Últimamente he reflexionado algo sobre la manera de ensayar. Una de las pautas a las que he llegado es que los juegos los voy a ensayar en series de 5 repeticiones. Las primeras 4 mudas, y la 5ª con la charla. Me parece importarte ganar mucha seguridad en saber lo que tengo que hacer, para que luego esté tranquilo al pensar lo que tengo que decir.
Si contiene alguna técnica que me sea difícil o me sienta inseguro con ella, esa técnica además se practica en cualquier ocasión a lo largo del día, sin hacer muchas repeticiones seguidas, pero ir dándole para grabarla en la memoria cinestésica, es decir, para acostumbrar los dedos. O sea, por una parte la técnica, y luego, como cosa aparte, la secuencia técnica completa y muda cuatro veces para terminar con lo mismo pero hablado. Se descansa hasta un tiempo después o cuando se pueda, en que se vuelve a repetir la serie de cinco.
En el tema de la charla, prefiero redactarlas pensando en que sean escuetas y contengan el mínimo de palabras, sin darme mucha libertad para decir lo que quiera, para que sean lo más breves y concisas posible, lo cual no quiere decir renunciar a recrear ficciones mágicas o contar alguna introducción interesante, pero es para no alargarme o irme por las ramas (a lo cual soy propenso). Luego leerlas varias veces para que más o menos se me quede la estructura con bastante detalle, sin querer decir con ello memorizarla exactamente, pero con bastante detalle.
En la redacción de la charla señalo especialmente lo que tengo que decir y hacer en los momentos del clímax, momentos que son los que más hay que cuidar por su tremenda importancia. Y también intento meter un par de comentarios supuestamente graciosos o simpáticos (no necesariamente chistecitos) tras los cuales vienen sonrisas mías y se espera que del público. Lo que tengo que hacer en los clímax (enfatizar, pausa previa, ir in crescendo, o lo que sea) lo marco en verde por su gran importancia, y cuando tengo que sonreír me pongo este emoticono:
(es que lo hago con ordenador) Las sonrisas van también después de producirse cada clímax, no sólo tras los chistecitos o los comentarios simpáticos. Para mí son los dos momentos principales de la comunicación mágica: la sonrisa (que no es lo mismo que el humor, aunque muchas veces coincide) y el tratamiento del clímax, y también habría que añadir la forma de contar las cosas, la atmósfera mágica. Y por supuesto hay margen a la improvisación, me puedo salir del guión cuando yo quiera para soltar cualquier chistecito o comentario que se me ocurra, pero como cosa especial y después volver al guión. También incluyo notas sobre si tengo que poner música, cuál, cuándo y cuánto tiempo. Y en esa ficha no escribo nada de cómo se hace el juego, a fin de no liarme, porque esto es sólo para el guión de la charla, supongo que ya sé cómo se hace.
Si contiene alguna técnica que me sea difícil o me sienta inseguro con ella, esa técnica además se practica en cualquier ocasión a lo largo del día, sin hacer muchas repeticiones seguidas, pero ir dándole para grabarla en la memoria cinestésica, es decir, para acostumbrar los dedos. O sea, por una parte la técnica, y luego, como cosa aparte, la secuencia técnica completa y muda cuatro veces para terminar con lo mismo pero hablado. Se descansa hasta un tiempo después o cuando se pueda, en que se vuelve a repetir la serie de cinco.
En el tema de la charla, prefiero redactarlas pensando en que sean escuetas y contengan el mínimo de palabras, sin darme mucha libertad para decir lo que quiera, para que sean lo más breves y concisas posible, lo cual no quiere decir renunciar a recrear ficciones mágicas o contar alguna introducción interesante, pero es para no alargarme o irme por las ramas (a lo cual soy propenso). Luego leerlas varias veces para que más o menos se me quede la estructura con bastante detalle, sin querer decir con ello memorizarla exactamente, pero con bastante detalle.
En la redacción de la charla señalo especialmente lo que tengo que decir y hacer en los momentos del clímax, momentos que son los que más hay que cuidar por su tremenda importancia. Y también intento meter un par de comentarios supuestamente graciosos o simpáticos (no necesariamente chistecitos) tras los cuales vienen sonrisas mías y se espera que del público. Lo que tengo que hacer en los clímax (enfatizar, pausa previa, ir in crescendo, o lo que sea) lo marco en verde por su gran importancia, y cuando tengo que sonreír me pongo este emoticono:
(es que lo hago con ordenador) Las sonrisas van también después de producirse cada clímax, no sólo tras los chistecitos o los comentarios simpáticos. Para mí son los dos momentos principales de la comunicación mágica: la sonrisa (que no es lo mismo que el humor, aunque muchas veces coincide) y el tratamiento del clímax, y también habría que añadir la forma de contar las cosas, la atmósfera mágica. Y por supuesto hay margen a la improvisación, me puedo salir del guión cuando yo quiera para soltar cualquier chistecito o comentario que se me ocurra, pero como cosa especial y después volver al guión. También incluyo notas sobre si tengo que poner música, cuál, cuándo y cuánto tiempo. Y en esa ficha no escribo nada de cómo se hace el juego, a fin de no liarme, porque esto es sólo para el guión de la charla, supongo que ya sé cómo se hace.
