jajajaj, gracias por ponerlo. ¿Ves? El que no llora no mama.
¡Qué cabeza girada! ¡Unica! Esa presentación histriónica en que casi parece que estás matando al pobre Pako es para partirse. ¿Y los grititos que pega Pako de cerdo degollado? jaja ¿Y tú, Juan Luís, haciendo fuerza, en vez de girarlo fluído, que parece que es verdad que le estás rompiendo el cuello al pobre Pako. La gente se reía a carcajada limpia, mientras que con otros magos simplemente se asombran o empiezan a cavilar cuál puede ser el truco. Aquí se descohonan vivos. (La música no me ha hecho mucha gracia del todo porque tapa un poquito las palabras y despista).
Y luego ha aparecido Juan Escolano, porque ya estaba diciendo yo que a esta traca le faltaba el PUM. Lo que pasa es que continúa el número y nos hemos quedado con las ganas (y creo que iba a hacer los pompones, uyssssssssssssssss, qué pena), pero weno, algo es algo. ¿Y ese Pako, que cuando habla en japonés con esa voz tan... japonesa todo el mundo se ríe? ¿Y Juan Luís cuando dice: Y yo pa qué estoy aquí? Muy bien todo. Es que lo hacéis natural, porque cuando salís a escena con Juan parece que no está preparado (y no sé yo si lo está). No es una representación de una acción, es simplemente que entráis a acompañar al bueno de Juan, que dice que no le estorbáis.
Venga, pues como el que no llora no mama, a ver si caen más vídeos un día de éstos.
EDITO: Acabas de poner más vídeos. Gracias.
He podido deleitarme por fin con el pompón japonés y el dado al sombrero de Juan Escolano. Y he aprendido muchísimo aunque todavía no todo porque tengo que verlo varias veces más. En el Pompón he podido reconocer la CONFUSIÓN como emoción básica (uno, que lee el blog de Rubiales y ya sabe más que ayer y menos que mañana, chico, en la clasificación de las emociones). Una gran idea la de presentarlo como la interpretación confundida de unas instrucciones (Y genial cuando al principio dice Juan Luís ¿Y esto lo han inventado en Japón?, cuando solamente se tira de un cordón y sube uno de los pompones).
En el dado y el sombrero tenemos la emoción de la TERNURA y la NOSTALGIA, además de la de la SORPRESA cuando en un par de segundos se ve el dado y ya no se ve. También una buenísima idea la de ir interpretando las directrices de un espíritu. En ambos casos el mago es el primer sorprendido de la magia, con lo que quitamos la idea de reto y de superioridad ante el público. Y todo envuelto en la humanidad inimitable de Juan Escolano. (No me acaba de encajar tampoco la música del dado, me da una impresión más triste y poética de lo que es el juego, a mi juicio y en primera impresión, a ver si viéndolo más veces le cojo el tranquillo a la música. En cambio, el maná-maná, muy bien escogido. Enhorabuena). Dos obras de arte de Juan Escolano que tenía muchas ganas de ver y así se lo manifesté en su blog. Y hoy he cumplido mi sueño. Gracias.
¡CUCHI, MARUCHI, PERICUCHI!
Juan Escolano con el Pompón mágico.