Bueno, pues vamos con mis breves palabras de agradecimiento, y ya dejo paso a los comentarios sobre la revista, que viene cargadita de cosas muy interesantes y de autores y cronistas muy buenos.
Sobre el tema de las pizarras espiritistas hay publicados cientos de efectos y presentaciones, por lo que intentaré que éstas sean lo más originales e inéditas posible, a no ser por coincidencia casual.
INTERCAMBIO DE PAREJAS
Un par de espectadores eligen dos cartas de la baraja. De cada una de ellas se toma también la pareja del mismo color. Por ejemplo, un espectador elige el 10 de picas, y el mago busca también el 10 de trébol (el otro 10 negro) y coloca ambas cartas juntas; el otro espectador elige la Jota de Corazones, y el mago busca la de rombos y la pone junto a la otra jota.
El mago muestra dos pizarras, diciendo que para invocar las fuerzas mágicas de la naturaleza es preciso trazar unos símbolos cabalísticos y unos círculos de poder. Esa es la justificación para usarlas. Así que traza con tiza un par de círculos y por fuera de los mismos dos o tres símbolos enigmáticos. En uno de los círculos pega las dos cartas rojas con un poco de fixo a la superficie de la pizarra, un pequeño trozo de fixo arriba y otro trocito abajo, ambas un poquito descuadradas, para que se vean los índices por lo menos. Lo mismo hace con las negras en el otro círculo.
Va a cubrir todo con la pizarra superior, en cuya cara interior escribirá la palabras CABALA. Una vez juntas, realiza una invocación secreta y vuelve a abrirlas. Se ve cómo las parejas se han mezclado, es decir, que en cada círculo se ven los índices de una carta roja y una carta negra. Se despegan con toda claridad y se dan a examen para que se vea que se trata de las mismas cartas elegidas. Los símbolos enigmáticos siguen igual, y en la superficie interior de la pizarra superior se lee CABALA cuando el mago la muestra casualmente.
El procedimiento es obvio, si se conoce el funcionamiento de las Pizarras Espiritistas. Se tienen dos parejas idénticas a las forzadas pero intercambiadas y pegadas en el flap con fixo.
LA TENTACIÓN DE ADÁN
El mago muestra las pizarras, y en una de ellas dibuja un arbolito que representa ser un manzano (o bien está ya dibujado). Este árbol tiene dibujado también varios frutos redondos que pretenden ser manzanas, rellenados de blanco de tiza. El mago escribe al lado de cada uno ( o en su interior, si no están rellenados) un número para numerarlas. Hay 6 manzanas (se podría hacer con más, pero es que si no, habría que hacerlas muy pequeñas y no se verían tan bien).
Se cubre esa pizarra con otra, sobre la que se pintan (en su cara interior, no la que da al público) unos rayajos, simulando el viento que va a agitar el manzano y puede provocar la caída de algunos frutos ya maduros.
Se da a sujetar el par de pizarras en vertical a un espectador, rogándole que las apriete firmemente (se pueden sujetar con una goma longitudinalmente, para que no caiga el flap). Otro espectador sujeta debajo de ellas una bolsa de cambios tipo colador, que se ha mostrado vacía volviéndola del revés. Esta bolsa toca la parte inferior de las pizarras, como queriendo recoger la cosecha.
El mago, con las manos libres, da a elegir una carta a alguien del público, aclarando que el número elegido, si es del 1 al 6, determinará qué manzana queremos comernos. El espectador elige una 8. Se repite la elección, porque no sirve. Ahora saca una Dama, tampoco. Una tercera elección. Sale un 2. Bien, ya que es del 1 al 6. Así que el mago se concentra en el lugar en donde recuerda que estaba la manzana número dos, envía un pase mágico con sus manos y se le pregunta al espectador que sostiene la bolsa si ha sentido algo, le pide que introduzca su mano en la bolsa que estaba vacía. Sacará una jugosa manzana.
El mago separa las dos pizarras con suavidad y limpieza, sin hacer nada extraño, y se puede ver cómo el manzano tiene borrada la manzana número 2. En su lugar, puede haber una hoja más o un espacio en negro.
VIAJE ALUCINANTE
El mago muestra un sobre vacío, que da a examinar. Se pide a un espectador que lo pegue con la lengua, y se pega con un poco de fixo a la superficie de una pizarra.
Se da a elegir una carta que se hace firmar y se pierde de nuevo en la baraja, quedando en manos del espectador, que la introduce en el estuche de la baraja que le entrega el mago. (El mago ha robado la carta y la ha dejado en el maletín al tomar el estuche).
El mago saca de detrás del maletín otra pizarra (aprovechando para introducir la carta firmada que había depositado allí dentro de un sobre duplicado que estará pegado en el flap, cerrándolo con la goma adhesiva que llevará la solapa, y colocando el flap bien), que dice es para colocarla sobre la otra a fin de que el sobre no pueda ser tocado por nadie. Lo escenifica colocando una pizarra sobre otra, y las vuelve a separar, viéndose "de nuevo el sobre".
Dice que el motivo de usar las pizarras es para que se puedan trazar unos garabatos en torno al sobre, y que si alguien intenta introducir la mano para manipular el sobre, los dibujos queden algo borrados y se note. Se realizan dichos garabatos y se invita al espectador a firmar también el sobre. Se cubre de nuevo con la pizarra superior.
El mago se dirige al espectador que sostiene la baraja, la saca del estuche y la busca. Dice que no hace falta preguntar la carta porque es la única firmada. "Esta es. El cuatro de trébol ¿no? Dice mientras muestra la carta mostrándola al público tapando un poco la cara con la mano, pero viéndose entre los dedos los trazos de rotulador de la firma (como estarás suponiendo, se trata de un duplicado de la carta forzada, con unos trazos de rotulador a modo de firma que puedan imitar, medio tapados, la que después haría el espectador).
Ahora, el mago se vuelve hacia las pizarras que están sobre la mesa, dando el costado derecho al público. En este trayecto hace un enfile sin sustituir, es decir deja la carta encima de la baraja, pero sin llevarse ninguna, teniendo la mano derecha vacía pero simulando que sostiene una carta. Los espectadores no ven si hay o no hay carta porque les da el dorso de la mano derecha.
Hace el gesto de lanzarla, mientras el brazo izquierdo cae relajado con la baraja a lo largo del cuerpo. Muestra la mano y allí no hay nada. Parece que la carta firmada ha desaparecido. Se pide a un espectador abra las dos pizarras (si es que son magnéticas; si no, tendrá que hacerlo el mago) y que despegue el sobre y lo rasgue, pues está pegado con saliva. En el interior encontrará la carta firmada, cuya firma comprueba el espectador que la hizo.
BILLETE RECOMPUESTO Y ROTO
Este efecto es muy original, pues creo que no ha sido visto todavía. El mago pide un billete y entrega un sobre al espectador para que lo coloque dentro y pegue su solapa con saliva.
Este sobre se pega con un par de trocitos de fixo en una de las caras de una pizarra. En la otra se dibuja unas tijeras.
Se ponen en contacto ambas pizarras y se pide al público que escuchen. Se oyen unos "ras, ras" como de cortar. (No es estrictamente necesario este ruidito, pero es un detalle que se puede conseguir con una grabadora oculta o con un BlaBla en la manga, cuyo botoncito se oprime oportunamente).
Se ruega al propietario del billete que separe ambas pizarras (si son magnéticas; si no, el propio mago) y que despegue el sobre. La cara interna de la pizarra superior se muestra casualmente para que se vea que siguen estando las tijeras dibujadas.
El espectador abre el sobre y se encuentra su billete roto. Se lo lleva así.
Alguno de vosotros dirá: "no me gusta que se lleve el billete roto. Si eres mago tienes que recomponerlo". Pues no, yo creo que no, esa es la gracia del juego, pues antes lo habrás anunciado como "billete recompuesto y roto". Los magos no estamos para solucionar todos los problemas del mundo, sino para hacer Magia.
Se pueden añadir sutilezas, tales como que el sobre tenga un agujero a través del cual se vea el billete, y entonces una vez tapado con la pizarra superior, se muestra de nuevo como habiéndose olvidado de que el espectador tiene que firmar el billete a través del agujero, y ya el que se firma es el otro. El resultado es que el billete que saca el espectador al final, lleva su firma.
BILLETE ROTO Y RECOMPUESTO
Idéntico procedimiento que el juego anterior, pero al revés. El billete que el espectador introduce en el sobre es rasgado por él mismo y metido dentro, para después pegar el sobre. Se hace todo igual, pero en vez de dibujar unas tijeras dibujamos una varita mágica de hada.
Aquí si que es necesario hacer el detallito de la firma. Cuando el espectador abra el sobre y se encuentre su billete recompuesto y firmado por él mismo, no lo creerá.
Atención a la tentación de adivinarle ahora el número de serie. No lo hagas, pues podría hacer pensar que ha habido cambiazo, al ser una explicación que solucionaría ambos efectos de una sola vez.
SUPERADIVINACIÓN
Se escribe una predicción en una pizarra y se deja boca abajo sobre el velador (en realidad, no se escribe nada, o puedes escribir lo que sea para dar mayor sensación de realidad, total no se va a ver después).
Ahora, se pide a un espectador elegido al azar por el sistema de tirar una bola de papel o algo similar, que se ponga en pie y diga en voz alta una palabra, la que él desee. Entretanto, tú tomas un block de dibujo y escribes en él la palabra. Lo haces cara para ti, para que no se vea lo que escribes.
Sobre esa página amplia del block de dibujo tienes el flap oculto. En la mano derecha tienes dos cosas: una tiza y un rotulador. Escribes la palabra con tiza en el flap y también la misma palabra con rotulador en el block (si es una palabra cuyo significado se pueda dibujar, es mejor que escribas en el flap el dibujo y no la palabra con letras). No es difícil intercambiarse los instrumentos de escritura, estando los dos en la mano. Puedes, si te incomodan, dejar el que no uses en el hueco de la mano izquierda que sujeta el block y el flap.
Te aproximas al velador, tomas la pizarra con la mano izquierda mientras dejas allí el block cara hacia abajo, cayendo el flap sobre la mesa secretamente. Levantas la pizarra en alto (pero sin que los espectadores vean todavía la cara donde supuestamente escribiste) diciendo que recuerden todos que la predicción la hiciste al principio de todo, cuando no sabías qué palabra se iba a decir. Sigues diciendo que luego el espectador eligió libremente una palabra que ha resultado ser ESTETOSCOPIO, por ejemplo. Coges ahora el block para mostrar la palabra que has escrito allí, pero al levantarlo haciéndolo bascular (porque levantas la parte más cercana a ti), el flap quedará sobre la mesa. En ese momento dejas la pizarra sobre el flap, que si es magnético se pegará, y si no, ahora te diré como adherirlo a la pizarra.
El caso es que el movimiento pretende dejar la pizarra sobre el velador y mostrar seguidamente la palabra escrita en el block de dibujo, cosa que viene muy bien al discurso que estabas haciendo, mostrando cada elemento en un movimiento natural y despreocupado. Es ahora cuando sujetas el block cara al público con una mano y con la otra vuelves limpiamente la pizarra y se ve allí escrita también la misma palabra o el dibujo de la misma, ya que lo que se ve es el flap adherido.
Si la pizarra no fuera magnética o el flap no se pegara bien, tendrás que dejar caer el flap de forma que sobresalga un poco del borde de la mesa, hacia ti. Así, al colocar la pizarra encima, podrás coger el conjunto de ambos por la parte que sobresale, y apretarlos entre sí a medida que los vas sacando de la mesa, para que el flap quede superpuesto o adherido a la pizarra.
BROMA PARA DISTENDERSE UN POCO
Tomas una pizarra y dibujas simbólicamente un hombre y una mujer, el hombre con cuatro palitos y una cabeza con ojos y sonrisa, y la mujer con formas más femeninas, falda y pelo largo, también con ojos y sonrisa. A los laterales de la superficie para dibujar; así quedará en medio un espacio. Dices que esas dos figuras de hombre y mujer simbolizan el Ying y el Yang, y que un espectador tiene que pensar una palabra y escribirla allí entre las dos figuras.
Dices que cuando esté escrita la cubrirás con la otra pizarra (que muestras y las colocas juntas un momento para escenificarlo), para que así sin que nadie pueda mirar la palabra escrita, intentar adivinarla. "¿Está comprendido?" _"Sí".
Bien, pues toma la tiza, piensa una palabra y escríbela mientras yo miro a otro lado. Separas las pizarras mirando a otro lado, muestras la cara de la pizarra donde escribiste los monigotes, y suena una carcajada monumental, porque todos pueden ver que el monigote masculino ha abandonado su puesto y está abrazado a la muñequita dibujada, besándose y saliendo corazoncitos.
(Sólo besándose, no lo hagas guarro, salvo en despedidas de soltero si acaso; un poquito de clase y distinción
).
PAPI MAMI PARA NIÑOS
Qué bonito es el efecto de los conejitos de esponja, tanto para adultos como para niños. Sin embargo, en actuaciones infantiles no se puede llevar a no ser que sean pocos niños, porque no lo iban a ver bien. Pues con las pizarras se puede hacer. Se dibujan dos conejitos, se dejan un ratito las pizarras, y al abrirlas se puede ver que han criado, pues junto con los dos conejitos dibujados se ven un montón de conejitos más.
Si no sabes dibujar conejitos, pinta perritos o gatitos, que a lo mejor hasta gustan más a los niños.
Como presentación, te recomiendo lo siguiente: que los dibujes al principio de la actuación y dejes allí las pizarras. A veces, entre juego y juego (aunque no siempre) te acercas y miras dentro, mostrando a todos que siguen ahí los conejitos y que no se han escapado. Dices: "No, todavía no ha ocurrido una cosa que quiero enseñaros". Un poco más tarde: "mmm, no, todavía no. Un poquito de paciencia", mostrándolos de nuevo. Y al final de la actuación: "¡¡SIIIIII, YAAAAA, YA SON PAPAAAAAAS, HAN TENIDO CONEJITOS, HAN TENIDO CONEJITOOOOOOOOS, UN APLAUSO PARA LOS CONEJITOOOOOOOSSS!!
Bocas abiertas de asombro garantizadas en todos los niños. Lo comprenden perfectamente, y el milagro de la procreación, aunque sea simulado, es el más impactante de todos. No faltará quien te diga: "Regálame unooo, magooo, regálame unoooo".
PRECIOSIDAD
Y para finalizar, una preciosidad.
Muestras las pizarras. Dibujas un huevo. Las pones juntas. Si el público es infantil, les dices que envíen aliento para darle un poco de calor. Si es adulto, le das aliento tú y pones la mano extendida sobre las pizarras, como queriendo transmitirle tu calor corporal.
Separas las pizarras y se ve cómo el huevo se ha roto y hay dibujado un pajarito que ha salido del huevo.
Pero ahora viene lo mejor. Juntas las pizarras, las agitas y sale un pajarito volando VIVO que se va perdiéndose por el amplio cielo, si es al aire libre.
Si no es al aire libre, para evitar matar al pajarito porque se quede encerrado dentro del local, puedes hacer lo mismo con una paloma, aunque es más vulgar (aunque más espectacular), y si tu número es de palomas ya tienes una aparición más, o para combinarla con una desaparición que tengas por ahí.
La aparición del pajarito es sencilla. ¿Conoces esas jarras de cerveza alemanas que tienen una tapa, que cogiéndolas por el asa puedes abrir y cerrar la tapa con el pulgar, presionando sobre una pequeña palanquita? Bien, pues dentro tendrás el pajarito. (Harás agujeritos en la tapa metálica para que pueda respirar, o mucho mejor, te construirás un recipiente de cartón u hojalata agujereado con el mismo procedimiento de apertura que la jarrita).
Esa jarrita la tendrás en una caja en el velador, de la que has sacado las pizarras y la tiza. Al dejar la tiza, vas allí con las pizarras, dejas la tiza y coges la jarrita que estará en todo momento tras las pizarras. Descubres el dibujo del pajarito. Aplausos. Y ahora es cuando pones las dos pizarras juntas y al agitarlas, abres la jarrita con el pulgar y saldrá el pajarito volando, sobre todo porque con un movimiento brusco hacia arriba, eres tú el que liberas al pajarito. (Haz pruebas, no sea que no pueda salir). Si es con palomas, puedes utilizar un recipiente más grande, o bien hacerla aparecer por el sistema clásico de paloma en el pañuelo, sólo que tras las pizarras.
Nada más empezar a leer, veo con sorpresa lo del regalo de las pizarras espiritistas. Pocos juegos me han producido tanta sorpresa y boca abierta, como el de esta súbita aparición de mi nombre en tan prestigiosa revista. Gracias a Alzimagic por esa deferencia con La Dama Inquieta, y sobre todo gracias a la Dama Inquieta por elegir este cruel destino para las pizarras, que no saben donde se meten, las pobres. Muchas gracias, de verdad. Quedo a vuestros pies.
, con nuevas ideas, nuevos relatos y mucha magia.
Gracias, Alberto, Melgar y Andoni. Por cierto, que cuando leí la revista no estaba incluído todavía tu artículo sobre la Faro y no lo comenté. Si se explicaran así como lo haces tú todas las técnicas y juegos, se arruinarían las editoras de videos, sobre todo con algo tan asustante como la Mezcla Faro, que consigues que nos quede "muy clarito, muy clarito", que diría Inés, y sobre todo descubriéndonos qué tipo de barajas son las mejores. Esa es la clave fundamental, pienso yo.