Presentación, psicología, técnicas teatrales,...
#169659 por Daroca
28 Nov 2014, 21:41
Aquí se pueden comentar diversos trastornos o incluso enfermedades psicológicas que podemos padecer los magos: necesidad de llamar la atención, narcisismo, complejos, aislamiento voluntario de otros magos, nervios, perfeccionismo enfermizo, celos, envidias, disconformidad con la propia magia, falta de sentido, pérdida de la ilusión y el ánimo para hacer magia, depresiones por fallos o por ausencia de éxito, coleccionismo absurdo, tener la casa llena de juegos que no has hecho ni harás, ensayar sin actuar, dispersiones que nos impiden avanzar, querer dejar la magia drásticamente, etc.

Si hay algún psicólogo o psiquiatra entre los lectores, se agradecería el comentario de cualquier patología relacionada con el tema. También se agradecería declarar que alguien tiene tal o cual problema psicológico relacionado con la magia, o que se sienta así o de otra forma que quizá no debería sentirse, todo en relación con el Ilusionismo, para poder analizar el problema.

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#169661 por AXELAN
28 Nov 2014, 22:30
Me parece un tema muy interesante a tratar, porque TODOS "tenemos una buena pedrada" y el que piense que NO ,.... !!!!que tire la primera piedra¡¡¡¡¡¡
#169662 por Daroca
28 Nov 2014, 22:58
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Vamos a empezar con uno de los más comunes y lógicos:



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Yo muchas veces me he visto con este trastorno (tengo muchos de la lista anterior), es decir, buscar el aplauso y la admiración por encima de la magia, y creo que es uno de los motivos por los que me inicié en el Ilusionismo, me encantaba demasiado llamar la atención. Creo que ya lo voy controlando.

En mi opinión, el mago narcisista es el mago que, aunque también le guste la magia por otros motivos, la razón principal que le mueve es ser admirado. Necesita cariño, necesita alimentar la imagen que se ha formado de sí mismo, y para ello busca aplausos. Le duele mucho si sus juegos no tienen un efecto potente, pero no por razones artísticas sino porque no cosecharía entonces su ración de admiración.

La razón de este trastorno hay que buscarla fuera de la magia, por razones personales que probablemente se remonten a su infancia: falta de cariño o de atención que el mago quiere suplir ahora con la magia, o a veces demasiado cariño y atención recibidos que le hacen tener una autoimagen demasiado alta y entonces sufre al ver que no se le valora como cree que merece. O sea, que el buscar la admiración y el aplauso viene por un complejo de superioridad, y éste surge, bien directamente o bien a veces como la evolución de un incipiente complejo de inferioridad, transformado en uno de superioridad para evadirse de esa sensación dolorosa.

Pienso que la cura para el narcisismo mágico no consiste en evitar los síntomas sino en modificar la raíz del problema. El mago narcisista debe mentalizarse que no es ni peor ni mejor que los demás personas, es como los demás, vale tanto como todos en cuanto a valor humano. Pero en concreto lo más importante es pensar que NO VALE MÁS que sus espectadores, NO VALE MÁS que la gente que ve por la calle, y por tanto no tiene que trabajar para conseguir la admiración que merece, porque NO LA MERECE como persona. Y no la merece, no por ser peor que los otros sino por ser igual a los otros. Si realiza algún esfuerzo, ha de ser para integrarse en el grupo, para ser uno más, que es lo que es, nunca para destacar.

No hay que confundir una alta autoestima con un complejo de superioridad. El que tiene una autoestima alta sabe que es capaz de hacer muchas cosas, sin ese sentimiento de la baja autoestima de que no es capaz de hacer ciertas cosas, pero el saber que eres capaz de hacer cosas no te convierte en mejor que nadie. El que tiene autoestima alta le encanta contemplarse a sí mismo por lo maravilloso que es, pero igual le gusta contemplar a los demás, que son igualmente maravillosos, y nunca pensará que él es más maravilloso que otros, porque es como todos, sólo que cada cual con sus especialidades y diferencias.

Entonces, el hacer magia debe tener como motivo sano el sentirse atraído hacia el arte y querer compartirlo para que otros sientan lo mismo que él, pero no con el objetivo de ser él la persona que hace magia y así ser el centro de la atención y del aplauso, sino por compartir lo bueno por amor a los demás, porque te cae bien la gente y te cae bien la magia y quieres unir a ambos. La victoria del mago que intenta curar su narcisismo se daría cuando consiguiera disfrutar igual, tanto si un buen juego de magia lo hace él como si lo hace otro mago y él lo presencia, y también cuando nota que si el juego no tiene demasiado éxito o incluso falla, no sufre, simplemente no es lo que buscaba, no es para lo que ha ensayado duramente, pero no le duele mucho; es sólo una contrariedad que habrá que solucionar en el futuro, pero no se hunde. Su felicidad no depende de su éxito o de la cantidad de aplausos o de la boca que abra la gente o de si le hacen mucho caso o poco, él siempre está a gusto porque no necesita que lo pongan en un pedestal.

En cuanto el mago narcisista consigue esa nueva visión de sí mismo: como que no es mejor que otras personas, ya puede mostrar su arte, igual que aquél que cuenta un chiste por animar el ambiente, pero no porque sea el gracioso del grupo, sino que a lo mejor lo cuenta después de que otro haya contado otro chiste, y antes de que alguien más le toque por contar un tercer chiste. O sea, el arte es compartir algo que te gusta mucho y que te eleva, y disfrutar al ver las caras de los espectadores porque les aprecias y te gusta que hayan sentido lo que tú sientes. Los aplausos, el mago equilibrado los entiende como caricias mutuas: tú les acaricias con un juego y ellos te acarician con el aplauso, es un darse amor, pero no es subirte a ningún pedestal en el que mereces estar. Si no se da la ocasión para hacer magia con un grupito de gente, no pasa nada, hay otras cosas que te gratifican igual, como conversar, reírse juntos de cosas, jugar a algún juego… mientras que el mago narcisista no le gustan tanto esas otras actividades como la magia, porque con la magia obtiene elogios, admiración, ser el centro de atención, y con las otras actividades no. Lo que no sea magia no calma la sed del mago narcisista, pero en cambio al mago equilibrado todo le gusta, y por supuesto hacer magia también.

El mago narcisista cuando va a una fiesta o a un viaje con compañeros de curso o a una boda, comunión, cumpleaños o bautizo como invitado, está pensando todo el rato en el momento de hacer magia, vive para ese momento y luego vive para el recuerdo de lo bien que ha estado. Todo lo que pasa antes y después no le presta demasiada atención, no vive el evento como los demás, está pendiente de cuando llegue su momento, y después de paladearlo. Es ese momento en que se reconozca que él vale mucho, que les quede claro a todos que no es uno más sino que la gente le debe tener en un alto concepto, y también, a las chicas les debe gustar, les debe atraer sexualmente por haber hecho magia, pero no sólo por ligar sino sobre todo porque necesita sentirse así de deseado o admirado.

El narcisismo es una carga pesadísima, esclaviza a la persona a buscar constantemente devotos que depositen su ofrenda floral a sus pies, y eso es un trabajón, no te deja fijarte ni disfrutar de otras cosas. Eso sí, goza más que nadie cuando se produce esa "merecida" admiración, pero también sufre más que nadie cuando no se produce en el grado que desea, y sobre todo si no se produce o si nota cierto desprecio o minusvaloración.

Así que el mago narcisista debe trabajar el diálogo interior en el sentido de desmitificarse como estrellita, como diosecillo. Debe mentalizarse (y ese es un trabajo que puede durar su tiempo) que no es menos que los demás, pero tampoco es más que las demás personas. Es como todos, eso sí, sabe hacer magia, pero como otro sabe inglés o matemáticas mejor que tú o tiene unos talentos o gracias que tú no tienes. Y como no eres mejor que los demás, no necesitas demostrártelo, ni tampoco sufres si te ignoran. Tu felicidad es estar integrado en el grupo, ser aceptado como uno más, y eso es lo que hay que intentar. Y si te ignoran, no lo notas mientras no te desprecien. Eres feliz compartiendo ese momento colectivo como uno más, y si toca hacer magia, pues adelante, en ese momento brillas y luego te apagas de nuevo, y si no brillas no pasa nada, no has brillado -porque es lo que te mereces, no brillar, porque eres como todos- y no te duele.

Es discutible todo lo que he escrito, por supuesto.
#169663 por AXELAN
28 Nov 2014, 23:02
Yo ya me he autopsicoanalizado, y sé de donde me viene.
Tendría unos cuatro años cuando mis padres me llevaron a ver unos payasos…me lo pasé tan bien, que al día siguiente les estuve insistiendo toda la mañana para que me volvieran a llevar…se negaron, alegando que vería exactamente lo mismo que habia visto ayer.

Me explicaron que todo era mentira, que en realidad, no eran así de tontos y que hacian eso para que la gente se divirtiera.

En lugar de decepcionarrme,… el hecho de “saber el truco” me pareció mucho mas fascinante que todo lo que había visto día anterior.…En ese momento entendí lo que era para mí LA MAGIA.
Lo que me hace feliz es cuando consigo recrear ese sentimiento en los demás....Así de sencillo.
#169664 por Daroca
28 Nov 2014, 23:13
Pues eso parece sano, AXELAN. Es que te fascina la magia por el hecho de haber una vida externa de los juegos junto con una vida interna que se oculta, y como te gusta quieres que los demás lo sientan tan bien, para tú ser feliz comunicando eso que te fascina. Eso es totalmente equilibrado.
#169672 por Daroca
29 Nov 2014, 16:57
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Esto también me ha ocurrido y ocurre a veces, como impulso primario que luego tengo que dominar.

El sentimiento de la envidia "mágica" es cierto malestar involuntario por el triunfo de otro mago, y el bienestar (a menudo inconsciente) porque ese mago no haya triunfado. Si el otro mago triunfa, el envidioso le felicitará, incluso puede que conscientemente se diga a sí mismo: "me alegro por él"… pero si se pone la mano en el corazón sabe que no es eso lo que siente por dentro. De la misma forma que si a ese mago de referencia no le van bien las cosas (aunque tampoco muy mal, ya que entonces despertaría la compasión y anularía la envidia), el envidioso nota cierto bienestar, un placer tan inconfesable que públicamente dirá: pobrecito, no le han dado el primer premio, y sin embargo se lo merece, o no ha obtenido el éxito que esperaba… y probablemente pensará algo parecido para no sorprenderse a sí mismo atrapado en la penosa envidia, pero por sus adentros transcurre una corriente subterránea diferente. El mago envidioso sabe que su cuerpo está experimentando cierto placer, y si se pone a averiguar de dónde viene, la verdad es que lo va a saber muy bien. Este sentimiento es habitual, tanto en la magia como en cualquier otro ámbito de la vida.

Vamos a tratar únicamente la envidia como trastorno psicológico, es decir, sentir envidia, lo cual no se puede evitar si uno tiene esa deficiencia psicológica. Porque una cosa es sentir y otra consentir. No hablamos por tanto aquí de la envidia como falta moral, como pecado capital, como malicia, que sería entregarse a ese sentimiento, alimentarlo e incluso realizar acciones en contra del envidiado. Eso es otro tema que no es psicológico sino moral: la acción envidiosa no es solamente sentir envidia sino desear conscientemente que a esa otra persona le vaya mal, e incluso el realizar acciones en su contra (hablar mal de esa persona, resaltar sus defectos, calumniarle, obstaculizarle, e incluso boicotearle o hacerle algún daño). Eso ya no es un trastorno -del cual poca culpa se tiene-, sino que es una elección personal hacia el mal.

Si sientes envidia, ante todo no tienes que culpabilizarte, porque has crecido con unos esquemas de percepción de la realidad que favorecen la envidia. No es culpa tuya si sientes envidia por el éxito ajeno. Sabes que tienes que dominarla, que a pesar de esa tristeza tienes que felicitar al ganador e intentar alegrarte por dentro, superando ese sentimiento negativo, pero no puedes no sentir ese principio de envidia, a no ser que cambies tu modo de percibir las cosas, desde un modo competitivo a un modo integrador o sinérgico.

Vamos a proponer un método de percepción que es muy útil para desterrar el sentimiento de la envidia, y por tanto ser más felices, pues no tendremos que sufrir luchando contra él. Presta atención a este vídeo donde se explica muy claramente.



El enfoque que se explica en este vídeo puede ser una buena solución. No somos individuos aislados, no somos dioses de nuestro universo personal ni tenemos que competir con los dioses de los universos burbuja vecinos. Somos todos hermanos unidos por un invisible cordón umbilical. El éxito de otro es mi éxito, es el éxito de todos, es el éxito de la Humanidad, sólo que alguien tiene que enarbolar esa bandera. Si la mano derecha escribe poemas, la izquierda no la envidia, porque el mérito de la mano derecha es también de la izquierda, porque ambas están integradas en el cuerpo. Pero claro, una mano tiene que escribir, no pueden ser las dos, y si la derecha es la encargada de esa labor, ello no dice nada en contra de la mano izquierda.

De la misma manera, si en una composición musical los violines tienen un papel preponderante, los instrumentistas de viento no sienten envidia de ello, porque ese "triunfo" de los violines es el triunfo de la orquesta y por tanto el triunfo de los instrumentos de viento. Cuando un espectador felicite a un miembro de esa orquesta que toque la flauta, dirá: qué bien habéis tocado, me ha encantado… no dirá: qué bien han estado tus compañeros de los violines, te deseo que algún día llegues tú también a ese nivel… Nadie dice eso porque se tiene el concepto de orquesta, en donde todos los instrumentos están integrados, cada cual con su papel.

En cambio, en los triunfos de la vida, hemos perdido esa percepción integradora y tenemos una individualista. El que triunfa es un triunfador, y el que no triunfa como él, no se le puede llamar triunfador, porque no ha triunfado, el que lo ha hecho ha sido el otro, no él, eso sería apropiarse los méritos. Pero no es así, eso es una perspectiva equivocada que nos han metido en la cabeza desde pequeños y que nos causa bastantes problemas, entre ellos el sentimiento de la envidia lógico y natural: ¿POR QUÉ ÉL Y NO YO? !!!

Así que una buena solución pasa por entender que, si un mago triunfa o hace un buen juego o tiene más éxito que nosotros ante el público, o les hace reír de una manera que nosotros no sabemos, o tiene una habilidad a la que nosotros no llegamos, o le han dado un premio que a nosotros no nos darían o simplemente nos ha ganado en un concurso… tenemos que pensar que no ha triunfado él sino la magia, y por tanto nosotros también. Eso sí, el brazo que la magia ha utilizado para brillar, es ese mago y no nosotros, pero que si triunfa él nosotros triunfamos, y si fracasa él todos nosotros fracasamos.

Que la mano izquierda no sienta envidia de la mano derecha, que el segundo violín no sienta envidia del primero, ni la tuba de la flauta, ni la percusión del violonchelo, ni el defensa del delantero, ni el alero del pivot, ni el técnico de la NASA del astronauta que físicamente llega al espacio.Todos formamos una malla, una red interconectada para definir una misma realidad, un mismo concepto.

¿Qué es lo que determina que unos magos triunfen más que otros? ¿Realmente el mérito personal?… No, lo determina la suerte que han tenido, los talentos con los que nacieron, las circunstancias que han vivido, los magos que les han enseñado, la formación de que han podido tener, la ausencia de problemas que les haya permitido ocuparse mejor de la magia, sus genes, la educación familiar… En definitiva, un conjunto de carambolas. Cuando alguien triunfa o cuando alguien no lo hace, poco mérito o poca culpa tiene esa persona, si tiene alguno. La mayoría de su éxito le viene dado, le viene "escrito", digamos que le ha tocado, igual que a la mano derecha le ha tocado ser la que escribe (en alguien diestro) y a la izquierda no. ¿Merece aplauso la mano derecha? No, el que merece aplauso es el cuerpo. Un mago de éxito no merece aplauso, sino la magia, el conjunto de todos los magos, pero a pesar de eso, no cuesta nada aplaudirle por amor, por agradecimiento, por devolverle con la caricia de nuestro aplauso la caricia que nos hace con sus juegos, y porque con el aplauso expresamos admiración a la magia y nos ayuda a disfrutarla más. Pero ese aplauso dirigido a él, es en realidad un aplauso dirigido a la magia, un aplauso dirigido a todos los magos, un aplauso dirigido a nosotros y, para el que sea creyente, un aplauso sobre todo dirigido a Dios.

Si nos entrenamos en ver a los demás magos como brotes de la magia, como "emergencias de la Fuerza" (que diría un Jedi), y que en realidad somos todos los que estamos triunfando a través de ese representante, podremos aplaudir sinceramente sin calmar ocultamente el sentimiento de la envidia. Alguien mejor que nosotros en algo, no compite contra nosotros y nos gana, sino que ganamos nosotros también, como cuando un futbolista de nuestro equipo marca gol, saltamos alegres aunque no hayamos sido nosotros los autores del gol. Así que ésa es la mentalización: EL ÉXITO DE CUALQUIER MAGO ES MI ÉXITO TAMBIÉN, Y MIS ÉXITOS SON EL ÉXITO DE TODOS LOS DEMÁS MAGOS. LO QUE PASA ES QUE ALGUIEN TIENE QUE GANAR, A ALGUIEN LE TIENE QUE TOCAR MÁS TALENTO O MÁS HABILIDAD O MÁS SUERTE, IGUAL QUE UN SOLO FUTBOLISTA, MÁS HÁBIL Y ENTRENADO, TIENE QUE MARCAR EL GOL, NO PUEDE SER LOS 11 CHUTANDO A LA VEZ LA PELOTA, PERO EL GOL ES DEL EQUIPO, LO HEMOS MARCADO TODOS, AUNQUE FÍSICAMENTE HAYA SIDO SÓLO UNO. EL TRIUNFO DE UN MAGO ES EL TRIUNFO DE LA MAGIA, DE LA HUMANIDAD, DEL EQUIPO FORMADO POR TODOS LOS MAGOS DEL MUNDO, ¡ES TU TRIUNFO!
#169691 por Daroca
30 Nov 2014, 03:29
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Lo que voy a escribir es mi opinión. Puede ser diferente a las de otras personas, las cuales respeto.

Desde pequeños nos han enseñado a tomar el deporte con la llamada deportividad, con el espíritu olímpico desarrollado por el Barón Pierre de Courbertin. Sin embargo, si en el deporte ya es difícil aplicar este espíritu, pues hay que mentalizarse mucho, resulta enormemente más difícil en otro tipo de concursos y de premios, en los que el criterio del jurado no es tan objetivo como el "Citius, Altius, Fortius" (más rápido, más alto, más fuerte). En cambio, en deporte sí que se puede decidir, por ejemplo, qué saltador de altura salta más alto, sin protestas: si el listón está en el suelo, no lo has pasado, macho… por mucho que digas que lo has saltado. Y aun así se dan protestas y enfados en las competiciones deportivas.

Sin embargo en las competiciones artísticas, es imposible la objetividad. Dos jurados diferentes pueden invertir el orden de clasificación de dos participantes, viéndolos en la misma actuación, y por supuesto pueden diferir en quienes reciben los premios y quién es el primero.

Si a esa subjetividad se une a la no mentalización de los concursantes sobre la subjetividad de la prueba y la irrelevancia del resultado, pues surgen las decepciones, los enfados, las protestas, etc. Y el problema, a nivel psicológico, se extiende también a cuando dicha disconformidad y enfado no se hace público sino que lo vive como tal el concursante en su fuero interno. Lo primero que hay que preparar para un concurso o participación en un premio, es la mentalización, saber a lo que vas y de qué va esta película...

Esa mentalización consiste en tener claro que un concurso artístico no es una medición de la calidad del mago, sino un divertimento. Ni siquiera vamos a llamarlo "juego", porque un juego tiene sus reglas objetivas, o por lo menos suelen ser más objetivas que las de un concurso, donde hay reglas pero no con ese grado de objetividad porque no se puede. Si en el parchís, matas y cuentas 20, si cuentas 25 tendrás que volver 5 hacia atrás porque te habrás pasado. Si te comes una ficha sin haber llegado a su casilla o tiras el dado dos veces para conseguirlo, no te dejarán dar ese paso. Un concurso no es una medición de calidades, no es ni siquiera un juego, es un DIVERTIMENTO, UN ENTRETENIMIENTO EN EL QUE NO HAY QUE TOMAR EN SERIO SU SIMULACRO DE MEDICIÓN DE QUÉ MAGO ES EL MEJOR.

El DIVERTIMENTO en el cual consiste un concurso de magia, es una simulación (honesta y bienintencionada, pero simulación) de ordenación de los participantes según su calidad mágica con arreglo a ese número que presentan. No hay que fiarse del resultado, aunque es verdad que cuando hay una distancia real entre alguien con mucha más calidad mágica que los demás, lo normal es que el fallo del jurado acierte. Si se presenta Fred Kaps con su número de manipulación y yo con el mío y pepito pérez con el suyo, lo normal es que de cien jurados, los cien den el premio a Fred Kaps, por mucho que digamos que los jurados son subjetivos (siempre que sean honestos).

Así que un jurado de magia, en los casos donde haya un claro "mejor" con mucha diferencia respecto a los demás, la inmensa mayoría de las veces dará el premio al mejor, si no hay corrupciones o criterios de decisión más allá de los que están escritos, lo cual también puede ocurrir. Sin embargo, cuando no haya gran diferencia entre el mejor y los demás, no apostemos la vida por el resultado, porque puede variar muchísimo.

Así que hemos de ir a un concurso, teniendo claro que es un poco una "lotería", un divertimento para pasarlo bien entre amigos, y que ni siquiera llega a ser un juego con reglas objetivas. Los miembros del jurado han de ser honestos y rigurosos con los criterios, faltaría más, pero sabiendo que de poco va a servir esa pretensión de rigor y de "justicia", porque no se puede... De lo que hablamos es de que el sistema está viciado por naturaleza, tiene apariencia de juicio recto y exacto, pero no lo es por su propia naturaleza, por mucha buena intención y honradez que tengan los miembros del jurado. Y si encima a veces no la tienen por razones humanas -a veces inconscientes-, pues menos fiable es el tema. En algunos jurados muy concretos el premio puede estar decidido ya porque se dé el premio a la persona, no a su actuación concreta, o puede darse un premio para compensar una injusticia que sufrió ese mago en otro concurso, o por amistad, o por simpatía, o por valorar algo que no está exactamente en los criterios de valoración, o porque conviene que gane esa persona para el prestigio del premio, etc. (todos tenemos como arquetipo cómico de jurado penoso, los famosos "jurados" de Eurovisión). Si te tocara un jurado algo amañado y te dieras cuenta de ello y te indignaras o protestaras, la culpa de tu indignación sería sólo tuya, porque habrías tomado este entretenimiento con más solemnidad y gravedad de la que tiene. El que se enfada porque en un partido informal de playa entre niños con un balón de Nivea, no se ha pitado un fuera de juego, es que es tonto.

Al jurado hay que respetarlo a tope, es más hay que poner un reglamento durísimo que penalice a cualquiera que lo critique, salvo por cauces reglamentarios para obtener información para mejorar el sistema. No es justo criticar a un jurado, porque indica que el crítico no sabe en dónde está, ha tomado un concurso de magia como un instrumento de juicio con credibilidad. Eso es distorsionar la realidad y sólo conduce a problemas. Ser jurado es un servicio altruista y arriesgado que hay que valorar y agradecer. El que critica a un jurado no tiene claro de qué va un concurso de magia. Es un DIVERTIMENTO, es una EXCUSA para que los magos presenten su magia ante los demás magos con un punto de emoción, organizándolo como un concurso. Así hay más emoción, hay una trama, más allá de que simplemente vayan saliendo todos los magos a hacer lo suyo, como en una gala. Es divertido que haya concursos, pero ojo, son DIVERTIMENTOS, ni siquiera llega a juegos, es para pasarlo bien, y NO HAY QUE FIARSE DEL FALLO DEL JURADO, aunque en unas pocas ocasiones puede ser orientativo, pero en pocas. Y el que más claro ha de tener esto es el participante, por su propio equilibrio interior.

Lo que pasa es que el premio puede ser codiciado porque lleve aparejada una cantidad de dinero o un prestigio o una referencia curricular para presentarse a empresas y que te contraten o al actuar ante la sociedad, o simplemente porque halaga tu vanidad creerte que los premios son justos y que te los dan a ti, o porque vivirías como una humillación que todos vieran que no has obtenido premio, con lo buen mago que estás considerado por la comunidad mágica... Por esos motivos se hace más difícil todavía mentalizarse, pero hay que hacerlo. Si ese dinero o ese honor nos toca, pues qué bien, pero si no, también, no pasa nada porque no lo tenemos a priori, no es nuestro, luego no tenemos por qué aspirar a una cosa que no es nuestra y que surge de un divertimento inocente.

Por tanto, la mentalización, a mi modo de ver, debe ser: VOY A PARTICIPAR, NO EN UN CONCURSO SINO EN UN FESTIVAL DE MAGIA, CON LA ÚNICA INTENCIÓN DE MOSTRAR MI MAGIA A MIS COMPAÑEROS, PERO QUE ESTÁ PLANTEADO COMO CONCURSO CON PREMIOS PARA DAR EMOCIÓN, Y DE LOS CUALES NO HAY QUE FIARSE ABSOLUTAMENTE NADA. ES MUY FRECUENTE QUE UN MAGO QUE NO HAYA GANADO SEA MEJOR QUE EL QUE HAYA GANADO, Y QUE SI VARIARA EL JURADO VARIARÍA TAMBIÉN EL ORDEN DE LA CLASIFICACIÓN. CUANDO SE DAN EXCEPCIONES A ESTA ALEATORIEDAD, SE VE MUY CLARAMENTE: UN MAGO MUY BUENO ES RECONOCIDO EN SEGUIDA SIN NECESIDAD DE PREMIOS. PERO SI HAY CIERTA DUDA PÚBLICA ENTRE QUÉ MAGO ES EL MEJOR, EL FALLO DEL JURADO NO VA A SER QUIEN LO DECIDA, DESDE LUEGO. ENTONCES, VOY A DIVERTIRME EN ESTE DIVERTIMENTO CON FALSA APARIENCIA DE COMPETICIÓN, PORQUE NO LO ES REALMENTE. Y NO VOY A ILUSIONARME PENSANDO EN EL PREMIO, YA QUE ES UNA LOTERÍA LAS MÁS DE LAS VECES, SI ME TOCA, ME HA TOCADO, Y SI NO, COMO SE DICE EN LA DE NAVIDAD:"LA MEJOR LOTERÍA ES LA SALUD". SI NO GANO, HAGO PROPÓSITO DE NO PENSAR QUE EL GANADOR ES MEJOR QUE YO (SALVO QUE LO CREA SINCERAMENTE OBSERVANDO SU ACTUACIÓN), Y SI GANO, TAMBIÉN HAGO PROPÓSITO DE PENSAR QUE NO SOY MEJOR QUE LOS DEMÁS, SINO QUE ME HA TOCADO LA BOLITA Y YA ESTÁ.

Otro tema es si en arte se puede hablar de mejor y peor, que probablemente no se pueda más que a muy grandes rasgos. Pero si se pudiera, desde luego un concurso no es capaz de dictaminar nada que no sea absolutamente obvio.

Pues con esta actitud, vamos a disfrutar mucho más de los concursos de magia o de cualquier arte. Pero hay que mentalizarse muy bien, vigilando que no nos deslicemos hacia el lado oscuro de la percepción de los premios y concursos. Y cuidado también con el "síndrome de Estocolmo" cuando ganemos, porque nuestra opinión va a escorar subconscientemente a defender la justicia de nuestro premio, porque nos conviene mucho pensar así, y nos convertiríamos en esclavos de nuestro propio orgullo, perdiendo nuestra libertad de pensamiento sin darnos cuenta.
#169692 por Daroca
30 Nov 2014, 16:35
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También caigo yo en esto.

Sin tocar el tema del consumismo compulsivo, que sería una enfermedad, podemos hablar del consumismo como trastorno, como una alteración de la conducta que nos haría comprar cosas sin necesitarlas. El consumista no se puede decir que se gaste el dinero que necesita para comer, en comprar cosas, ni que compre grandes cantidades de las mismas, pero sí que su estrategia de compra es absurda y obedece a un vacío psicológico y a una falta de planteamientos de base.

El fundamento de este trastorno de comprar cosas que no necesitas, es calmar un vacío interior. Cuando compras obtienes un placer, lo que no es tuyo pero que se te aparece como deseable, pasa a ser tuyo, y entonces esa sensación desagradable de

:weary: _¡Ay qué bonito! Me gustaría tener ese juego o ese libro, pero no lo tengo… ¡Qué rabia!

no sólo consigues que desaparezca sino que la conviertes en una sensación muy agradable:

:yum: _ ¡Ya es mío! Aquí lo tengo. Míralo, lo puedo tocar… Es para mí para siempre. ¡Qué feliz soy!"

Y si alguien nos pregunta:

:anguished: _A ver, pero ¿esto lo vas a usar, lo vas a ensayar, lo vas a presentar en público?

Respondemos:

:dizzy_face: _¡Hombre, claro! No lo compro por comprar, si lo compro es porque lo ensayaré y lo presentaré…
:unamused: _¿Estás seguro? A ver, dime cuándo aproximadamente, para asistir al evento y aplaudirte.
:neutral_face: _Pues tío… no sé, ya veré, un día de éstos. Este juego me lo llevo a mi casa y lo tengo ahí para estudiarlo, no para almacenarlo. No te puedo decir cuándo pero esa es mi intención. Es más, esta semana seguramente me lo voy a mirar en cuanto tenga un poco de tiempo, o si no, dentro de este mes. Si no, no me compro las cosas; yo, si me compro algo es para utilizarlo.
(Un mes después) :smirk: _Hola, ¿has ensayado ya aquel juego?
:unamused: _Ah, ese, no, todavía no, pero lo tengo ahí junto con otros. A ver si estas vacaciones que vienen los despacho todos… Es que tengo un porrón de juegos y libros por estudiar.
(Dos meses después) :laughing: _Hola, veo que te has comprado el último libro de Mago Pepillo. ¿Has ensayado y presentado ya aquel juego?
:relaxed: _jeje, no todavía no, pero es que no podía dejar desaprovechar este pedazo de libro tan bueno. A ver si luego se va a agotar, porque sólo han sacado 75 ejemplares y dicen que no habrá reedición. Además, me han dicho que van a subir de precio. Es que te vienen 50 juegos buenísimos, uno de ellos la rutina con la que ganó el 2º premio en el concurso California Magic Stars.
:sweat_smile: _Ya, 50 juegos que te vas a estudiar en las vacaciones que vienen, junto al que tienes pendiente y a las decenas de juegos y libros que tienes sin destapar o vistos por encima y guardados.
:tightly-closed_eyes: _jaja, es verdad, no tengo que comprar tanto, eso nos pasa a todos ¿no? pero tienes razón. Por cierto ¿Vas a la conferencia de Mago Pepote? Lo digo por comprar las notas entre tú y yo, creo que va a explicar una versión de la carta en la cartera cojonuda, sin empalmes ni nada y el mago ni siquiera la toca, es el espectador el que se la saca del bolsillo. Está causando sensación, a ver cuánto vale el gimmick, creo que no es nada caro, me han dicho…
:worried: Tío…
:sunglasses: Ah, por cierto, tú sabes cómo va ese juego que nos hizo Mago Pepín, ¿no? Si lo tienes escrito envíamelo, por favor, y yo te envío el pdf del libro "200 juegos con el falso meñique del pie izquierdo", que dicen que está muy bien, no lo he estudiado pero dicen que hay cinco que cada uno vale el precio del libro. Ese es otro que tengo pendiente.
:rage: Adiós...


Esta pulsión hacia la compra, que no tiene por qué ser tan exagerada como en el ejemplo para ser inadecuada y absurda, viene del anhelo infantil de conseguir lo que nos entra por el ojo. _Mamá, mamá, cómprame eso. _Pero si te compré la semana pasada el otro juguete y lo tienes en casa y ya no juegas con él _No, pero este sí que voy a jugar con él, este sí que me gusta, el otro lo quería porque no sabía que estaba éste.

Compramos para obtener ese placer, y por tanto es un buen remedio (pero caro) para calmar la ansiedad y los vacíos. Pero también compramos sin que tengamos una ansiedad especial, sino que caemos en las trampas que hábilmente nos tienden los vendedores: "Si el juego es buenísimo y no me lo compro, me lo pierdo". "A este precio no lo volveré a poder comprar, ahora es la oportunidad". "Si además de este juego me llevo este y este, me los cobran como si sólo comprara dos. Si no aprovecho esta oferta es que soy tonto, es que tengo ganas de pagar más dinero por lo que puede valer sólo la mitad si aprovecho la oferta". "Jo, es que las barajas están a mitad de precio hasta fin de mes, venga pues voy a comprarme 30, ya las utilizaré". "Es que los profanos se ponen a gritar con este efectazo, ¿cómo no voy a tenerlo? Este hay que comprarlo sí o sí." "Me ha encantado este mago, las notas de su conferencia quiero tenerlas, y ese mátrix con monedas magnéticas tengo que hacerlo algún día, me lo compro y lo tengo ahí para ensayarlo, eso tengo que hacerlo yo algún día"…

Si tenemos esta tendencia a caer en las trampas comerciales, y la mayoría la tenemos, hemos de saber ver el problema desde fuera y aprender a tener los pies en el suelo.

Afortunadamente, uno de los pocos lados positivos de la crisis es que ayuda a superar estos defectos, porque uno no tiene dinero. Pero lo mejor es que cada uno tenga una "reunión" consigo mismo y se deje las cosas claras. La mentalización para remediar este trastorno, podría ser ésta:

1) NO VOY A CAER MÁS EN LA TRAMPA DE COMPRAR COSAS QUE NO VOY A EMPEZAR A ESTUDIAR MAÑANA MISMO, AUNQUE ME AHORRE DINERO, AUNQUE SE VAYAN A AGOTAR, AUNQUE ME GUSTEN MUCHO. EL MERCADO MÁGICO NO CIERRA, EL MES QUE VIENE Y EL AÑO QUE VIENE SEGUIRÁ ABIERTO. CUANDO NECESITE COMPRARÉ, PERO EN ESTA SEMANA NO VOY A NECESITARLO, ASÍ QUE NO LO COMPRO, YA LO COMPRARÉ LA SEMANA EN QUE REALMENTE VAYA A NECESITARLO. Y SI SE AGOTA, QUE SE AGOTE, OTRAS COSAS MEJORES SALDRÁN O LO VOLVERÁN A SACAR SI ES TAN BUENO. Y SI VALE LUEGO MÁS CARO, PUES PAGARÉ LA DIFERENCIA, PERO YA NO ME TOMARÁN MÁS EL PELO POR AHORRARME UN PAR DE EUROS.

2) HAGO PROPÓSITO DE NO SER UN NIÑO MIMADO Y MALCRIADO, DE NO PONER LOS OJOS EN UN JUGUETE DISTINTO CADA DÍA. A PARTIR DE MAÑANA VOY A ESTUDIAR, ENSAYAR Y PRESENTAR TODO LO QUE TENGO ALMACENADO EN LOS ARMARIOS -LOS JUEGOS DE LOS LIBROS, INCLUIDOS-. Y SÓLO CUANDO YA NO ME QUEDE NADA POR ESTUDIAR Y QUIERA MÁS -PORQUE SI NO, ME ABURRA-, ME COMPRARÉ COSAS NUEVAS. HASTA ENTONCES, QUE NO ME HABLEN DE COMPRAR. SI ALGO ME GUSTA MUCHO, ME LO APUNTO EN UNA LISTA PARA COMPRARLO CUANDO TERMINE TODO LO QUE TENGO PENDIENTE, PERO NO ME LO COMPRO NI LO GUARDO PARA ENTONCES SINO QUE LO APUNTO PARA COMPRARLO ENTONCES, QUE ES DIFERENTE. Y SI ME APETECE MUCHO ALGO, ME AGUANTO. ME COMPROMETO A ELLO POR MI PROPIA DIGNIDAD, HOY, A 30 DE NOVIEMBRE DEL 2014.
#169707 por Daroca
01 Dic 2014, 17:16
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También me pasa mucho.

Esto es lo que se conoce en castellano como "picaflor", o a través de la castiza expresión "culito veo, culito deseo". Es decir, un mago que responde a todos los estímulos que pasan por delante de sus ojos, sin saber renunciar a ninguno. Suele venir aparejado con el consumismo, pero puede venir aislado, porque no hablamos ahora de comprar sino de interesarse por juegos.

El mago disperso es el mago que se pierde entre tanta oferta de juegos que puede aprender, y que no sabe renunciar sino que le gusta todo. Lee un juego y le gusta, y quiere ensayarlo, y comienza… pero entonces ve otro juego y también le gusta, y va a su reunión de magos y uno de ellos le explica un juego y también quiere hacerlo, y lo que ha hecho el otro… Y al final se siente angustiado o asqueado de no haberse podido centrar, y no sabe ni lo que está haciendo. Hay muchos juegos que tiene a medio ensayar, apuntes que tomó que no ha pasado a limpio, ideas que le dijeron que siempre tiene pendientes de realizar, y al final no se acuerda ya de qué iban. No puede estudiar metódicamente un libro porque más cosas reclaman su atención y le distraen.

Hay un estudio psicológico que dice que las personas que tienen menos opciones para elegir, son más felices. Si vas a un restaurante con la idea de tomarte un filete con patatas con alguna salsita, y te dan a elegir entre diez salsas diferentes, y también te preguntan en qué punto quieres la carne, y te ofrecen para que elijas entre varios tipos de guarniciones, y te preguntan que de qué parte quieres el filete porque tienen varias piezas, que unas son más tiernas pero no tienen tanto sabor como otras,… Lejos de ver esa libertad de elección como una ventaja, la ves como un problema. Si eliges algo, piensas si no hubiera sido mejor elegir otra cosa en la que habías dudado pero que al final has rechazado… Sientes insatisfacción, porque sea lo que sea lo que elijas, sabes que hay mucho que te pierdes. Y da ganas de decir: _"No, mire, no me diga lo que puedo elegir, tráigame lo que pida más la gente, o lo que le guste más a Vd". De hecho, los camareros ya están acostumbrados a que el cliente diga eso y se tienen aprendido qué recomendar. Recuerdo un merendero en Altea (Alicante) que tenía sólo una tapa: una cazuelita de alubias con un plato de habas frescas para acompañar; no podías pedir otra cosa porque no tenían. Siempre estaba lleno y con gente esperando.

La dispersión puede desequilibrarnos. Necesitamos centrarnos, no dejarnos mecer al vaivén de las olas sino vernos quietos, concentrados en algo. Dicen los orientales que meditar no es otra cosa que saber pararse, estar en ti. Y por tanto, hemos de aprender a taparnos los oídos ante los cantos de sirena de todas las propuestas mágicas. Dice Roberto Giobbi que el arte del mago de nuestra época, con Internet, con tantas tiendas, revistas, libros, comunicación con otros magos… es el arte de saber renunciar.

La mentalización para evitar este desasosiego sería hacerse un plan y no salirse de él, como el que va a un hipermercado con la lista de la compra escrita en un papel, porque lo peor que hay es entrar en un hipermercado a comprar dos o tres cosas: sales con tres bolsas llenas. Sería pensar: VOY A APUNTAR AQUÍ EL PRÓXIMO JUEGO QUE VOY A ESTUDIAR, A APRENDER, A ENSAYAR, CON EL NÚMERO 1. Y CON EL NÚMERO 2 PUEDO AVANZAR YA CUÁL PUEDE SER EL SIGUIENTE JUEGO, Y TAMBIÉN UN NÚMERO 3. NO MÁS (porque si escribo más, entonces la lista pasaría a agobiarme y me sentiría esclavo de ella, como una condena para los próximos meses sin libertad de cambiar). Y TODOS LOS JUEGOS QUE VEA, QUE ME OFREZCAN, QUE LEA, QUE ME EXPLIQUEN, LOS VOY A MIRAR POR ENTRETENIMIENTO PERO SIN PRETENDER APRENDERLOS, PORQUE YO TENGO MI LISTA, MI PLAN DE TRABAJO. LO DEMÁS NO ME INTERESA. CUANDO TERMINE MI LISTA, A LO MEJOR EL SIGUIENTE DE LA LISTA ES ALGÚN JUEGO DE LOS QUE HE VISTO O ME HAN ENSEÑADO, PERO AHORA NO ME INTERESAN, NO ES LO MÍO, NO LOS VOY A TENER COMO ASIGNATURAS PENDIENTES. NO TENGO VIDA SUFICIENTE PARA APRENDER, ESTUDIAR, ENSAYAR Y PRESENTAR TODOS LOS JUEGOS DEL MUNDO, ASÍ QUE ME CENTRO EN LOS QUE PUEDO ABARCAR, QUE VAN A SER UN 0'005% DE TODO LO QUE PUEDA ACCEDER; LO DEMÁS NO ES PARA MÍ Y RENUNCIO YA A TODO ESO, PORQUE NO VOY A VIVIR TANTO, ASÍ QUE TENGO QUE ESCOGER UN POQUITO DE TODO LO QUE PODRÍA APRENDER.
#169738 por Daroca
02 Dic 2014, 16:49
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Le pasaba mucho a Nikolo, mi maestro, y a mí también me pasa algo.

Esto es un síndrome que experimenta el mago que va acumulando juegos de magia ya aprendidos, ya comprados y estudiados, en el que llega a un punto donde empieza a notar un hastío, un sinsentido, un no saber para qué está acumulando todas esas cosas.

No estamos hablando del coleccionismo como defecto a superar, como en los temas anteriores, donde un mago coleccionaba juegos recién comprados y que no llegaba ni a abrir o a ensayar. Ahí había que intentar no seguir comprando ni consumiendo. Pero este caso es diferente, aquí se trata de un coleccionismo sano, en donde se almacenan los juegos que el mago aprende y estudia, y al final queda una colección extensa, de decenas o cientos de versiones para cada efecto, en la que resulta difícil encontrarle el sentido.

:angry: _"¿Un juego más, para qué, si tengo cien de esos? ¿Que me vas a enseñar un juego de predicción de una carta?… ¡pero si tengo mil de predicciones de cartas, y seguramente mucho mejores del que me vas a enseñar! ¡No quiero más! ¿Para qué quiero aprender uno más, para estudiarlo, decir qué bonito, hacerlo a lo mejor a éste o al otro y guardarlo ahí a que se pudra con el resto de todo mi material? No sé para qué acumulo tantas cosas, lo peor que hay es el coleccionismo, porque luego te mueres y todo esto ¿quién se lo va a quedar? Lo tirarán a la basura o lo malvenderán o irá a manos de gente que no lo van a apreciar… Yo, de verdad, muchas veces pienso en venderlo todo o quemarlo todo, y quedarme con 20 juegos, los mejores, y sólo hacer esos. ¿Para qué quiero todo lo demás? Toda mi vida fabricando juegos como un cabrito y ensayándolos, acumulando aquí como si fuera esto la cueva de Alí Babá, y ¿para qué sirve tener este tesoro? Para nada, para dar pena del dinero que me he gastado, que podría haberlo gastado en comprar regalos o caprichitos a mi familia, y me lo he comido yo todo. Ah, pero no sólo el dinero… ¡y el tiempo! Para dar pena del tiempo que he invertido en tener todo esto, estudiarlo, apuntarlo… en vez de ese tiempo dedicarlo a mi familia o a pasear que me dé un poco el aire o en reírme con los amigos, en vez de estar aquí encerrado toda la vida, que si a esta carta hay que hacerle una esquina corta, que voy a hacerme un cargador para cargar mejor esto, que voy a imprimir a ordenador la predicción y a comprarme un sobrecito rojo sólo para ella, que si a ver si aprendo este pase, que a ver si estudio y ensayo esta rutinita… ¿Todo eso para qué? Para hacer el gilipollas, porque cuando pasa un par de meses, pregúntame por la rutina que he ensayado, ni me acuerdo del todos los efectos que tenía, como para acordarme de las técnicas… Esto es de locos.
Es que se te quitan las ganas de la magia, ves un juego nuevo y te llama la atención por lo ingenioso que es, y parece que te da ganas de aprenderlo, pero luego piensas que va a ir a la caja nº 78 o a la carpeta 43 B, y hala, un bulto más, un papel más. Me da risa cuando me dicen: _Mira, una moneda que atraviesa… ¡Pero tío! Pero si monedas que atraviesan cosas tengo cien juegos de esos: una, varias, una por vez, todas a la vez, y que atraviesan la mesa, la ventana, un cristalito, un espejo, una copa, el cuerpo del espectador, la tela de la chaqueta, una carta, el estuche, el monedero,.. y de cada cosa tengo varias versiones… Y mejor no me preguntes sobre efectos de elige una carta, piérdela, mezclo, aquí está. ¿Tengo que aprender un juego de éstos más o qué? ¿Y sobre todo, para qué?…"


Bueno, pues a esta persona hay que decirle que ¿cómo que "para qué"? Pues de momento para haber sido feliz, para habértelo pasado pipa con el hobby de la magia, el cual era uno de tus talentos con los que naciste y que tenías que desarrollar.

O sea, que has disfrutado como un niño con todos esos juegos de tu colección, y ahora te hastía el que ya no te sirvan para nada… ¿Pero es que pretendes que te sirva más de lo que te han servido? En ese caso la magia no sería sólo el mejor hobby del mundo, sería el jardín de las delicias, el Paraíso en la Tierra. Cuando aprendes un juego, no lo aprendes para el futuro, para almacenarlo y que en el futuro sirva. No. Lo aprendes para divertirte en ese momento y para presentarlo en ese momento o próximamente. Y como, una vez estudiado y comprado o fabricado el material, no lo vas a tirar a la basura porque sería una pena y porque más adelante te puede apetecer presentarlo otra vez, pues entonces se almacena. Pero su uso ya ha sido, no es algo para el futuro. Para el futuro no va a servir, lo que pasa es que algunas veces hasta sirve para más adelante, pero no pienses que tu colección es para el futuro, tu colección es, más que nada, PARA RECORDAR TODO LO BIEN QUE TE LO HAS PASADO, y si encima más adelante puedes usar esos juegos otra vez, pues ya miel sobre hojuelas, pero no es necesario.

Tu colección sirve también para enseñársela a tus amigos magos, para ir sacando en su presencia los juegos de una de tus cajas e ir comentando: a ver, esto qué es… ¡huy, que bueno es esto! ¡huy, que bonito es esto otro! ¿Cómo iba, a ver que leamos la explicación…? Y se pasa un rato muy agradable admirando tus tesoros y dándolos a conocer a otros. Él, encantado porque está aprendiendo juegos nuevos, y tú, más encantado todavía porque te está ayudando a recordar y a disfrutar todo de nuevo, y te lo estás pasando bomba mostrando a otro lo bueno que tienes.

Si tienes mil juegos de predicción de una carta, y te enseñan otro ¿Lo tienes que aprender, si lo más probable es que sea peor que los que tienes? Pues sí, lo tienes que aprender, lo tienes que estudiar, lo tienes que ensayar, lo tienes que presentar… aunque sabes que puedes hacer cosas mejores que ésa, pero el caso es divertirte. ¿O es que vas a rechazar viajar a ver un pueblecito porque has estado en París, Londres, Viena, Roma,.. y como eso no hay nada? Pues no, vas a ver el pueblecito. Y si te gusta viajar y has visto mil pueblecitos, no dejas de querer ver uno más, aunque vaya a ser más de lo mismo. Pues bien, más de lo mismo pero diferente… O sea, que no es realmente más de lo mismo. Más de lo mismo pero diferente.

Si tu hobby es la magia, no tienes por qué robar tiempo o dinero a tu familia o a otras cosas, hay que saber administrar el tiempo y el dinero, pues lo contrario sí que sería una enfermedad: el dedicar a la magia más dinero o más tiempo del que deberías. Pero en la dosis adecuada, es un don maravilloso el que te guste la magia, esa suerte no la tiene todo el mundo. ¡Qué lástima nacer y que no te guste la magia!… Bueno, es una exageración pero tiene algo de verdad, ¿no crees?

La mentalización sería: VOY A APRENDER CADA DÍA COSAS NUEVAS, AUNQUE YA TENGA OTRAS MEJORES U OTRAS DE LAS QUE NI ME ACUERDO, PORQUE NO ESTOY COLECCIONANDO JUEGOS, ESTOY DIVIRTIÉNDOME CON LA MAGIA. LO QUE PASA ES QUE LO QUE APRENDO LO COLECCIONO, POR NO TIRARLO Y POR SI ME SIRVE DENTRO DE UN TIEMPO, PERO MI OBJETIVO NO ES LA COLECCIÓN SINO EL DISFRUTE. Y LUEGO APARTE, MI COLECCIÓN ES CIERTO QUE ES UN TESORO QUE ME VA A DAR MUCHAS SATISFACCIONES CONTEMPLAR, REVIVIR, MOSTRÁRSELA A UN AMIGO MAGO QUE VENGA A MI CASA… LA COLECCIÓN ES UN POCO "MI ÁLBUM DE FOTOS", ES UN REGISTRO DE MI FELICIDAD, NO UN FIN EN SÍ MISMO. Y POR GRANDE QUE SEA YA, ESPERO QUE LLEGUE A SER EL DOBLE DE GRANDE, PORQUE INDICARÁ QUE HE VIVIDO EL DOBLE Y QUE ME LO HE PASADO BIEN EL DOBLE. Y CUANTO MÁS COSAS TENGA, MÁS PODRÉ RETOMAR ESTA O AQUELLA Y VOLVERLAS A ENSAYAR Y A PRESENTAR COMO SI FUERAN NUEVAS, PORQUE AFORTUNADAMENTE (NO DESGRACIADAMENTE) YA NO ME ACORDARÉ. OLVIDAR ES UN TESORO, PORQUE HACE NUEVAS LAS COSAS VIEJAS.
#169741 por Daroca
03 Dic 2014, 16:28
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También me ha sucedido.

Esta percepción equivocada de uno mismo, consiste en creer que uno "no vale" para ciertas cosas para las que en realidad sí que vale. Un mago puede considerar que él no tiene gracia actuando, que no tiene habilidad suficiente para realizar ciertas manipulaciones -luego tiene que apartarse de algunos juegos manipulativos o de todos ellos, porque "no son para él"-, que es incapaz de crear nuevos juegos porque no tiene imaginación, que él jamás podrá aprenderse la mnemónica, que nunca podría salir en un escenario ante un montón de personas desconocidas, que no vale para construirse aparatos de magia porque se le dan mal las manualidades, que no puede hacer reír a la gente porque no tiene chispa cómica, que él no valdría para salir en televisión haciendo magia, etc.

Es verdad que no todos tenemos las mismas cualidades. Ni en magia ni en ningún otro aspecto de la vida. Físicamente salta a la vista: unos somos bajos y otros altos, unos rubios, otros morenos, etc. Pero también hay diferencias psicológicas, de capacidades. Por ejemplo: unos son más despiertos por naturaleza, más rápidos intelectualmente, y otros tienen un ritmo más lento; unos son más inteligentes y otros menos, unos son más sensatos y otros tienen tendencia a vivir en mundos irreales por exceso de imaginación, unos son más hábiles por naturaleza y otros más atolondrados, etc.

Y si es verdad, como comentaremos a continuación, que la inteligencia puede desarrollarse, que la habilidad puede desarrollarse, no es menos verdad que existen limitaciones naturales que son diferentes de persona a persona. Es la dotación con que nacemos. Tú puedes estar mejor dotado que los demás en un aspecto y en cambio menos en otro. El darte cuenta de tus limitaciones sería Humildad, y es una virtud, porque no sólo es necesario conocerse sino aceptarse voluntariamente y no desear ser lo que no se es, estando muy contento con los dones que Dios o la naturaleza te han dado.

El otro día estuve hablando con un mago que comentaba que él no hacía "esos juegos que hacéis vosotros", refiriéndose a los de técnica manipulativa, que él hacía juegos muy sencillos, como el de la suma de las caras opuestas del dado y el 3 y 1/2 de rombos.

Yo, en seguida, le orienté según otro aspecto psicológico que no es el de hoy, y que trataremos próximamente, y es que no necesita hacer técnica manipulativa, que con juegos automáticos se puede ser buen mago, y no menos que los demás, que no había de tener complejo de nivel o "nivelitis" (como yo lo llamo), que en el arte no existen niveles, una vez que se ha aprendido la esencia. Siempre habrá niveles técnicos, pero con el mínimo nivel técnico, también se puede ser el mejor de los artistas.

Entonces me dijo que sí, que ése no era su problema, que él estaba a gusto haciendo cosas fáciles, que no sufría, lo que pasa es que a él le gustaría hacer lo que hacíamos los demás, y no podía.

Entonces eso ya entra de lleno en el tema de hoy. En primer lugar, hay que aceptar las limitaciones de cada uno. Podemos haber nacido con menor dotación de habilidad que la media, y por supuesto con mucho menos que alguien que tenga una dotación especial en ese sentido. Vale, pero en segundo lugar, lo que hemos que aceptar es solamente las limitaciones que tenemos, PERO NO MÁS DE LAS QUE TENEMOS. A mí me puede costar más que a otros el aprender una técnica y conseguir que me salga bien, y habrá técnicas muy difíciles que están demasiado lejanas de mis posibilidades, pero también es verdad que puedo acceder a ellas, poco a poco, con progresividad y con buenos profesores-compañeros. Pero perfectamente, es cuestión de tiempo y ganas.

Le dije que, si realmente le gustaría aprender técnicas manipulativas, que podíamos enseñárselas, pero muy poco a poco, a fin de que los dedos se le fueran haciendo a esa habilidad manual. Y los dedos van aprendiendo. Tenemos una dimensión cinestésica en el cerebro que está virgen si no la utilizamos. Cuando empezamos a desarrollarla es como si plantáramos una plantita, que fuera creciendo día a día. Lo que no hay que hacer es abordar directamente una técnica difícil, sino ejercicios progresivos de técnicas cada vez más difíciles. Esto lo sabe bien cualquier profesor de un instrumento musical. Asi que si este mago quiere mejorar su habilidad, va a poder, si quiere; otra cosa sería que no quisiera y que hablara por hablar… Entonces no podrá jamás, claro.


Entonces, la mentalización sería: YO TENGO DISPOSICIONES NATURALES DIFERENTES A LOS DEMÁS. HAY ASPECTOS EN LOS QUE ESTOY POR DEBAJO DE LA MEDIA, Y ASPECTOS EN LOS QUE ESTOY POR ENCIMA Y QUE INCLUSO SOBRESALGO MUCHO. PERO CUIDADO, EN LAS HABILIDADES PARA LAS QUE HE NACIDO MENOS DOTADO, QUE SE ME DAN PEOR, PUEDO MEJORARLAS NOTABLEMENTE Y SORPRENDERME GRATAMENTE HACIENDO COSAS QUE HAMÁS HUBIERA PENSADO. ES VERDAD QUE PROGRESARÉ MÁS LENTAMENTE QUE OTROS, ES VERDAD QUE NECESITARÉ PROFESORES DETALLADOS Y QUE TENDRÁN QUE DEJAR MUY POCO A MI INTUICIÓN, PORQUE ESTE ASPECTO NO BROTA DE MÍ, ME LO TIENEN QUE ENSEÑAR CON PACIENCIA, PERO POCO A POCO PUEDO LLEGAR A DESTACAR BASTANTE EN TERRENOS DE HABILIDAD: SEAN HABILIDAD MANUAL, ATREVIMIENTO PARA ACTUAR, GRACIA, VIS CÓMICA, ETC.
#169749 por Daroca
04 Dic 2014, 17:37
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Yo he tenido este trastorno y me ha hecho no progresar en la magia como podría haberlo hecho.

Hablamos aquí del perfeccionismo en el mal sentido de la palabra: la obsesión por la perfección de los juegos, la cual genera insatisfacción permanente en el mago, hace que el público note el juego poco natural, se introducen acciones que lo alargan y delatan la existencia de trampa, lo hace terriblemente incómodo y penoso de ejecutar y de practicar, favorece los nervios al presentarlo porque el mago está tenso al tener que cuidar de los miles de detalles planificados, y puede conducir al estancamiento del mago, a no progresar porque dude entre diferentes formas de hacer el juego y no se decida sobre cuál es mejor y que acabe por estudiar sus juegos sin presentarlos, o incluso abandonando la magia al ver que no le conduce a nada esa afición.

No hablamos del cuidado de los detalles, que eso es bueno y necesario, eso es uno de los aspectos que diferencian el truquero del mago. Cuando un juego acude a nuestras manos, hemos de tener claro que tenemos libertad para modificarlo, de pulirlo, bien porque no esté bien estudiado, bien porque obviamente no esté adaptado a nuestra forma de entender la magia o a nuestro estilo técnico. Y entonces viene el momento de estudiarlo, de pensarlo, de repensarlo, de soñarlo, de contrastar nuestras conclusiones con otros magos, de incorporar algunos de sus consejos y de rechazar otros de ellos, de contrastarlo después con la impresión y comentarios de los espectadores -que ven aspectos negativos que los magos no vemos- y de estar abiertos a la evolución del juego, que cambiará seguramente con el paso de los años.

Hay, pues, que perfeccionar el juego, pero no ser PERFECCIONISTA (en el mal sentido de la palabra), sino "PERFECCIONADOR", valga el término para designar al que perfecciona sin ser perfeccionista.

El PERFECCIONADOR simplemente va puliendo el juego, igual que un pintor da las últimas pinceladas, igual que un jardinero se interesa por el aspecto diario del jardín que cuida, igual que para hacer una cama se estira bien si se ha encontrado alguna arruga en la sábana. En cambio, el PERFECCIONISTA tiene una alteración de su conducta natural. Porque hacer bien el trabajo es muy natural, pero obsesionarse con la perfección es un desequilibrio en la conducta. El PERFECCIONISTA es el pintor al que no le basta con dar las últimas pinceladas de retoque, sino que emplea en esta labor más tiempo del necesario y más pinceladas de las necesarias, y aun así no se queda satisfecho, e incluso llega a estropear el cuadro; y el que haciendo una cama no sólo estirará la sábana si ve una gran gran arruga, sino que se fijará en las arrugas menores y aun en las que casi escapan al ojo humano, transformando la labor de hacer una cama en un trabajo terrible y en un absurdo.

Yo recuerdo haber invertido horas y horas, días y días, e incluso años y años en filosofar, en teorizar sobre lo que debe ser la magia, lo que deben ser los juegos, en manejar listas superprecisas de sutilezas, de principios, y a veces hasta de la locura de intentar aplicarlas todas a cada juego. Cuando ya había llegado a la conclusión de las pautas que había que seguir para estudiar un juego, ese esquema me duraba una semana, porque en seguida encontraba un aspecto de esa base teórica que entendía que había que cambiar, que era mejor de otra manera… El resultado es que me causaba inmovilidad, ese perfeccionismo teórico. Casi no podía ensayar ni practicar juegos, porque no conseguía acabar de estudiarlos.

Es como el que recibe a su familia en la cena de Nochebuena y les dice:
:sob: _Mira, mejor vamos al Mc Donalds porque no he hecho nada de cena.
:scream: _¿Pero por qué no has hecho cena? ¿Tan poco te importamos? ¿Tan poco te importa la Navidad? ¿Por qué no has avisado para que la hiciera otro de nosotros?
:tired_face: _No, no, es al revés, me importáis tanto, me importaba tanto esta cena que he estado dos meses planeándola, pero al final no me he decidido entre cinco menús que tenía en mente, y cuando me decidía por uno, luego no estaba de acuerdo con los pequeños detalles del mismo, hasta que al final había comprado los ingredientes para cocinarlos y me di cuenta que no era ésa la mejor opción sino otro menú que había rechazado y que ahora me parecía mejor… Total, que si entráis en la cocina, veréis: besugos, cordero, langostinos, cocido, pavo, un montón de material sin cocinar que al final lo tendré que tirar. ¡Nada era lo suficientemente bueno para vosotros y para una noche de esta categoría!
:worried: _Tío, ve a un psicólogo, de verdad…

Así que HAY QUE SER UN PERFECCIONADOR, PERO JAMÁS UN PERFECCIONISTA. LO PRIMERO ES UNA VIRTUD, LO SEGUNDO UN TRASTORNO PSICOLÓGICO.

LA PERFECCIÓN ES UNA IMPERFECCIÓN.

La mentalización para el que adolezca de estas tendencias, podría ser:
TENGO QUE PERFECCIONAR LOS JUEGOS, TENGO QUE ESTUDIARLOS, TENGO QUE CONTRASTARLOS CON OTROS MAGOS, PERO NUNCA, NUNCA SERÁN PERFECTOS, PORQUE ESO ES IMPOSIBLE AQUÍ EN LA TIERRA. SIEMPRE HABRÁN VÍAS ABIERTAS, SIEMPRE HABRÁ ALTERNATIVAS Y VERSIONES IGUAL DE DIGNAS, SIEMPRE EXISTIRÁN DETALLES ALTERNATIVOS TAN BUENOS COMO LOS QUE HE ELEGIDO. TENGO QUE BAJAR EL LISTÓN. DE LA MISMA MANERA QUE PUEDO ENAMORARME DE UNA CHICA SIN QUE SEA PERFECTA, SIN QUE SUS RASGOS Y CUERPO SEAN PERFECTAMENTE ARMÓNICOS, SIN QUE SU PERSONALIDAD SEA PERFECTAMENTE ENCANTADORA, SINO QUE EN SU NATURALIDAD IMPERFECTA ESTÁ SU PRINCIPAL BELLEZA, IGUAL PASA CON LOS JUEGOS. UN JUEGO BIEN ESTUDIADO PERO "IMPERFECTO", YA ES PERFECTO, DE LA MISMA FORMA QUE LA LUNA ES BELLA Y TIENE CRÁTERES, DE LA MISMA FORMA QUE EL SOL ES MAJESTUOSO Y TIENE MANCHAS.

POR TANTO INTENTARÉ PULIR LOS DEFECTOS QUE VEA Y AÑADIR LOS DETALLES QUE ENTIENDA QUE SON CONVENIENTES, PERO YA ESTÁ, NO VOY A TIRARME TODA LA VIDA CON UN JUEGO. CUANDO LLEGUE A UNAS HORAS DE ESTUDIO INVERTIDAS, SE ACABÓ, YA NO LO PERFECCIONO (A NO SER ALGÚN DETALLITO DENTRO DE ALGUNOS MESES). PORQUE COMO ME EMPEÑE EN PERFECCIONARLO MÁS, LO QUE VOY A CONSEGUIR ES VOLVERLO IMPERFECTO. LA NATURALEZA ES BELLA PORQUE ES IMPERFECTAMENTE ARMÓNICA, Y LO QUE ME PASA A MÍ ES UN TRASTORNO OBSESIVO, PORQUE NO VEO LA BELLEZA TAL CUAL ES SINO A TRAVÉS DE UN IDEAL DE PERFECCIÓN, EL CUAL ES PRECISAMENTE ES LO MENOS BELLO Y PERFECTO QUE PUEDE HABER.
#169758 por Daroca
05 Dic 2014, 16:07
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El efectismo -etapa que he pasado y que suele venir cada dos por tres a tentarme-, es la actitud del mago que consiste en ceder a los gustos del público (y a veces, en el colmo del absurdo, a los de los demás magos).

El mago efectista es un mago práctico, que busca magia que abra bocas, que produzca una explosión atómica en el público. Lo que le interesa es la reacción del público, por las razones que sea (sensación de poder, narcisismo de recibir grandes aplausos y exclamaciones, que le contraten, impresionar para ligar, etc), y por tanto deja de ser un artista para convertirse en un técnico de efectos especiales, un especialista en abrir bocas, que es el objetivo que le interesa. El efectismo es en cierto modo un arte también, pero un arte en el sentido de habilidad dominada, no un arte en el sentido de transmitir una emoción bella que antes has vivido y quieres compartir por puro altruismo.

El mago efectista busca juegos que funcionen, como el experto seductor tiene aprendidas estrategias que le hacen tener éxito por la psicología particular de las mujeres. Pero tanto el uno como el otro, lo que hay en el fondo es una gran mentira. Es el "arte" al servicio de un interés, cuando el arte se basa ante todo en la verdad.

La verdad del artista es haber alcanzado el cielo y reproducir esa sensación una y otra vez, para él y para los demás, a quienes ama. Y si se trata de magia, qué duda cabe que se producirán asombros entre el público, pero sin ser eso el objetivo principal. Lo fundamental es encontrar nosotros la perla maravillosa que nos aguarda a cada uno, escondida en la magia, y hacia la que una voz misteriosa no cesa de llamarnos. Esa es la verdad de la magia: una vocación, un talento innato, una llamada hacia la belleza, entendida según el prisma de cada uno. Y una vez que la hemos alcanzado, hemos realizado una hazaña, no pequeña por el hecho de que sea frecuente, y entonces ya podemos contribuir al bien de la Humanidad dando a conocer a los demás esa luz que hemos visto, esa perla que hemos encontrado.

El mago artista es sincero, es como la niña que te ofrece una flor de las que acaba de escoger una a una en el campo, como el niño que te regala una caracola de su colección encontrada en la playa. El artista regala su arte sinceramente, PARA QUE TÚ TAMBIÉN TENGAS ESO TAN BONITO QUE ÉL TIENE. No busca un interés, no busca aplausos, ni éxito, no busca dejarlos a todos "mataos"… No busca nada. Tiene y comparte. El artista es rico y te convida a su mesa.

Hagamos, pues, la magia a la que estamos llamados, no la que gusta al público, no la que gusta a los magos, ni siquiera la que nos gusta ver a nosotros en manos de otro mago, sino la magia a la que nos sentimos llamados. Hay un tipo de magia: unos juegos, unas técnicas, unas presentaciones, un estilo... que nos susurran: "Ven, ven, ven…". Y no estaremos felices hasta que no hayamos ido, sin serle infieles con otros estilos o formas. Son juegos y procedimientos que parece que nos buscan, que se nos adaptan a las manos, que nos hacen sentirnos felices haciendo magia de esa manera, porque la comprendemos, porque la sentimos, porque vibramos… Esa felicidad es la que hay que transmitir, y a nosotros mismos los primeros.

¿Por qué hacemos magia? La respuesta correcta ha de ser por vocación, porque hemos nacido para hacer magia, como el pájaro ha nacido para cantar. ¿Y por qué este tipo de magia y no otra? ¿Por qué estos juegos y no otros? ¿Por qué estas técnicas y no otras? ¿Por qué estas presentaciones y este estilo y este vestuario y no otros?… Pues porque si bien los pájaros cantan, también es verdad que cada uno canta según su especie, tanto que es posible reconocer al oír su canto, de qué pájaro se trata. Pues de esta manera, hagamos magia porque hemos nacido para ello, pero hagámosla según nuestra especie. Encontremos el pájaro que somos, y sencillamente cantemos, bien para contribuir al misterioso orden natural, bien para gloria de Dios, si se es creyente.

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