Ultimamente he resuelto un problema psicológico que tenía con la Magia. Resulta que había técnicas y procedimientos para realizar un efecto que me encantaba practicar y aprender, pero que no me gustaba nada presentar. Y al revés, métodos que me encantan para presentarlos pero que no me divierten en su faceta manipulativa o de riqueza de diseño intelecutal para ensayarlos.
Y hace poco dije: ¿Y por qué no se puede estudiar y practicar dos magias: una para el público y para mí, y otra solamente para mí (y quizá para amigos magos).
No sé si a alguien más le pasa esto. Antes me veía obligado a que la Magia que estudiara, practicara o ensayara debía de tener el objetivo de ser presentada ante el público en un futuro cercano (o por lo menos que ésa fuera la intención aunque nunca la llegara a estrenar), y eso me creaba una tensión, porque a veces no me coinciden ambos terrenos. Ahora ya me veo con libertad de ensayar cosas sabiendo que no son para presentarlas sino para divertirme yo, y luego otras que son para presentar. Ya sé que las que no se presentan, a lo mejor no se pueden llamar Magia; bien pues se les llama divertimentos malabares o como se quiera, no me importa.
El arte es expresar lo bello que llevas dentro, y eso lo consigo con la Magia para presentar, pero necesito también jugar con la magia, con las técnicas, y ahora lo estoy consiguiendo porque ya no me hago esclavo de que todo lo que estudio sea para el público, para que tenga un bautizo práctico.
No sé si me habré explicado. Siempre he despreciado la Magia para magos, pero ahora estoy descubriendo su sentido. Lo ideal es que las dos sean una (como Ascanio, "Magia hasta para magos") pero a mí me pasa que son dos y me gusta que sea así.
Anda, que menudo mensaje tan tonto y esquizofrénico, pero en fin...
Y hace poco dije: ¿Y por qué no se puede estudiar y practicar dos magias: una para el público y para mí, y otra solamente para mí (y quizá para amigos magos).
No sé si a alguien más le pasa esto. Antes me veía obligado a que la Magia que estudiara, practicara o ensayara debía de tener el objetivo de ser presentada ante el público en un futuro cercano (o por lo menos que ésa fuera la intención aunque nunca la llegara a estrenar), y eso me creaba una tensión, porque a veces no me coinciden ambos terrenos. Ahora ya me veo con libertad de ensayar cosas sabiendo que no son para presentarlas sino para divertirme yo, y luego otras que son para presentar. Ya sé que las que no se presentan, a lo mejor no se pueden llamar Magia; bien pues se les llama divertimentos malabares o como se quiera, no me importa.
El arte es expresar lo bello que llevas dentro, y eso lo consigo con la Magia para presentar, pero necesito también jugar con la magia, con las técnicas, y ahora lo estoy consiguiendo porque ya no me hago esclavo de que todo lo que estudio sea para el público, para que tenga un bautizo práctico.
No sé si me habré explicado. Siempre he despreciado la Magia para magos, pero ahora estoy descubriendo su sentido. Lo ideal es que las dos sean una (como Ascanio, "Magia hasta para magos") pero a mí me pasa que son dos y me gusta que sea así.
Anda, que menudo mensaje tan tonto y esquizofrénico, pero en fin...