró su número digno de pasar a la final (como el de otros 7 compañeros más).
Cuando el jurado dió su fallo, pude ver a Rubén llorando como un niño (entiéndase la ironía del comentario) entre bambalinas. No me pude resistir y fui a hablar con él, a explicarle que los concursos son así, que pocos ganan y que la mayoría de veces se pierde, que eso no significaba que fuera malo sino que tenía que seguir trabajando. Me tomé la libertad de darle algunos consejos (aunque creo que sería mejor que se lo dieran en su casa): "Rubén, tienes 9 años, que te guste la magia es guay, sigue ensayando, practica y juega. Lo importante es que te lo pases bien con esto, no que vayas a concursos, lo importante es que aprendas y hoy has aprendido un montón. ¿Que no has pasado a la final? Da igual tio, lo mejor es que te lo has pasado bien, has estado haciendo tu magia en un escenario, la gente te ha visto y lo mejor es que has aprendido. Dedícate a estudiar, que la magia sea una afición para ti, una forma de pasártelo bien, sal, juega, ve la tele, practica magia... ya habrá tiempo para concursos"
Todo esto me lleva rondando en la cabeza desde entonces. Yo eso se lo dije allí, entre sus lágrimas sin que él mismo entendiera qué era lo que había pasado ¡Si ya tenía preparados los juegos que iba a hacer en la final!. Creo que todos fallamos en estos casos. Primero sus mayores, los que deben velar por la integridad emocional de este niño (también me tomé la libertad al día siguiente de decirle a sus padres lo que yo pensaba), fallamos el resto de magos, que lo tomamos como un mago más olvidando en ocasiones su edad, fallo de la organización que permite que un niño de 9 año compita como igual con los adultos. Quizás, el que menos falla es Rubén, que está haciendo algo que le gusta, al menos de momento, porque uno deja de amar aquello con lo que se siente fracasado, y creo que él se sintió así el sábado.
Bueno, quería compartir esto con vosotros y si os parece bien comentar y analizar el caso, no como el caso de Rubén, sino que nos sirva él de ejemplo para hablar de este tema.
Saludos a todos
Luigi