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Estoy de acuerdo con Gustavo. La Magia puede producirse incluso sin palabras, y por tanto la participación y la conexión pueden consistir simplemente en que el público acepte el juego, que se meta voluntariamente en el papel de espectador (pasivo en la acción pero activo en la emoción) sin necesidad de recordarles teorías, noticias o experiencias de su vida que les hagan tomar interés, sino sencillamente porque ver algo bello INTERESA, a poco que el público tenga un mínimo de cultura y sensibilidad. ¿No interesa escuchar un buen concierto? ¿Hace falta elegir obras populares o conocidas para que el público conecte, o hablar un poco sobre la vida del compositor, o acaso haceles batir palmas como en la marcha Radetzky? Yo creo que no, aunque puntualmente está bien todo eso. De todas formas, los recursos que apunta Javier Coronet me parecen interesantísimos como herramientas para algunos juegos, aunque prescindibles sin que la magia pierda calidad.

Yo veo con muy buenos ojos los recursos para pescar la atención y el interés del espectador, pero creo que el principal es la belleza de la Magia, la sensibilidad del ilusionista y la sensibilidad del público. Con una audiencia educada y refinada mínimamente, o por lo menos en un ambiente que propicie estas actitudes, un simple juego de Ilusionismo bien hecho y estudiado, cuidando la belleza y la sensibilidad, y con sólo un poquito de buenos modales hacia el público -aunque sea nada más (y nada menos) a nivel de frecuentes sonrisas-, es suficiente para que un espectador sensible salga lleno por la experiencia mágica que ha experimentado.

Y los recursos para recrear las causas aparentes de los juegos (como hablar de noticias o teorías sobre supuestos poderes mentales) me parecen bien dentro del tono de "coña" que todo el mundo debiera percibir, de que todos jueguen y nadie resulte engañado o dudoso. Para mí, el Mentalismo es Ilusionismo, es una de las causas aparentes que se pueden mencionar para presentar Ilusionismo, con sus técnicas dramáticas propias. Y veo muy bien que se recree con este tipo de argucias psicológicas. A mí también me gusta aplicarlas a causas no mentales, como a los poderes presuntos de la varita mágica o el influjo de una gema o de ciertas palabras mágicas de origen ancestral que conectan con arcanos ocultos y olvidados. Todo lo que sea ayudar a sumergirse por unos momentos en mundos de fantasía es Magia, pero controlando, que la gente no es tonta, y si lo fuera, a lo mejor nuestra misión es hacer que deje de serlo.

Me apunto estos recursos interesantísimos. Gracias, Javier, por ofrecérnoslos con esa cultura tan extensa en fuentes y autores sobre el tema.